Decidida por entrar a la puerta que marcaba en un marco dorado el número 209, con una navaja filosa sobre mi mano escondida en mi espalda, y toda la adrenalina reunida, inusualmente tenía miedo.
Algunas gotas de sudor empezaron a caer de mi frente. —¿Por qué estaba tan nerviosa y estaba yendo directo a la boca del lobo por voluntad propia?—Las estúpidas voces de mi cabeza repetían de que tal vez debí haber escuchado a Blake, que en cierto modo sí tenía la razón, pero era tanta mi desesperación por estar cerca de acabar esta guerra que abrí la puerta y después pensé en donde había caído.Hizo un chirrido terrible, pero cuando fijé la vista para analizar a qué bestia me enfrentaba, me sorprendió solo ver una habitación de hotel común y corriente. Saqué el cuchillo de mi espalda y caminé con pasos sigilosos, lentamente acercándome a la cama.
La vi sentada con una copa de vino con el rostro paralizado, y sin esperar a nadie, me abalancé sobre ella con un cuchillo.
La navaja atravesó su estómago de manera satisfactoria—Acompañado de una cantidad bárbara de sangre borboteando por todos lados y empapando las sábanas de la cama—de lleno mientras oía sus gritos de dolor como una sinfonía musical.
Tal vez así sonaba el cielo y la libertad, como la bestia asesina chillando cada vez que el filo atravesaba su cuerpo mortal.Probablemente su vida acabó desde el primer toque de la navaja, pero aún así, continué lanzando tajos una y otra vez. Con los ojos muy abiertos, y la mente cerrada.
Estaba pasándolo de maravilla, hasta que mano arrebató mi navaja rápidamente y la tiró al otro lado de la habitación. Desvié la mirada ofendida por arruinar mi momento.
—¿Qué carajos estás haciendo?—Preguntó la voz masculina, que pude reconocer al instante. Blake. Tenía el cabello negro despeinado y su traje estaba un poco desgastado. Pero aún así, sus ojos solo reflejaban preocupación, enarcaba una ceja oscura para esperar mi respuesta.
—No... No lo sé.—Tartamudeé observando aterrorizada mis manos y el vestido repleto de sangre, empecé a temblar, mis piernas no podían estabilizarse y mis ojos estaban desorbitados. ¿Estaba perdiendo la cordura? ¿De dónde salió ese deseo incontrolable de asesinar?
—Bueno, lo que sí sabemos es que claramente esa mujer no era Arkik.—Observó con precisión señalando con el dedo índice aquel cadáver.
Escuchaba el sonido cortante de los zapatos de Blake caminar al cuerpo tirado entre las sábanas, y observó su cara detenidamente como si fuera un detective frente a su mejor caso. Yo también me dediqué a mirar a quién había asesinado y al apreciarlo mejor, su rostro no era el mismo que aquel que había visto en Arkik.
Mi corazón dió un vuelco.
—Asesiné a alguien inocente.—Contemplé con la voz quebradiza.
Retrocedí unos pasos con la respiración agitada, mientras lágrimas desesperadas corrían por mis mejillas. Estaba a punto de desplomarme en el suelo pero Blake estiró una mano y me atajó de la cintura antes de caer.
—Probablemente Arkik ya sabe tus puntos débiles, y apuesto a que también supuso que estaría aquí. No tendríamos que haber venido, vámonos ya.—Apuntó fríamente, y por primera vez estaba de acuerdo con él.
Buscó en sus bolsillos el polvo teletrasportador, pero cuando los vació por completo, no había nada. Su cara se puso pálida y yo procedí a buscar la parte que me había dado —Porque eventualmente, las cosas se habían puesto tan duras como había dicho—.
No había nada.
—Mierda mierda mierda.—Maldijo Blake en voz baja.
Estaba enfocada en mis pensamientos con los maravillosos y optimistas comentarios de Blake, cuando observé en la pared trasera algo que no estaba antes. Señalé con un dedo y él también giró a observarlo.
Era una gran puerta en forma de arco con un telón rojo, y a un costado había un cartel escrito con sangre.
ESTÁS LEYENDO
Un día más
FantasyTe infiltras en una secta vampírica y por un error, ellos te descubren. ¿Qué harías? Vampiros, ángeles, demonios, monstruos, cambiaformas, todo es posible en este mundo perverso. Shanna Krause, tiene una familia un poco muy religiosa, considerando...