Verlo tirado en el suelo, fue por lejos lo más traumático que me había pasado en la vida para ese entonces.
Me arrodillé en el suelo devastada, mientras sentía el frío de algunas manos en mis hombros y las voces de mis padres melancólicas diciendo que todo estaría bien.Claro que no lo estaba.
Mi cara estaba pálida por el susto del bosque, y ahora mis lágrimas corrían como cataratas sobre mis ojos vidriosos, intentando cerrarlos continuamente para que pararan. Agaché la cabeza con intención de volver a mirar el cuerpo de Edwin, aunque todavía no estaba lista para hacerlo.
Él, irradiaba luz y confianza de héroe, entendía cada palabra que decía, compartía el sentimiento de odiar a esta familia de mierda. Pero ahora, la calidez de su piel se había tornado fría y pálida como la nieve, sus ojos estaban abiertos, pero ya no tenían iris... Y lo peor de todo, en un extremo de su cuello, había una inmensa mancha negra como un moretón oscuro, que desprendía sangre para todos lados como si se tratara de una hemorragia. Me dolió mucho verlo así, y todavía más cuando recordé que Shopia Osborne se veía exactamente igual a él cuando había sido asesinada.Había sido él.
—Shanna... Tal vez sería mejor que te fueras a dormir. Tu padre y yo nos encargaremos del... Asunto. Debes descansar, fue un día duro.—Sollozó mi madre con una voz que nunca había visto en ella desde mis espaldas.
Toda mi familia seguía en el círculo, y no quería irme. Pero cuando vi la cara de ella supe que no tenía otra opción, dejé mi ballesta en el suelo y corrí a la cabaña.
Me acosté en mi cama y no hice otra cosa más que llorar, cuando mil voces de mi cabeza repetían otra vez que había sido mi culpa. Odiaba con todo mi ser esas voces, que no me dejaban vivir desde el caso de Shopia, ahora pareciera que viviría con la muerte de mi hermano en el pecho por el resto de mi vida.
Era un sentimiento frío.Y me sentía sola.
Cerré los ojos y recordé todos esos momentos que había pasado con mi hermano... Todas las veces que me defendió de mis padres, que nos peleamos pero al día siguiente estábamos como si nada, cuando mirábamos asqueados la carne de ciervo, cuando decía que vencería al vampiro de las sombras...
Cada palabra que rondaba por mi mente era una lluvia de balazos por todo mi cuerpo. No podía secar aquellas lágrimas, solo pensar en cosas que me habían un vacío en mi alma, que cada vez se tornaba más oscura.¿Por qué yo?
En el medio de la noche, me senté en el borde de mi ventana abierta y me dediqué a solo observar el bosque. Tal vez esto jamás hubiera pasado si hubiera insistido más, o si tuviéramos una familia diferente y nadie mataría vampiros por una estúpida religión.
Pero en mi mente solo se centraba en un pensamiento; Que había sido mi culpa.
Tal vez si el minuto antes de que sonara la sirena de salida, si no me hubiera mantenido callada, si le hubiera dicho una palabra más. Si lo hubiera abrazado una última vez, tal vez todo sería diferente.Era mi culpa. Todo hubiera sido diferente si no fuera por mi.
La tijera que sostenía en una mano era tan fría como el viento de una noche solitaria. Tan sola.
Acerqué el filo que brillaba por el resplandor a la luz de la luna, apoyándola sobre mi brazo sin cuidado. Merecía sufrir. Merecía morirme, como todos los demás que les costó la vida por mi silencio.No.
Edwin jamás dejaría que me hiciera daño.Lancé la tijera por los aires, que cayó del otro lado de la habitación haciendo un ruido chirriante y estruendoso. Me volví hacía mi cama con pasos temblorosas, y me acosté con mis manos sobre la frente frunciendo el ceño y cerrando los ojos forzadamente, mientras acurrucada intentaba rezarle a Dios dormirme de una vez por todas.
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Un día más
FantasyTe infiltras en una secta vampírica y por un error, ellos te descubren. ¿Qué harías? Vampiros, ángeles, demonios, monstruos, cambiaformas, todo es posible en este mundo perverso. Shanna Krause, tiene una familia un poco muy religiosa, considerando...