capítulo 11

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Seguía sorprendida mientras él lloraba como un niño pequeño.

—Estas diciendo que, si mañana vivo ¿Toda la secta vampírica me perseguirá?—Tartamudeé agachando la cabeza hacia pasto verde. Pude deducir que él probablemente estaba haciendo una cara de —Es lo que acabo de decir.— Al lado mío, pero solo asintió lentamente con una tristeza notoria en cada acción que hacía.

—Vamos desde un principio, ¿Por qué carajos se te ocurrió espiar una reunión de la corte vampírica, en el bosque, de noche, sola? ¿Hay que tener tantas ganas de morir?—Preguntó Blake irascible.

—No lo sé, tal vez porque ayer te picó una estúpida enfermedad demoníaca y se te ocurrió asesinarme en la copa de un árbol. Una gran experiencia por cierto, gracias.—Espeté molesta, sacándome la sudadera para que viera mi prótesis de hombro.

Él tardó un poco en procesarlo y se quedó un rato sorprendido.
Entrecerró sus ojos verdes con enojo. Pero después se dió cuenta que el culpable había sido él mismo, y una tristeza inmensa volvió a inundar su cuerpo. Su cara estaba teñida de rojo por la vergüenza, aunque después volvió a fruncir en ceño.

—No es una enfermedad demoníaca, es un Liné. Impulsos vampíricos por no consumir sangre por un largo tiempo, les sucede a todos los de mi especie.—Explicó masajeándose las sienes con estrés. ¿Qué le daba estrés? ¿Que no supiera sus miles de nombres para cualquier estupidez de vampiros?

—Bueno, no me importa saber el diccionario vampírico. Debe haber otra opción para esto, no puede terminar así.—Establecí irradiando esperanza, aunque no parecía que tuviéramos opción.

—En realidad, sí la hay.—Respondió y una brisa cálida se revolvió por mi cuerpo, haciendo que se me relajaran los músculos, y hasta se asomara una pequeña sonrisa en mi rostro. Estaba a nada de abrazarlo, no podía creer que había una chance de sobrevivir.

—Y la opción es morir.—Agregó.

Mi corazón volvió a hacer un vuelco, y todo volvió a como estaba antes. Le lancé una mirada de odio, pero no le causó nada, se puso a buscar entre un montón de hojas secas debajo de el gran tronco y sacó dos ramas gruesas pero puntiagudas. También hizo un gesto de prueba, llevándose la rama al corazón, para tener puntería cuando lo hiciera. Después me extendió la otra rama con una sonrisa.

—Si quieres puedo ir primero, me da igual.—Comentó como si fuera lo más normal que había dicho.

Mis fosas nasales se dilataron y puedo jurar que mi corazón se estaba haciendo añicos, él se detuvo para mirarme con curiosidad.

—Tiene que haber otra forma.—Murmuré con los ojos en la rama, tocando la punta fina con la yema de mi dedo índice, provocando que empezara a sangrar.

—Nop. Esta no es una película emotiva donde hay una solución. Esto ya está resuelto, si vivimos hoy, mañana moriremos, y odiaría ver a Torrok asesinándome o hacer cosas peores que la muerte. Ahora, hagamos esto rápido.—Contestó impaciente.

Estaba pensando tanto que me dolía la cabeza horrores, este no podía ser mi final, no podía ser la única opción, debía haber algo más.

Mi vida no terminaría así.

Y con solo esas palabras, una idea me atravesó como un rayo de luz en la oscuridad densa del bosque.

—Tal vez, podemos escapar.

Él arrugó la nariz, y accidentalmente dejó caer su rama, tal vez fue por la sorpresa de que dijera una respuesta tan obvia e inútil, pero cuando me vió supo que hablaba enserio.

—¿Y ser perseguidos por un ejército de vampiros vengativos? No gracias.—Contestó brevemente, pero yo no me rendiría con sus comentarios pesimistas, este Blake no era a quién había conocido antes, aquel que tenía confianza en él mismo, parecía estar desvaneciéndose.

—¿Tú no eres prácticamente el mejor vampiro? ¿Por qué harían una fiesta solo para honrarte?—Indiqué acercándome a él, para que me oyera en cada palabra que dijera.

—Solo ví a Torrok enojado una vez, y te puedo asegurar que es el peor castigo que puede sucederle a cualquier fenómeno o humano.—Confesó con tristeza y seriedad, noté que sus ojos estaban humedecidos. Había algo detrás de eso. ¿Qué le había hecho Torrok?

—¿Fenómenos? ¿Por qué en plural?—Inquirí asustada.
Él lanzó un bufido divertido y se preparó para dar una explicación como si fuera guía de un zoológico.

—Bueno... Además de vampiros, hay demonios, que aparentemente no son un invento de la Biblia, cambiaformas que poseen humanos, monstruos horribles pero inofensivos que si hacen algún tipo de violencia mueren, otros que no, los ángeles, aunque nunca vi uno en persona, pero dicen que son cabrones. Hm, creo que me faltan más.—Comentó contando con los dedos como si se trataran de números, me quedé paralizada escuchando. ¿De verdad habían tantos? ¿Me había cruzado con alguno sin darme cuenta?

—Es peor de lo que esperaba, y esperaba cosas horribles.—Confesé mirando al suelo, ese rayo de luz ya se estaba apagando. Tal vez si era una idea coherente morir. Agarré mi rama de vuelta y la miré fijamente, pero él me veía de reojo tramando algo.

—Pensándolo bien, tal vez no sea una idea tan imposible. No dejaré que mueras sin haberlo por lo menos intentado.—Intervino y miré a sus ojos verdes, que volvían a inspirar esa confianza que se había estado perdiendo, ahora si era él. Me extendió la mano y yo la agarré, aunque la de él estaba llena de tierra y la mía de sangre por la herida.

—Vivamos un día más.—Agregó sonriendo, mientras el amanecer hacía el contorno de su rostro a la perfección, le devolví la sonrisa.

Amanecer.

Estaba saliendo el sol, y Blake estaba a entera exposición, empecé a alarmarme pero él se mantenía relajado. Confié en que tuviera algo planeado, y que no estuviera suicidando enfrente mío, con mi mano entrelazada a la suya.

—Adiós.

Y en menos de un segundo, se desvaneció en una sombra negra que salió disparado a la sombra del bosque como una brisa del viento. Me volví a sentar en el tronco, pero esta vez, del lado opuesto al que había estado, por donde salía el sol naciente del horizonte.

Estuve a punto de morir, pero tal vez era una forma de darme cuenta de lo viva que estoy.

Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora