Capitulo 16

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Luego de hablar con Luigi, sobre la situación en la que se encontraban nuestros amigos, ambos les dijimos a los chicos que Daniel se había quedado dormido en la cabaña y que Leidy no se sentía muy bien, así que se quedó dormida en una habitación ella sola, al parecer no somos tan malos mintiendo ya que los chicos no hicieron preguntas al respecto y cada quien se fue a su respectiva habitación.

Por motivos personales, ajenos a mi, los chicos decidieron como dormirían y al final solo quedamos Killian y yo.

—Bueno, parece que voy a dormir contigo — mencionó serio a un lado de mi, en cuanto los chicos se fueron.

—Por lo que veo, si — dije mirándolo desde donde me encontraba sentada — ven vamos a mi cuarto, me estoy muriendo del sueño.

Subimos las escaleras a mi habitación y Killian cerró la puerta en cuanto entro.

—Si quieres te puedo prestar algo de ropa — mencione mirándolo sentada en la cama.

—No creo que tengas algo que me quedé — Mencionó sonriendo, mientras me levantaba a buscarle algo en mí closet.

—puede que te quede, a mi me queda grande — dije tendiéndole una camiseta de Pink Floyd que había comprado hace unos meses, normalmente la usaba como pijama por lo grande que me quedaba, así que supuse que a él le quedaría bien.

Killian la agarro y entro a mi baño, yo me coloque un pijama cómodo, y me metí en la cama de una vez, él salió del baño y dejo la ropa en la mesa del ordenador que estaba en mi cuarto, se acercó a la cama y se acostó junto a mi, mirando hacia arriba.

Se escuchó el sonido de la cama en la habitación de al lado y pequeños gemidos femeninos.

 Dios, quería que me tragara la tierra.

—Eres pésima mintiendo — dijo volviendo de lado para verme.

—Claro que no, ¿de que hablas? — dije haciéndome la loca sin mirarlo.

—Leidy y Daniel están en la habitación de al lado, pudiste engañar a los demás pero no a mí — dijo mirándome fijamente — conozco a mi amigo, así que no es necesario que intentes taparlo conmigo.

—No soy pésima mentirosa, y tampoco te estaba ocultando nada a ti, me hubieses preguntado y te digo, ambos me pidieron que no dijera nada a los demás, no quieren que Laila y Mario lo sepan — comenté aún sin voltear hacia el.

—Claro que eres pésima mentirosa — volvió a repetir sin dejar de mirarme.

—Por? — pregunté volteando hacia el.

No me había percatado de la cercanía que ambos teníamos, casi choco de frente a el, me moví un poco creando algo de distancia entre ambos.

Acostada frente a el pude detallar mejor sus facciones, lucía dos pequeños cortes en una de sus perfectas cejas, sus ojos color miel me recordaban un poco a los de su madre, sus labios estaban un poco entreabiertos, adornados con un pequeño piercing de color negro.

Todo el gritaba peligro, pero mi conciencia no me permitía alejarme de el, sin darme cuenta cada vez me encontraba más cerca de el en la cama, hasta que lo tuve completamente de frente.

—Bésame — las palabras salieron de mi boca más rápido de lo que pensé, sin darme tiempo a meditar si estaba haciendo lo correcto.

—Estaba esperando que me lo pidieras, Princesa — fue lo último que oí de sus labios.

Su mano se deslizó sutilmente por mi cuello y sentí la presión de sus labios contra los míos, con tanta delicadeza que me permitió sentir un ligero escalofrío recorriendo mi cuerpo entre el miedo y el placer.

Love Yourself, Emma. (Completa, Sin Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora