capítulo 9

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Lo que estaba viendo frente a mis ojos, pensé que era algo imposible.
Aquella cueva que parecía una sola roca normal, en realidad era toda una mansión por dentro.

Era demasiado alta para poder iluminar unas luces, pero aún así velas llameantes moradas estaban encendidas muy lejos del suelo, que era de piedra negra. También había una larga mesa con miles de cubiertos y platos de plata, con pequeños detalles en cada uno. También podía ver tapices de las pieles de animales, osos, caballos, ciervos. Era realmente perturbador, pero mi corazón cayó hasta el núcleo de la tierra cuando en todas las miles de sillas que estaban ordenadas alrededor de la mesa, había un poco más de doscientos vampiros esperando con ansías algo. Deduje que sería la cena.
Era realmente extraño verlo, nunca en mi corta vida había visto tantos vampiros en un solo lugar, y estaba segura de que ni mi abuela alguna vez vivió esto. Eran todos tan diferentes, algunos eran monstruos grandes con colmillos por todos lados y alas negras, otros eran diferentes animales pero con grandes colmillos, algunos parecían diablos y eran como espíritus de sombras con ojos, otros eran como Blake, increíblemente parecían tan humanos que pode haberles hablado en cualquier momento y no darme cuenta en que estaban a nada de asesinarme.

Cerca mío oí un chasquido, y rápidamente me escondí detrás de una roca con un pequeño agujero a la horrible cena. Intenté buscar una salida, pero en cualquier dirección que mirara, eran todo paredes de piedra oscura.
Dos vampiros con grandes cuernos en sus cabezas y las bocas abiertas llenas de sangre entraron con un gran plato de oro que sostenían en equipo. Todos los demás empezaron a vitorear, mientras que.—Los que tenían—Se relamían su gran lengua para todas las direcciones.

Llegaron al centro de la mesa y destaparon en gran plato, y cuando vi lo que contenía, mi estómago me revolvió como una montaña rusa y empezaron a darme arcadas de vomito incontrolables.

Habían humanos. Eran como veinte de ellos, con todos sus cadáveres apilados como si fueran camarones. Niños pequeños, mujeres ancianas, hombres, cualquier persona, todos destripados en el estómago apoyados delicadamente en el estúpido plato.

Un temblor hizo que todos se cayeran de su silla, pero no parecía algo anormal, porque se volvieron a sentar con los ojos clavados en la comida, mientras un hoyo negro del suelo se habría y salía un ser con los brazos cruzados levitando.

Era inexplicable.

Aquel ser era algo difícil de ver, una representación de todos los miedos del mundo encarnados en un ser casi divino. Tenía ojos en todos lados, brazos largos , garras negras, dientes afilados como cuchillas, alas negras que se expandían de manera celestial, miles de vacíos en su cuerpo, ojos que no expresaban otra cosa que el diablo mismo, o incluso peor.

El gran hoyo negro se cerró, y apareció un trono de esmeraldas verdes en el que se apoyó delicadamente, con los brazos cruzados y su boca llena de dientes se curvó en una sonrisa, que me puso pálida del terror.

Los vampiros que estaban en la sala se arrodillaron ante él, con sus manos juntas mientras pronunciaban palabras sin sentido, él cerraba los ojos con la cabeza inclinada hacía arriba.

—Hoy estamos reunidos, para honrar a Blake Wade, el vampiro de las sombras. Por poner la especie en alto, y entregar tu vida a desvivir humanos.—Anunció el dios demoníaco, y al oír el nombre de Blake me alarmé. Todos los demás vampiros giraron la cabeza al lado opuesto de la mesa, una pequeña figura como una hormiga negra al lado de los demás, estaba sentada con sus respectivos platos de su tamaño. Enfoqué un poco más para verlo, y parecía bastante neutral respecto a la alarmante y aterradora situación.

¿Qué estaba pasando?

—Sin nada más que decir, disfrutemos un poco de la bendición que hoy les he concebido a todos ustedes, la matanza de jóvenes, asesinada por el famoso vampiro. Mi leal Blake.—Exclamó con voz ronca y tan grave que hacía eco con todo el salón, y retumbaba en el cuerpo de todos, como si estuviera hablando con cada uno de nosotros.

Como si estuviera hablando conmigo.

El demonio lanzó un chasquido y en los platos de todos apareció un niño pequeño destripado , no podía creer que Blake había sido culpable de todo esto.
En pocos segundos, terminaron de comer y con otro chasquido, todos los platos desaparecieron. Se empezó a escuchar murmullos de vampiros que hablaban entre sí, hasta que una aguda voz alzó la voz ante todos.

—Mi deidad Torrok, parece que hay un ser mortal por aquí, lo sigo oliendo, lo percibo, lo siento. Atrás de aquella roca, hay algo no muerto.—Murmuró un vampiro que parecía una nube, pero todo su interior estaba lleno de ojos rojos, que parpadeaban y miraban en todas direcciones.

—¿Podrías dejar de rimar todo lo que dices? Me da dolores de cabeza.—Aulló un vampiro que se encontraba sentado en la silla derecha del trono, mientras se masajeaba lo que yo suponía la sien.

El demonio Torrok se levantó de su trono de un salto, y todos volvieron a inclinarse de rodillas ante él. Se puso de pie en la mesa y giró su cabeza a la roca en donde estaba escondida, todos hicieron lo mismo junto a él. Empecé a sudar mares y mi corazón mortal estaba a nada de un paro cardíaco, me tapé mi rostro con mis manos para que ni mi respiración se escuchara, pero parece que no sirvió de nada.

Era el fin, ya estaba más que muerta.

—Muéstrate, asqueroso mortal.—Rugió Torrok, reventándome el tímpano, y congelando todo mi cuerpo.

Y empecé a correr en la dirección opuesta, pero un viento me agarró por detrás y empezó arrastrándome en contra de mi, era tan fuerte que me dejé caer, y morir.

Levité hasta el centro de la mesa, y todos los ojos que Torrok tenía estaban apoyados en mi, con una sonrisa divertida como si fuera su nuevo juguete. Empezó a soltar carcajadas fuertes que resonaban en mis oídos, y me hacían volverme loca.

—Esto si es...Divertido.

Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora