﹙ 23 ﹚

1.8K 250 26
                                    

Sus sentimientos lo estaban consumiendo. Cada toque de Yoongi lo hacía estremecer y eso que aún ni siquiera estaba del todo desnudo. Sólo tenía su bóxer, pero las inquietas manos de Yoongi ya habían roto ese límite porque acariciaban sus glúteos por debajo de la tela.
El mayor estaba siendo diez veces mejor que en cualquiera de sus fantasías, estaba encima suyo diciéndole que ahora todo de él le pertenecía y si, eso quería Jimin. Quería ser tomado y reclamado por Yoongi. Quería ser suyo, por completo, en cuerpo, mente y alma.
El mayor terminó de hablar y Jimin asintió mordiéndose el labio inferior, pasando sus manos en suaves caricias por la espalda del ajeno. Miró su pecho y notó esos lunares que había visto cuando visitó la casa por primera vez, estaban por todas partes y quería apropiarse de todos ellos.   

—Te deseo. —Dijo acercándose a los labios de Yoongi y el mayor ya no sabía cómo contener su dura erección que empezaba a doler. —Tanto que saboreo el café de tu boca y me tiemblan las piernas. —Yoongi dejó un corto beso en los ya hinchados labios del menor y bajó entre besos por su pecho hasta atrapar uno de sus pezones en su boca, lo mordisqueó y lo lamió provocando un estremecimiento en el cuerpo del adverso, deslizando hacia abajo la última prenda que cubría a Jimin. Divisó su desnudez y confirmó que Jimin era un ángel, era perfecto y entre sus piernas de hallaba el paraíso, su paraíso y su perdición. Acarició sus muslos internos con las manos y miró a Jimin fijamente. La mirada de Yoongi era espesa, cargada de deseo, oscurecida porque tras ella se escondían sus deseos más lascivos.

—Quiero devorarte por completo. —Dijo el mayor irguiéndose en el sofá, desabrochando su pantalón y sacando un preservativo de su bolsillo. —¿Estás seguro de esto, cariño? —Preguntó, algo que en otra situación y con otra persona no hubiera preguntado. Jamás le interesó ni se preocupó por alguna otra pareja sexual, y nunca lo habían rechazado ni dejado a punto de empezar el sexo. Pero Jimin le importaba, muchísimo. Porque tenía pensado ser suyo, ser sólo de Jimin, satisfacer y complacer sólo a Jimin.
El menor le quitó el preservativo de la mano y lo ayudó a despojarse de sus últimas prendas para así finalmente deleitarse con la muy exquisita vista del mayor desnudo. No disimuló su sonrisa cuando vió el prominente tamaño de su hombría. El menor abrió el envoltorio del preservativo y lo sacó. Yoongi estaba fascinado con lo que Jimin estaba a punto de hacer, le gustaba muchísimo. El menor tomó el miembro de Yoongi, envolviendolo con su cálida mano y colocó el preservativo perfectamente. Preparó al mayor para lo que estaba por venir.

—¿Eso responde a tu pregunta? —Preguntó, pasando su mano por el abdomen de Yoongi, mirándolo con el mismo deseo que recorría el cuerpo del mayor. Yoongi le sonrió, algunos de sus cabellos rubios caían por su frente y tenerlo así de desnudo y excitado entre sus piernas frente a la luz cálida de la chimenea, estaba provocando que Jimin pierda la cabeza.

El mayor besó la boca de su amante, deslizando su mano entre las piernas de este mismo para así acariciar la entrada del menor. Jimin soltó un jadeo sobre sus labios cuando la primer falange de Yoongi se abrió paso en su interior. Era un sentimiento exquisito que lo llevó a desear más y cuando estaba a punto de pedir más, Yoongi introdujo la segunda falange.

—Hazlo, Yoongi. —Dijo en un gemido ansioso.

—¿Hacer qué, amor? —Ese maldito apodo, esas cuatro letras que a Jimin lo hicieron temblar de felicidad, de anhelo, de alegría.

—¿Amor? —Dijo posando sus manos en las mejillas de Yoongi, mordiéndole levemente el labio inferior, sintiendo como hundía un tercer dedo en su interior. —¿Así que así de íntimos somos?

—Tan íntimos como mis dedos explorando tu intimidad. —Dijo sobre su boca quitando sus dedos al ver que el menor estaba lo suficientemente dilatado.

—Quiero más. —Gimió. —Lo quiero todo.

—Todo. —Yoongi jadeó sobre la boca adversa y alineó su dura hombría en la antrada ajena.

—Sí. Todo de ti, lo quiero todo. —Sus cuerpos estaban totalmente juntos, Yoongi se encontraba entre sus piernas mientras que Jimin lo abrazaba por los hombros y con sus piernas a la altura de la cintura. Sintió el temblor de sus caderas cuando Yoongi se hundió por completo en él, fue lento pero lo hizo de una sola embestida. Lo llenó como había estado deseando llenarlo desde el primer día. Se miraron a los ojos, sintiendo los latidos frenéticos de sus corazones golpeando en su pecho, cómo habían conectado en ese instante, no lo habían sentido con nadie más. Jimin sonrió agitado, emocionado, satisfecho. Yoongi le devolvió la sonrisa y empezó a mover su pelvis, saboreando el cálido recibimiento que le brindaba el opuesto. Posó sus manos en el respaldo del sofá y sus movimientos empezaron a tornarse más rítmicos.

Los gemidos de ambos no tardaron en hacerse oír por la casa, inundando la sala. El sofá empezó a chirriar segundos después cuando Yoongi tornó sus embestidas más duras y las uñas de Jimin se clavaron en su espalda. Lo miraba con tanto deseo, tanta intensidad, tanta calentura que se sentía sucio y lascivo. Tenía el cuello de Yoongi a escasos centímetros y podía sentir su perfume varonil colarse por sus fosas nasales y embriagarlo, ese perfume era tan adictivo y sentirlo así de bien mientras estaba siendo embestido por Yoongi era una experiencia que no podría borrar de su mente jamás en la vida. Dejó besos en su cuello y en su oreja. Jimin empezó a jadear cerca del oído de Yoongi porque quería que recuerde su voz, sus gemidos. Quería que esta noche quedara grabada en su memoria y en su piel.

—Dime que eres mío, Yoongi, cariño. —Jimin le susurró al oído, dulce, tierno y caliente.

—Soy tuyo, amor mío. —Dijo con su voz rasposa, aumentando sus movimientos, sintiendo las intensas olas de placer chocando contra sus cuerpos. —Soy lo que tú me pidas. —Yoongi besó su mejilla, tomando sus caderas, embistiendolo con profundidad.

—Sé sólo mío. —Buscó su boca, apretando su agarre en la espalda del mayor, sintiendo el vaivén de sus estocadas y cómo lo hacían estremecer. —No mires a nadie más, no toques a nadie más.

—Te pertenezco. —El mayor besó su boca suavemente, dando embestidas bruscas, profundas pero lentas. Haciendo que el orgasmo de Jimin se libere y recorra todo su cuerpo. Logrando que su esencia se libere mientras que él se adueñaba de todos sus gemidos con un beso. Sintió como Jimin se derretía entre sus brazos, se deshacía en deseo y se consumía ante el placer. Justo así, en ese instante, supo que este era el hombre con el que quería pasar todos sus días y que le pertenecía, para siempre. Para cuando Yoongi logró llegar a su orgasmo, se encontraba escondiendo su rostro en el cuello de Jimin mientras este tenía su mano posada en su cabello, enredando sus dedos en sus hebras y apretando levemente estas mismas. Volvió a susurrarle al oído que era suyo, como una promesa que tenía pensado cumplir para siempre, pues no se había sentido jamás así y no quería hacerlo con nadie más, no podía pensar ni imaginar a nadie más. Jimin lo abrazó cuando este se recostó a su lado, no quería despegarse de él, quería estar tan cerca de Yoongi hasta que los dos se vuelvan uno mismo otra vez.

Miró su cabello algo despeinado y sus rebeldes mechones rubios pegarse al sudor de su frente. Volvió a besarlo, porque se había vuelto adicto a sus besos y desde que descubrió esta adicción se había vuelto todo un consumidor diario. Durante lo que restó de la noche, no pensó en los dichos de Michelle, pero si en algún momento lo hubiera pensado, se sentiría tan tonto.

Jimin sentía su corazón alegre, su alma en paz y su mente... Su mente sólo pensaba en lo mucho que estaba empezando a sentir por Yoongi.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❝Stupid boss❞ 𔘓﹙Yoonmin﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora