Aquino sospechaba que Duxo lo engañaba, no quería pensar mal de él, pero daba todas las señales, veía con total enojo el como Duxo veía de una forma tan descarada a la chica castaña que pasaba constantemente cerca de ellos. Aquino se lo reclamaba, era tan asqueroso tener que observar todas esas miradas y sonrisas resbalosas entre ambos, hablaba con él y Duxo solo sabía tacharlo de loco.
El castaño se encontraba caminando por los pasillos de la universidad mientras hablaba con su amigo Soaring, todo eran risas en aquella charla pero de un momento a otro, aquella animada charla se volvieron llantos por parte del castaño, ¿Por que el llanto? Fácil, encontró a Duxo besándose con la chica castaña quien cínicamente solo sonrió en dirección al de ojos color miel.
-¡Yo lo sabía Duxo! ¡Sabía que me engañabas con ella y cuando te lo reclamaba siempre me decías que estaba loco!- Gritaba mientras lloraba aquel castaño que estaba con el corazón destrozado, Soarinng intentaba calmar el llanto de su amigo dándole pequeñas caricias en la espalda al mismo tiempo que le gritaba de cosas a la chica que no paraba de burlarse. -¿Pero sabes algo? ¡Terminamos y no quiero volverte a ver en mi vida, engreído de mierda!- Grito una última vez y aun con los ojos llorosos agarró del brazo a su amigo de abrigo amarillo que seguía discutiendo con la chica y salieron de la universidad.
-¿Estás bien Aquisi?- el de abrigo amarillo recibió una mirada llena de tristeza por parte del castaño y vio todo el sufrimiento por el que estaba pasando. -Lo siento mucho Aquinito, ese webon no te merece- El castaño río un poco por la expresión usada por su amigo y lo abrazo.
El cálido momento fue interrumpido por el azabache quien tomó bruscamente a Aquino del brazo y lo llevó en dirección a su auto. El ojimiel intentaba zafarse del agarre pero no lo logró.
Duxo era más fuerte.
Y eso podía traer consecuencias.
-Aquino no puedes terminar conmigo, por favor, no puedo vivir sin ti.- Rogó el azabache quien recibió una mala mirada por parte del castaño.
-No pienso volver contigo, me mentías y me engañabas con esa tipa. Eres una escoria.- Escupió veneno en esa palabras.
-¡No todo es mi culpa Aquino! Ella fue quien me provocó, te lo juro, por favor vuelve conmigo.- Dijo el azabache con lágrimas de cocodrilo. El castaño negó y cuando estaba dispuesto a irse sintió como el azabache lo tomaba de la mano por lo que instintivamente volteó.- ¡Si me dejas me voy a matar! ¡¿Escuchaste?!- Grito y Aquino sintió miedo, miedo de que se lastimara, el sabía que Duxo no era de hablar por hablar, el era capaz de todo. -Por favor Aquino, entiéndeme...-
El castaño sintió tanto miedo y se echó a llorar, ver a Duxo de esa manera, rogándole, hizo que sintiera una punzada en lo más profundo de su corazón.- No quiero que te lastimes Duxo pero...- Aquino agachó la cabeza.
-¡¿Pero que?! ¡¿Ya no me amas?!- Le grito histérico aquel chico que no lo sabía reconocer, ¿Donde estaba el Duxo amable, sereno, dulce y comprensivo? Aquino no podía ni ver la sombra de quien era antes. - ¡Contesta Aquino!- Grito esta vez más fuerte el pelinegro.
-¡Yo te amo a ti Duxo! El problema es que no se si creerte...- la última frase la dijo con un hilo de voz. -Si vuelvo contigo...¿Me prometes nunca volver a fallarme? Yo de verdad te quiero y mucho pero si me engañaste una vez, ¿Quien me asegura que no lo volverás a hacer?- el castaño termino de decir aún con voz rota y ojos rojos por el llanto.
-Te prometo que no lo volveré a hacer, ella fue quien me beso, te juro que yo no quería...- Lloraba lágrimas falsas para hacer sentir mal al chico que tenía enfrente.-Por favor Aquino, olvidemos todo lo qué pasó hasta ahora y volvamos a empezar, te juro que no te voy a fallar de nuevo...- El castaño lo pensó.
¿Que pasaría si Duxo lo volviese a engañar? Lo miro de pies a cabeza y luego vio su mirada, se veía tan mal como él. No le costaba nada perdonar, ¿Verdad?..
-Bien, pero porfavor, trata de serme fiel esta vez, no me gustaría perderte, eres lo más preciado que tengo. Te perdono Duxo...- El ojimiel abrazo al mayor y empezó a llorar en el pecho de este, mientras que el pelinegro daba suaves toques en la espalda del castaño, la cara del azabache era adornada por una sonrisa cínica, sin intenciones de nada bueno.
Soaring a lo lejos veía la escena, preocupado y confundido, ¿Como era posible que su amigo lo haya perdonado de una forma tan sencilla? Sentía que algo malo pasaría si Aquino se quedaba alado de aquel tipo que no parecía tener ningún tipo de buena intención.
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-799 palabras
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Violentometro | Anti-Duxino
Fiksi PenggemarA pesar de lo mal que lo trataba, él lo amaba.