Aquino llegaba al departamento de Duxo después de haber ido de compras con la castaña y ayudarla a elegir bonitos conjuntos con diversos colores violetas. Estaba por cerrar la puerta de aquel departamento cuando sintió como alguien lo tomaba de su sudadera.
-¡¿Donde estabas Aquino?!- Hablo gritando el azabache quien agarraba de los hombros al castaño quien se encontraba asustado por tan repentino grito.-¡¿Quien era ella?! ¡¿Me engañas con esa zorra acaso?!- El ojilila no dejaba de gritar mientras que al castaño le latía el corazón a mil por hora gracias al susto que se dio al entrar. -¡Dime Aquino!- termino de gritar el de abrigo de paloma.
-Ella es mi amiga...- Hablo con miedo el castaño mientras agachaba la cabeza para evitar la mirada del mayor, repentinamente sintió como lo tomaban del mentón y lo hicieron dirigir la mirada hacia arriba y entonces sintió un beso, uno posesivo y no uno dulce como los que habían compartido antes. -Duxo, yo...- no lo dejaron terminar.
-No quiero que estes de regalado con nadie más, ¿Entendiste? No quiero que piensen que mi novio es una puta.- dijo el azabache. -Yo te amo Aquino y no me gustaría pensar que te andas revolcando con quien sabe cuantas zorras.- Y entonces Duxo lo volvió a besar pero esa vez de una manera un poco más suave aunque posesiva.- Mejor vámonos a dormir de una vez, mañana toca universidad.- Y así ambos se fueron a dormir.
Duxo no tardó mucho en quedar rendido en los brazos del morfeno, mientras que Aquino aún sentía ganas de llorar ante los horribles gritos de Duxo, ¿Ya no podría ser tan cercano a Mictia? Ella era como su hermanita y no quería dejar esa cercanía, lo mejor era hablar las cosas con ella y tal vez llegar a un acuerdo.
Y de tanto pensar, el ojimiel se quedó profundamente dormido.
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Este capítulo es más corto ya que tengo planeado que los demás duren mucho más que los pasados al igual que no tenia muchas ideas para este capítulo.
-335 palabras