-Culpabilizar-

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Aquino lloraba acostado en la cama que compartía con Duxo, tapando su cuerpo con las sábanas mientras hipaba por el llanto. 

—¿Por qué Duxo? Me lo habías prometido...— dice mientras se lamenta internamente por caer de una manera tan ingenua.— Me engañaste de nuevo.— le habla a la nada mientras recuerda como la chica se disculpaba con el, Emi no tenía la culpa, fue otra víctima que calló en las redes de aquel despreciable sujeto que lastimosamente aún ama.

Todo paso de un momento a otro, ese día salió con prisa para la universidad y se había acordado a mitad de camino que olvidó  de uno de sus cuadernos que necesitaba para ese mismo día, así que sin perder más tiempo, volvió al departamento y al abrir la puerta los vio besándose en el sofá, evidentemente Aquino le reclamó y Duxo lo negó todo y culpó a la chica de pelo rosa con mechones azules.

Emi salió indignada pero no sin antes disculparse con Aquino por haberse entrometido en su relación con él azabache, la chica se dio la vuelta y abofeteó a Duxo, gritándole de cosas y gritándole que nunca más se le vuelva acercar.

El azabache empezó a pelear con el castaño una vez la chica salió del departamento. Aquino le recordaba cada una de las palabras que el azabache le juro cumplir.

Aquino lloraba de la rabia, de la impotencia mientras veía el suelo, apretando sus puños e intentando contenerse. Duxo gritaba sin contener su ira y frustración, nuevamente Aquino le había cagado el juego.

-¡Todo es tu culpa Aquino!- Grito sin pensar el ojilila ya arto de la situación.- ¡Te engañe por el echo de que no sabes satisfacerme! No quiero seguir escuchando tus lloriqueos infantiles, me largo.- Se dio la vuelta pero antes de que se fuera el chico que lloraba hablo en un susurro.

-¿Mi culpa? Dime Duxo, ¿Qué hice mal? ¿Porque dices que no te sé satisfacer? Ni si quiera hemos tenido relaciones o algo de intimidad, ¿Que te falta? ¿Que quieres de mi?.- Elevo un poco la voz ante lo último. El ojimiel escuchó una risa o más bien una carcajada de parte del mayor. -¿De que te ríes? ¡¿Que te causa tanta risa?! ¡Esto es serio Duxo!- El menor ya no soportaba la rabia a tal punto que estuvo apunto de golpear a Duxo, detuvo su golpe y tomó aire intentando calmar sus emociones, no, no lo golpearía, él no es como Duxo.

-¡Por eso mismo! Siempre que intento dar el siguiente paso "tu no estás listo", ¿Qué tengo que hacer para que me entiendas? ¿O para que me des lo que quiero? Solo te pido algo y no me lo das, llevamos meses y ni siquiera me dejas tocarte más de lo común, acaso...¿No me amas?- Chantajeo el chico que sonaba desesperado.

-¡Yo te amo Duxo! Pero entiende que no estoy preparado para dar un paso tan grande, nunca e tenido intimidad con nadie. Lo único que te pido es que me des tiempo, pero de verdad no me presiones, si te sentiste frustrado o insatisfecho por favor perdóname, no fue mi intención hacerte sentir de ese modo.- Aquino sonaba desesperado, Duxo sintió una gran satisfacción al verlo disculparse con tal desespero.

-Claro que fue tu intención, aún sabiendo lo mal que me pone verte cerca de ellos tú le sigues y le sigues, parece que no te importo. Mientras más te digo las cosas, más constantemente me desobedeces, ¿Qué acaso solo tratas de llamar mi atención? ¿Quieres sentirte con poder al estarme engañando con esos dos? Pues no lo estás logrando Aquino, solo logras que tenga unas inmensas ganas de dejarte botado en cualquier lugar. Todo es tu culpa, todo lo que está pasando es culpa tuya porque ya no te soporto y solo quiero tener un maldito descanso de tu actitud tan egoísta y egocéntrica.— Aquino no pudo más, se desplomó sobre el suelo, arrodillándose y dejando que las lágrimas recorran su camino con total libertad.

Duxo se dio de nuevo la vuelta y con una sonrisa descarada dejó al chico más bajo arrodillado en el piso de aquella solitaria sala. Aquino se abrazó a sí mismo intentando consolarse, se sentía solo, triste, frustrado y enojado consigo mismo, culpándose de todo lo malo que le estaba sucediendo, pensando en como él había arruinado absolutamente todo en aquella relación, ¿De verdad él era el único culpable de aquello? Tal vez Duxo tenía razón, solo era un maldito egoísta que pensaba en sí mismo.

Se levantó del suelo, apoyándose sobre el respaldo del sofá y sosteniendo su cabeza con una mueca de dolor, su cabeza le dolía de una forma tan horrible gracias al estrés causado por la discusión y la situación en la que había encontrado a su pareja y una persona ajena a su relación. Se dispuso a caminar por el pasillo en dirección a la habitación que compartía con su pareja, se recostó sobre la cama y cubrió todo su miserable ser con una sábana, lamentándose y preguntándose el porqué todo lo malo le pasaba a él.

Y con preguntas aún sin respuesta se quedó profundamente dormido.

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-849 palabras

Violentometro | Anti-DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora