capítulo 14

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Se abalanzó a mi hasta tirarme al suelo y empezó a forcejearme para clavarme sus estúpidos dientes tan grandes. ¿Dónde mierda estaba el verdadero Blake? Su copia barata me estaba dando golpes dolorosos en el estómago con sus rodillas, en cualquier momento ya no iba a resistir más, era triste pensar que ya moriría en el primer segundo en que escapé.

La ballesta.

Alcancé mi mochila rápidamente y saqué mi preciada ballesta, la puse arriba mío y solté una flecha que estalló contra el cuerpo del Cambiaformas.
Este se retorció para atrás mientras derrochaba cantidades extremas de sangre negra por todos lados, y lanzando aullidos agudos muy molestos.
Me levanté rápidamente del suelo y agarré mi ballesta con mi mochila, sosteniéndola en caso de que volviera a aparecer cualquier ser que tuviera ganas de asesinarme.
Empecé a caminar lentamente entre los gritos agudos, pero su voz se transformó, e hizo que mi corazón diera un vuelco.

—¿Edwin?

Me di vuelta al Cambiaformas, que seguía tirado en la tierra seca, pero ahora su sangre se había vuelto rojiza, y su cuerpo era exactamente igual al de mi hermano muerto.

—Ayúdame Shanna, sácame esta estúpida flecha.—Gritó desesperado, sin poder mover las manos del dolor.

¿Era realmente él? Ya sabía que estaba actuando, pero se veía tan real... Como si yo le hubiera hecho más daño.
No pude resistirlo, y corrí a Edwin para quitarle la flecha, entre lágrimas repentinas.

Cuando se la quité, el Cambiaformas se levantó riendo pero en el momento justo en el que se levantó, un bate de beisbol se estampó contra su cara y lo dejó noqueado en el suelo.

Agarré mi ballesta y era Blake. ¿Pero era Blake? ¿Otra trampa?

—¿Y tú quién eres?—Pregunté apuntando la flecha en su frente, mientras él levantaba las manos en alto como si hubiese cometido un crimen y yo fuera el policía malo.

—Cálmate, soy yo.—Respondió estúpidamente, bajándome la punta de la ballesta con su mano pero la volví a subir nuevamente.
Blake lanzó un largó suspiro, y miró a un costado.

—Cantas canciones de iglesia mientras te duchas.—Comentó agotado.

—¿Cómo sabes eso?

—No importa.

Nos dimos vuelta al Cambiaformas, que seguía inmóvil en el suelo, pero todavía sangrando. En un momento abrió los ojos de golpe y me hizo dar un salto. Blake agarró su bate de béisbol empapado de sangre negra y lo apoyó en la garganta de Blake 2.0.

—Hagamos esto simple, así sales vivo. ¿Para quién trabajas?—Advirtió entrecerrando los ojos para demostrar que iba enserio.

—¿De verdad piensas que te voy a decir? Además, estoy seguro de que ya lo sabes.—Anunció el Cambiaformas entre risas agotadas porque estaba a un paso de la muerte dolorosa.
Blake se lanzó una carcajada entre dientes y puso el bate de béisbol aún más fuerte sobre su cuello. Blake 2.0 tosió fuerte y reseco, pero no se quedó callado. —Vaya, esta cosa si que tenía ganas de vivir.—Pensé mirándolo hacer todo lo posible para que no lo mataran.

—Toda la corte vampírica te busca, todos. Orkog les contó inmediatamente lo que sucedió esa noche, y no tardarán en venir a buscarte. A ti por traicionar a tu lealtad, pero también a la mortal, por subestimar a los reyes.—Vociferó riendo fuertemente como si le faltaran algunos ajustes de tuercas, Blake cerró los ojos con decepción y después lanzó otro largo suspiro.
Ver esa escena era realmente traumático.

—Pero qué buena noticia, muchas gracias.—Reveló Blake con el bate todavía en su mano, pero todavía no había terminado.—Pero es una lástima que no nos sirva. Disfruta el infierno.—Finalizó y seguido a eso, enterró el bate completamente sobre el cuerpo de la criatura, haciendo que explotara y muriera al instante.

Después se desvaneció en un polvo gris, que se infiltró en el aire y el Cambiaformas desapareció del planeta Tierra.

—Eres cruel.—Murmuré siguiendo la mirada al polvo gris que danzaba en el viento.

—Dime algo que no sepa. Además, ¿Preferías que viviera? Le hubiera contado a todos en dónde estamos, aunque creo que ya lo saben.—Observó alarmado.

Nos dimos vuelta y una especie de meteorito rojo cayó en segundos como un rayo sobre la superficie del campo, formando un cráter enorme en el centro del trigo. Esa criatura era inmensa, y el cielo se había vuelto rojo sangre, mientras una tormenta se aceleraba a donde estábamos. Empezó a soplar un fuerte viento caliente, que estaba empezándome a quemar la piel.

La criatura gigante expandió sus alas que median el doble, llenas de ojos rojos por todas partes. Todos se centraron en el camino de árboles en donde nos quedábamos quietos, y la bestia sacó dos piernas parecidas a las de una gallina mutante y comenzó a correr hacía nosotros.

—¿Ves? Ya lo saben.—Murmuró Blake con desesperanza.

—¿Qué clase de demonio es eso?—Cuestioné aterrorizada.

Observé como mi piel se estaba tornando roja por la tormenta, y mis pierna temblaban como si hubiera un terremoto, esa criatura era realmente terrorífica. Y cada vez se acercaba más, pero no nos estábamos moviendo ni un poco, por lo que mi desesperación estaba a flor de pie.

—Orkog.—Respondió con un tono un poco más tembloroso. Blake tenía miedo.

Si él tenía aunque sea un gramo de miedo, esa cosa que se acercaba a nosotros era algo más que una bestia enorme.

Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora