Prólogo

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El fuego ardiente era fascinante.

Verlo como danzaba con sus llamas, que iluminaban naturalmente cada triste árbol de un bosque tan oscuro como penetrante, era realmente impresionante y atractivo... —¿Por qué estoy admirando al fuego?— Ladeé la cabeza muchas veces como si así pudiera sacar mis pensamientos al aire frío de una noche de otoño que entraba por mis fosas nasales.
Shopia también estaba concentrada en aquella fogata, mientras daba vueltas una pequeña rama de madera con un malvadisco en el extremo. —Se le estaba quemando— Decidí no decirle nada al respecto, tal vez le gustaba el sabor a quemado. Ella levantó la cabeza, cansada del silencio y frunció en ceño muy angustiada mientras sus ojos se posaban en mi.

—No seas tan seria Shanna, no te preocupes, ¡Es un campamento escolar! Deja de creer en las estupideces de tu familia y disfruta el momento de una vez.— Exclamaba llevándose en malvadisco negro a la boca, que cuando lo mordió hizo una mueca de asco, lancé una carcajada y me recosté en la banca de madera en donde estábamos enfrentadas.

—Bueno... Es que no creo que algo bueno vaya a pasar si estamos comiendo malvadiscos en la madrugada de una Luna llena, mientras todos los demás campistas duermen. ¿O me equivoco?—Bramé un tanto molesta.
Al oír mi comentario, ella lanzó un bufido divertida y se recostó en la banca junto a mí.

—Jamás se lo tomará enserio.— Pensaba, mientras comía más malvadiscos de una bolsa rosada rápidamente, no confiaba en que la situación saliera bien, pero no podría dejarla sola. Los árboles se empezaron moverse terroríficamente por el viento que me hacía poner la piel de gallina, pero más aún cuando escuché un grito proviniendo del bosque inmenso.
Shopie pareció escuchar lo mismo, se dió vuelta a los árboles alarmada. —Esto no puede estar pasando.— Ella se levantó y gritó de quién se trataba mirando en dirección a donde creíamos que venía el grito. Al cabo de unos pocos minutos, esa voz volvió a gritar ayuda, pero esta vez más cerca.

En ese entonces, empecé a escuchar un silbido que me agudizaba los oídos.

Algo no andaba bien.

Detrás de un pino verde, un chico joven salió de las penumbras. Era alto, tenía el cabello oscuro con destellos verdes y muy desordenado, con ramitas y hojas por todos lados, su cara estaba sucia con tierra, y su camiseta rasgada aún peor. Aunque cuando empezó a caminar a nosotras como podía, noté que sus ojos eran verdes, pero eran tan brillantes... Este chico no parecía normal.

Volví a sentir otro escalofrío cuando nuestros ojos se encontraron. Él los entrecerró, con mucha desconfianza en mi. Yo hice lo mismo pero el se giró para dirigirse a Shopie.

—Soy un campista... Pero... Creo que un ser del diablo me llevó, no sé donde estoy...— Tartamudeó él, alcé la vista para analizarlo con más precaución, temblaba incontrolablemente y sangraba por todos lados. Shopie se apresuró para sacar el botiquín de emergencias y colocó vendas en sus heridas, mientras él sonreía, soltando alaridos doloridos.

Cuando ya estaba por terminar, él se acomodó en la banca de madera y puso las manos cerca del fuego para calentarse, aunque no parecía tener frío.

—Soy Jake Witney, lo siento por los gritos, es que estaba a punto de morirme, ustedes saben.—Comentó sonriendo ampliamente mientras revoloteaba las pestañas, cuando sus palabras eran realmente perturbadoras. Shopie le devolvió la sonrisa tontamente, y yo me di cuenta inmediatamente qué significaba.—Le gustaba ese chico.—Su mirada lo decía todo, pero no era nada de otro mundo, ya me había acostumbrado. —Ella siempre encontraba a un chico nuevo para obsesionarse—Mientras él se reía de sí mismo, noté que alejaba un poco las manos del fuego... Parecía... Quemarse.

—Oh, Jake... Tienes una hoja justo aquí.— Murmuró ella en un tono casi mudo para mi distancia, él pareció oírlo, y se llevó la mano a la frente, ella hizo lo mismo y automáticamente sus manos se juntaron en su cara.
—Por dios que patéticos.—Susurré para mis adentros y nadie pareció oírlo, pero Jake me vió de reojo extrañado. Volvió a mirar el rostro de Shopie, que estaba a pocos centímetros de distancia. Él puso una mano en su mejilla y empezaron a besarse enfrente mío. No me molesté en disimular una mueca de asco, mientras ellos intercambiaban gérmenes apasionadamente.

Jake empezó a besar su cuello y entre la romántica escena...Vi unos colmillos afilados cerca del cuello de mi amiga.

Me sobresalté, pegué un salto combinado por mi grito agudo y repentino, pero ellos dos me miraron como si los hubiera delatado ante el profesor.

—¿Todo bien?—Preguntó él posando sus ojos en mi, levantando una ceja sutilmente. —No puedo creerlo.—Era extraño verlo victimizándose como un niño indefenso. Pero notaba que él sabía a qué me refería, aún así actuó como si yo fuera la única loca.

—Shanna, finalmente alguien me desea y no me engaña con otra... ¿No puedes dejar de envidiarme por un rato?—Cuestionó Shopie irritada, y sus palabras me hicieron quedarme boquiabierta. —¿Pero qué mierda le pasaba a mi "amiga"?—En ese momento reflexioné lo que yo consideraba como "amistad". Ella puso los ojos en blanco y se abalanzó con sus brazos sobre el chico para seguir besándolo otra vez, pero él se acercó a su oído izquierdo y susurró unas palabras.

—Mejor vamos a la cabaña, no quiero que tu amiga interrumpa nada...

Ella asintió sonrojada y los dos me dejaron sola mientras se alejaban tomados de la mano. —Mierda, no sé ni porqué la esperé.— Pensé frente a la fogata que lentamente se estaba apagando.

Me quedé sentada mirando a la nada, comiendo malvadiscos.

En algunos minutos, todavía no había respuesta de ellos dos, y estaba empezando a quedarme dormida afuera. —Pf, a la mierda la privacidad, quiero dormir.—Razoné con mucha ira. Automáticamente me levanté, y empecé a caminar con pasos fuertes y puños cerrados en dirección a la cabaña, ya estaba cansada de todo esto.

Giré la perilla y abrí la puerta sin pensar si estuvieran cojiendo o no.

Abrí los ojos como platos y me quedé muda del terror.
El cuerpo tirado de Shopie en mi cama, con todo su estómago abierto, lleno de sangre y órganos por todos lados. Pero tenía manchas... ¿Negras?
Y allí estaba "Jake" que se limpiaba con una mano la sangre que había quedado en sus labios, como si estuviera comiendo patatas fritas con ketchup en un restaurante de comida rápida.

—Qué carajos.

Me arrepentí al instante de haber articulado palabras, él alzó a vista para verme. Sus ojos verdes tan brillantes... Cómo no lo había identificado... Ojos de vampiro.

—Lo siento, no tenías que ver esto... Me faltaba poco para terminar.

Yo seguí con mi mano sobre la perilla, y mis rostro sobresaltado, todavía no procesaba lo que estaba pasando. Él se removió incómodo sin saber qué otra cosa hacer.

—¿Y bien? ¿La puedo terminar?

—Emm ¿No?

—Bah, pensaba que eras menos aguafiestas, específicamente ella me tardó horas en asesinar... Tenía...Puños fuertes.— Bromeó girando levemente la cabeza para que viera un moretón hinchado en su mejilla derecha.

Volví a mirar el cuerpo sin vida de Shopie, estaba por desmayarme del terror y la impresión. Tenía ronchas negras por todos lados y su cuerpo estaba estirado en todas direcciones como un pollo frito. De todas las cosas que había visto, esto superaba a la rata muerta que encontré en el jardín.

En el medio del silencio y mi estado de shock, él se hizo una sombra. Desapareció en una oscuridad negra. Me alarmé, empecé a mirar para todos lados. —¿Dónde estaba?— Mi adrenalina y cansancio hacían que estuviera pasando de los peores momentos en mi vida, que parecía terminar por culpa de un vampiro—Cosa que jamás pensé que sería la causa de mi muerte.—Cerré los ojos y sentí una respiración leve. Entré en pánico otra vez, no llegué a girar mi cabeza, me sudaba el rostro y mis piernas temblaban descontroladas. Lanzó una carcajada inquietante.

Estaba detrás mío.

—No le digas a nadie lo que viste, Shanna Krause.— Susurró con una voz dulce y cautivadora. Empecé a cerrar mis ojos involuntariamente, y todos mis músculos estaban empezando a debilitarse.

No pude resistir más, caí en el suelo helado y terminé en un profundo sueño.

Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora