Capitolo 10

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ORLENA

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ORLENA

Seguramente me hayan dormido y dado morfina para que no me doliese tanto el cuerpo cuando me despertara. No tengo porque ser adivina para ser justamente donde estoy. Sé el momento exacto donde me desmayé. Todo lo demás por obvias razones no las sé decir. Tendré que esperar al médico para saber lo que me hicieron, cuanto tiempo debo estar internada y todo lo demás.

Las preocupaciones por los demás pesan en mi mente más que las mías propias. Mis amigos llegan a mis pensamientos como si un meteorito estuviera a punto de estrellarse en la tierra.

¿Isacco en verdad les habrá dejado libres? No me fio mucho de las intenciones de ese hombre. Puede engañar a cualquiera, y aunque prometa algo, después puede suceder todo lo contrario. Siempre se ha salido con la suya, solamente por tener la fortuna que posee.

Los Lepori jamás salen perdedores de alguna batalla, en vista de que siempre sacaban el As entre la manga, lo más poderoso para ellos —que podría ser perfectamente lo más material para otros —; riqueza, billetes, dinero. Cada quién lo puede llamar de la forma que ellos quieran.

No tengo la idea clara de donde y cuando empezó a consolidarse El Clan Lepori, si cuando vivía mi bisabuelo o en el tiempo que mi abuelo era un joven inexperto, sin embargo, con demasiadas ambiciones, que le llevaron hasta esta época en la que vive. Seguro, no obstante, con inseguridades. Tiene debilidades, aunque las sabe guardar en el fondo de su ser de maravilla. No se achanta por nada del mundo. Y si debe ser cruel con alguien el cual hizo algo que no debe — a su juicio —, esa persona las paga con creces.

Las personas deben tener cuidado con Los Lepori, demasiado diría yo. Bueno, en realidad deben tener cuidado con todos menos conmigo. Soy un ángel al lado de esos demonios llamados cordialmente como humanos.

En resumidas cuentas, con todo el dolor de mi corazón, siendo lo más sincera posible, pienso sinceramente que mi abuelo no les ha dejado libres y aún están retenidos Dios sabe dónde.

Yo volvía a tener planes, estaba casi segura de volver a desaparecer y ahora no era irme a otra ciudad de Italia, no, era irme lejos, a un país que estuviera lejos de Italia. Tenía pensado empezar desde cero. Crear una nueva identidad, como renacer de nuevo. Tener una vida sana, sin personas a tu alrededor que te amarguen y compliquen la existencia.

Tendré que esperar a saber noticias de mis amigos para tomar la decisión, aunque en realidad antes de irme, sea al lugar que sea, debo tener todo más que controlado, no se me puede escapar nada, porque me podrían encontrar a la primera de cambio, y es lo que no busco. Debo empezar una nueva vida, dejar morir a Orlena Natale Lepori. Seguramente al principio no sea fácil. Casualmente siempre dicen eso en las frases, no obstante, a veces nunca nos paramos seriamente a pensar un segundo al menos.

Todavía no he abierto los ojos. Mis sentidos están alerta a cualquier sonido y por ello escucho como la puerta —del lugar en donde me encuentro —es abierta.

Il passato torna sempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora