Aquino estaba solo, triste y vacío al mismo tiempo, su vida dejó de ser suya para pertenecerle a otra persona, a una que creía que lo amaba. Su libertad denegada y los múltiples abusos lo hacían ver más de cerca lo que significaba en realidad vivir, sufrimiento y agonía.
No lo entendía, a pesar de llevar más de diez meses sufriendo por culpa de Duxo, aun seguía sin comprender el porqué de las cosas, ¿Por qué lo trataba de esa manera? ¿Acaso nunca fue suficiente para el? Su corazón roto lo hacía lamentarse, quería tumbarse en el piso y llorar asta que sus ojos queden secos, pero ya no podía, las lágrimas ya no salían.
Aún con tristeza levantó su cabeza que estaba gacha al estarse quedando dormido, volteó a su lado derecho y de nuevo las lágrimas amenazaban con salir, alzó su mano y la miro detenidamente, viendo como el blanco vendaje fue manchado por un líquido carmín.
Soltó un suspiro pesado volviendo a poner su mano debajo de las sábanas, con temor de que su vista volviera a encontrarse con esa herida. Se metió entre las sábanas de la cama y cerró sus ojos intentando ya no pensar más en el "incidente" de hace ya cuatro días.
Ahora que lo recuerda, su vida durante tres días había sido demasiado tranquila como para vivir encerrado, Duxo no había entrado a la habitación o por lo menos no lo había visto entrar, su vendaje no se cambiaba desde hace dos días, temía que se infectara la herida de su mano.
Se esforzó para no seguir pensando en lo mierda que lo a tratado la vida, su vida había sido una total basura desde que se había mudado a esa casa que consideraba un verdadero infierno. Una casita del horror que lastimosamente, todo dentro de ella era real.
*toc toc*
¿Quien será? Aquino sabía la respuesta pero en el fondo deseaba no saberla, Duxo era el que estaba detrás de la puerta, esperando el más mínimo ruido para comprobar que estuviera despierto. Ya ni siquiera podía descansar en paz...
-¿Aquino?-la voz grave de aquel azabache se escuchó detrás de la puerta, Aquino volteó la mirada de mala gana hacia la puerta.-¿Aquino? Vamos, contéstame, se que estas despierto.-el castaño resoplo y como pudo se levantó de la cama, decidido a abrir la puerta pintada de blanco.-¡Aquino! Que bueno que me abriste tu la puerta, quería verte de pie y con fuerzas...-lo tomó de la cintura, Aquino sintió el toque sobre encima de su ropa, sintiendo desagrado ante el tacto ajeno.
Duxo beso sus labios, un beso indecente y lascivo, Aquino intento no vomitar al sentir como la lengua del ojilila se paseaba por toda su cavidad bucal. Duxo coló de manera traviesa sus manos dentro de la ropa de Aquino que retrocedió un poco ante el tacto intrusivo.
-Duxo, No lo vamos a hacer ahora...¿Verdad?-temía la respuesta, entrecerró sus ojos mirando expectante la cara del pelinegro que le sonrió de inmediato.-¿Duxo?-los labios del más alto se posaron sobre los del castaño, robando un beso para nada inocente.
-¿Por qué no hacerlo? ¡Vamos! No es como si fuera la primera vez...-sus manos se pasearon por todo el cuerpo ajeno, tocando sin pudor alguno la suave piel nívea, paseando lentamente sus dedos por todo el abdomen del más bajo, Aquino soltó quejidos, sintiéndose culpable por disfrutar aquel tacto.-Te gusta, ¿Verdad? ¿Para que te niegas? Deseas esto tanto como yo.-esas palabras lo hicieron querer golpearlo, se sentía tan sucio al sentir que su cuerpo por naturaleza, era estimulado por esos roses agresivos, sentía que poco a poco su piel era manchada con algo que jamás podrá quitar.-Ahora te quejas y me pides no hacerlo, pero en un momento, estarás como una perra en celo gimiéndome por más.-
De nuevo las manos de Duxo se removían entre la ropa del chico más joven, estrujando y moldeando la suave piel de su abdomen, mordía aquel blanquecino cuello dejando marcas parecidas a moretones, Aquino sintió aún más repulsión al sentir como la lengua del ojilila saboreaba su cuello. La lengua ni las manos de Duxo se quedaban quietas, recorriendo cada rincón del cuerpo más pequeño, sintiendo cada vez más excitación al ver los pequeños temblores del ojimiel que estaba totalmente atemorizado.