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Sus manos apretaron firmemente las sábanas de la cama como si buscara una salvación. Su cuerpo, desnudo y expuesto estaba frente a los ojos de su esposo, dándole la espalda ocultando su rostro y con las caderas en alto. Mordió la tela bajo su rostro reteniendo sus gemidos ante las embestidas de su esposo Alfa. La mano fuerte del nombrado lo obligó a dejar su guarida y apegar su espalda con el pecho de su contrario. Lan Xichen respiró sobre su glándula roja e hinchada saboreando de su aroma a lotos. Jiang Cheng se sentía tan pequeño y frágil entre los brazos de Lan Xichen, pero también se sentía protegido y contento.
Lan Xichen lo obligó a voltear su rostro para atrapar su labios mordidos. El pene de Lan Xichen continuaba ingresando a su interior, no como antes ya que no entraba por completo, pero aún así no dejaba de ser placentero cuando arremete contra sus tiernas paredes internas.
__ Cariño, no acalles tus gemidos. __ Susurró el Alfa cerca de sus labios. El tenía una sonrisa y en sus ojos se reflejaba lo mucho que se estaba conteniendo convirtiendo su mirada en doble estimulante ante los ojos llorosos de Jiang Cheng.
Jiang Cheng cerró sus párpados y de sus labios sus gemidos y quejidos se liberaron con descaro. El Omega se dejó caer nuevamente sobre el lecho ensuciado de sus fluidos. Joder, los sirvientes se darían cuenta, ahora cómo mostraría su rostro ante ellos. Además, si debía de hablar de indecoroso, el anomatopeya cuando Lan Xichen penetraba y salía de su trasero era tan vergonzoso para sus oídos. Se preguntaba cómo era la vista de Lan Xichen desde esa posición, pues desde su perspectiva no podía ver lo que pasa, pero la imaginación siempre demostraba que tan grandiosa podía ser con simplemente escuchar y en este caso, también sentir como se abrían paso a su antes entrada virgen. Tan exquisito.
__ Xichen... __ Sollozó con la voz rota de tanto gemir, con el cuerpo tan delicado a los toques de su esposo. __ Alfa... más...
Su voz tan rota y cantarina provocaba que Lan Xichen quisiese hacer mayor desastre en él. Jiang Cheng, sumergido en el placer, con su conciencia tan blanca como sus túnicas que yacían ahí tiradas en el suelo. Levantó más su trasero y el ataque en ella dejó de ser compasivo.
Lan Xichen gruñó y suspiró cuando por fin se había liberado en la entrañas de sus hermoso Omaga que respiraba agitado al igual que él. El nudo no se formó puesto que ambos no estaban en su siglo de calor. Al salir del interior de Jiang Cheng, su semen emergió derramándose por el lindo trasero de su esposo, además, su cuerpo se movía en un vaivén de sube y baja, con el cuerpo brilloso por el sudor. Lan Xichen sintió la llama de fuego prenderse de nuevo en esa mañana ante la vista erótica. Sin embargo, se obligó a contenerse o de lo contrario estarían encerrados en el Hanshi el resto del día sin descansar.
Acunó a su Omega desnudo en sus brazos. Lo cubrió con la sabana. Situó un beso suave en su frente y sonrió contento.
__ Mereces un descanso. __ Anunció Lan Xichen sin dejar de esparcir su aroma a sándalo. __ Perdón si fui muy impulsivo. __ Jugueteó con la cabellera suelta del menor.
__ Eres una maldita bestia. __ Se quejó Jiang Cheng ocultando su rostro en el pecho de su esposo sintiéndose a gusto con las caricias en su espalda. Lan Xichen rió.
__ Para la próxima me voy a controlar mejor, lo prometo. __ Lan Xichen volvió a besar su frente.
__ No es necesario. __ Exclamó tímido el Omega acurrucandose aún más en el pecho de su Alfa. Lan Xichen sonrió teniendo la tentación de decir algunas palabras más:
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Descendiente De La Fuerza Y Pureza | Xicheng
Romance¿Quiénes son los cuatro Jiānhùrén? Fue la pregunta de muchos al ser la habladuría más famosa en todas las regiones de China. Chismes que buscaban manchar sus imágenes, historias discribiendoles como dioses en medio de los mortales, anécdotas de much...