ORLENA
No logro recordar cómo era —y es —la fortaleza de los Lepori, aunque debo agregar a eso, que en la que me encuentro pisando y observando ahora, es extremadamente elegante.
No me doy el tiempo a inspeccionar todo lo que hay a mi alrededor, porque cuando estamos todos en el recibidor —hall —, Malone nos indica —con un gesto que hace con su brazo —, que lo sigamos.
Hacemos lo indicado, atravesando un cuarto abierto —sin puertas —el cual conduce a un pasillo con paredes color beige. Hay cuadros decorativos de diferentes tamaños y diferentes pintores.
Según parece la familia Spinelli, es una de esas familias que son amantes del arte. Lucen como una galería de artes. ¡Este rinconcito es magnífico! Pasamos de largo la exposición y nos conduce a través de un arco a unas escaleras que llevaran a un lugar en lo desconocido hacia las profundidades de la mansión. Lo oscuro —casi sin visión —me aterra, como no ha idea.
En las paredes de piedra maciza solamente había unas antorchas sujetas por un hierro fino. Debo decir, que alumbran cada escalera, pero a mí, estas escaleras, la pared, la poca luz que hay, me recuerda a un sitio del que jamás quisiera volver en la vida: los pasillos que dan a La cueva.
Mi mente empieza a recolectar imágenes desagradables mientras voy bajando de escalón a escalón, hasta que de un momento a otro, mis pies dejan de bajar y se mantienen en un solo escalón.
Mi cuerpo, empieza a temblar, voy de las primeras, así que los que vienen por detrás se aglomeran detrás de mí.
Lo que viví allí fue escalofriante y aunque vayas con un especialista, realmente te ayuda a sanar, pero a veces el dolor es tan grande que cuando estas en un lugar —como ahora que te recuerda y que te hace trasportarte a ese sitio tan ruin, no es agradable pensar, es destructivo para una persona que haya pasado tantos malos tragos.
Mi vista a estas alturas está completamente nublada, llegando al punto de que no focaliza absolutamente nada, estoy ida. No escucho, siento ni veo nada. Ahora bien, percibo que ninguno me ha dejado sola.
Todo en mí se nubla, mi cuerpo en estos momentos, no lo domino yo. No sé lo que está ocurriendo ahora mismo, pero preferiblemente quisiera que me sacaran de esas oscuras escaleras. El tiempo debe de trascurrir y yo no me doy cuenta, sin embargo, siento como mi cuerpo se va relajando poco a poco.
—Ella estará bien —sigo entre el limbo y la realidad, estoy entremedias de esas dos realidades paralelas; escuchando la voz de Andreas a la lejanía. Por supuesto era él. Él ha pasado madrugadas enteras junto a mí, sabe de mi proceso, delas infinitas charlas que he tenido con mi psicóloga; quién debe estar desesperada por saber dónde me encuentro ahora.
—Abre los ojos Leona, tu eres más fuerte que tus propios demonios —quiero hacer caso a lo que me dice aquella voz, quiero abrir los ojos, lo que ocurre, es que tengo a mi cuerpo entero en contra, haciendo todo lo contrario. Al parecer, los mensajes no llegan a la parte del cerebro a donde debe llegar la información.
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Il passato torna sempre
Mystery / ThrillerSINOSSI Venecia es un lugar maravilloso, pero... ¿qué hago aquí? Escapar. ¿De quién? De mi familia. Llevo aquí más de cinco años. Llegué a esta fabulosa ciudad al cumplir mis 18 años, el mismo día de mi cumpleaños escapé de mi infierno personal. Mi...