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Eran las tres de la madrugada cuando Jimin observó su celular por última vez. No había podido dormir nada. 

Desde que salió del trabajo en la tarde, su mente no dejaba de trabajar, de pensar y sobre pensar al respecto de todo lo ocurrido en la jornada. Taehyung le había preguntado qué le pasaba pero no encontró necesario decirle a su cuñado todo lo que había acontecido, porque en ese caso, tendría que contarle el hermoso día anterior. Y no estaba emocionalmente bien como para rememorar el maravilloso día que había tenido anteriormente. 

Yoongi hizo sus intentos de llamar la atención del menor, pero estas no surtieron efecto. Jimin estaba enojado, dolido y muy decepcionado de Yoongi. Pero mas le molestaba haber confiado en alguien que tenía claras intenciones de solo acostarse con él y luego seguir su vida como si nada. Todas esas citas, esos momentos tan tiernos en donde Jimin pensaba que Yoongi estaba siendo él mismo, habían sido nada mas que una farsa para acabar con los resultados que el mayor estaba buscando desde un inicio. Se sentía patético porque, a pesar de las circunstancias actuales, se había encariñado. Pensaba en el viaje a Japón, la vez de las maquinitas y cómo al regresar había sido tan dulce con su hijo. Pensó en el viaje a Daegu, cuando almorzaron en su casa, el día del desfile y los numerosos trajes que le regaló. Pensó en ese beso, tan corto que lo había dejado con ganas de más. Si, tenía ganas de más, tenía ganas de todo.

Tenía ganas de Yoongi. Tenía ganas de sentir su piel, de probar sus labios con más atención, de adueñarse de él, de consumirse en él. Yoongi había despertado en Jimin la llama del deseo y esta no se podía consumir con nada. Sólo con Yoongi.

Soltó un suspiro y luego tomó su celular una vez más. Observó las notificaciones, y en efecto, tenía varias llamadas perdidas de su tormentoso jefe.  Sonrió incrédulo y se mordió el labio inferior, estaba tan furioso como indignado. ¿Por qué las cosas tenían que resultar así para él? ¿Por qué no era Yoongi el que haya caído primero? Estaba seguro de que Yoongi si sentía deseo por Jimin, desde el primer momento, pero... Jimin sentía más que sólo deseo. 

Se resignó a dormir cuando eran las cuatro de la madrugada y tan sólo dos horas más tarde se despertó para darle inicio a un nuevo día. Ayudó a su hijo a cambiarse, le hizo el desayuno y luego lo acompañó hasta la escuela. Al regresar a casa se dio un baño y se puso un traje de color azul, camisa blanca y corbata negra haciendo juego con sus zapatos. Tomó su mochila y le dijo a Taehyung que iban a ir juntos, su cuñado dijo algo respecto a que se veía bastante somnoliento, pero le restó importancia. Cuando ambos llegaron a la empresa, fue casi diez minutos tarde, así que para ese horario Yoongi ya estaba encerrado en su oficina. Jimin no le preparó su café, no se acercó a saludarlo y si podía evitar tener contacto con él, mejor. Pero Yoongi era su jefe, así que tarde o temprano ocurriría lo inevitable.   

—Buen día Jimin. Acompáñame a mi oficina.

El mayor había salido de su oficina para ir directamente hacia Jimin. El menor le devolvió el saludo y posteriormente lo siguió hasta su oficina. Cuando ambos estuvieron adentro, el menor se sentó en la silla, y se encontraban exactamente como habían estado el día anterior.  Veía el inmenso ventanal detrás de Yoongi y pensó que tirarse del último piso del edificio sería diez veces más divertido que compartir ese incómodo cruce de miradas.

—¿Necesita algo? —Rompió el silencio.

—Espérame un segundo. —Tomó su celular del bolsillo y marcó a un número en específico. Esperó a que alguien lo atienda en lo que Jimin estaba ahí sentado sin saber qué planeaba su jefe. —Hola, si madre. —Puso el teléfono en altavoz. —¿Te reuniste con Michelle ayer? —Tenía el celular pegado a la oreja, pero su mirada clavada en Jimin. 

—Si, nos comunicó la noticia ayer en la mañana... ¡Estamos muy emocionadas por la boda!

—Cancélala. —Dijo enseguida, del otro lado sólo reinaba el silencio.

—¿Por qué? —Dijo la madre de Yoongi, sin entender lo que su hijo quería decirle.

—Lo que oíste. No voy a casarme con Michelle. —El mayor carraspeo su garganta y siguió mirando a Jimin. El menor no podía creer que Yoongi esté enfrentando a su madre de aquella forma. —Rompí el compromiso hace ya un tiempo, he conocido a alguien. Y es alguien a quien quiero.

—¿Qué? Yoongi, piénsalo bien. Michelle es la heredera de...

—Es una decisión tomada, madre. No voy a casarme con ella y no te estaba pidiendo opinión, simplemente te lo estoy haciendo saber. Ten buena tarde. —Le colgó el teléfono y lo dejó sobre la mesa. 

Jimin pasó saliva incómodo, no entendía que estaba planeando Yoongi al hacer aquello. ¿Buscaba su perdón? En primer lugar, lo que más le molestaba es que Yoongi no le haya contado todo desde un inicio.

—Parece que ahora tienes problemas. —Dijo el menor jugando con sus dedos.

—No me importa. —Yoongi se cruzó de brazos. —Antes de que tú aparezcas en mi vida, ya tenía problemas. Pero desde que tú apareciste, mi único problema es dejar de decepcionarte. —Mantenía su mirada en el menor. —No paro de decepcionarte Jimin. Y no me estoy victimizando.

—Todos decepcionamos a las personas, no es algo que se pueda controlar. —Estiró su mano y Yoongi la tomó. —Todos somos imperfectos, yo también cometo errores. —Acarició con su pulgar la mano del ajeno. —No voy a mentirte que lo de ayer fue... Decepcionante. Me gustaría que tengas la confianza de contarme esas cosas, sé que no soy nadie para exigirte esto, pero quiero que confíes en mi.

—Yo cancelé el compromiso hace unas semanas. Creía que era algo resuelto y definitivo, lo era de mi parte. Pero no esperé que Michelle entrara e hiciera todo eso. —Entrelazó sus dedos con los de Jimin. —Sé que costará que confíes en mi, pero no puedo estar en malos términos contigo cuando eres la única persona en la que pienso todo el día.

Jimin sintió cómo sus mejillas se acaloraban al escuchar las palabras del mayor. Quizá no sería tan difícil perdonarlo, a esas alturas ya se le había pasado el enojo. Era tan fácil ser persuadido por Yoongi. Le gustaba su compañía y le gustaba él.

—Gracias por lo de hoy. —Miró al mayor a los ojos y comenzaron a llegar notificaciones en el ordenador de Yoongi. —Me gustaría que hablemos más, pero es hora de ponerse a trabajar.

—Te llamaré cuando salgamos del trabajo ¿Bien? —Dijo el mayor soltando sus manos, sin querer hacerlo realmente.

—Bien, estaré esperando tu llamada.

—Y yo esperaré a que me atiendas. —Mencionó con una sonrisa, recordando que le había dejado miles de llamadas perdidas al menor.

Ambos se dispusieron a hacer su trabajo. Jimin fue hasta su oficina y Yoongi se dispuso a abrir los correos, pero, mientras respondía, vio a su derecha como se iluminaba la pantalla de su celular. Con el ceño fruncido tomó su celular, asegurándose de que las notificaciones eran de sus madres. Le habían dejado cientos de mensajes cuestionando la decisión que él había tomado, sobre las consecuencias, sobre que lo reconsidere. Pero no quería responder ninguno de sus mensajes, no había ni siquiera uno en el que estén contentas porque él había conocido a alguien y que realmente lo quería. Todos eran para intentar convencerlo de casarse con alguien por pura conveniencia. Quizá unos meses atrás hubiera considerado casarse con Michelle. Pero su realidad era otra, jamás imaginó conocer a Jimin y llegar a quererlo tanto, a desearlo tanto. No cambiaría su decisión ni aunque el presidente se lo pida, preferiría quedarse en la ruina antes que dejar a Jimin y al suave calor de sus brazos.

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❝Stupid boss❞ 𔘓﹙Yoonmin﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora