capítulo 10

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Tragué saliva como pude, porque estaba tan paralizada del miedo que era casi imposible que moviese alguna extremidad. Todos se quedaron en silencio observando la situación, pero Torrok rompió el espantoso silencio.

—Hmmm...Te conozco de algún lado.—Murmuró en una voz silenciosa, aunque hizo retumbar todo el salón igualmente, todos los demás vampiros empezaron a cuchichear entre ellos con ansiedad.
Por accidente lancé un gemido de terror, pero causó que todos se dieran vuelta y empezaran a reírse como locos. ¿Tanto les divertía una humana pasando el peor momento de su vida? Giré la cabeza a Blake, que también estaba riéndose del otro extremo de la mesa.

—Percibo el miedo, pero en alguien tiene apego. Estrategias, busca estra—Comenzó a decir el demonio de mil ojos con su voz angelical pero fue interrumpido por el otro vampiro de su lado opuesto.

—Nadie quiere tus profecías ojo orá-culo. ¿Ya puedo comerla? No quiero ofender a Hewni, pero los niños fritos siempre me dejan con un poco de hambre.—Vociferó molesto.

Empezaron a generarse todavía más murmullos entre las bestias, y yo seguía inmóvil en el gran plato de oro mientras los golpazos que daban los vampiros con tan solo sus voces hacían retumbar todo como si fuera un terremoto. Torrok se revolvió de la silla, y todos hicieron silencio, hasta que abrió los ojos sorprendido y me señaló con uno de sus miles de dedos oscuros y gigantes.

—¡Ah! ¡Es una Krause! La familia ultra-religiosa que asesina vampiros débiles de esta zona, que encantadores.—Bramó aplaudiendo con sus largos brazos negros y volviendo a sonreír.

Los seres de la sala me miraban con destellos de odio y venganza, algunos se relamían con hambre de más humanos, otros mostraban sus garras para asesinarme de un tirón, y todos parecían tener miles de ideas para asesinarme, menos Blake, que estaba sentado en la mesa con una cara seria apoyando los ojos en mi, como todos.

—Sé que hay algo entre ustedes...—Intervino Torrok con curiosidad acercándose por los aires a el plato dorado, y después dando vueltas por el salón pensativo.—Por eso quiero que te la comas tú, disfruta de una buena recompensa. Y prueba tu lealtad, Blake Wade.

Todos empezaron a quejarse cuando pronunció las últimas palabras, y Blake se puso pálido del terror. ¿Iba a comerme? ¿Acabaría con mi vida como lo hizo con mi hermano y Sophia Osborne? Empecé a pensar en otras alternativas, pero la idea de escapar ya ni parecía posible. Si no pude ser capaz de escapar de Blake demoníaco, no quería pensar en lo que pasaría si escapara de una horda completa de los vampiros más poderosos del mundo.

—Gracias, mi señor.—Susurró suavemente y el plato de oro en el que estaba empezó a moverse hacía Blake, haciéndome caer por el impulso, que provocó un ruido chirriante y molesto, y el dolor de varios vampiros, tapándose los oídos con las manos.—Si es que las tenían—.

Cuando llegué hasta el otro extremo de la gran mesa, Torrok se volvió a sentar en el trono de esmeraldas y Blake se asomó en el gran plato hasta donde estaba tirada. Cuando nos encontramos, los dos hicimos una mueca de horror, y por un momento me sentí acompañada, aunque estuviera a punto de morir gracias a él.

Estaba muerta del miedo, hasta que empezó a dolerme la cabeza a horrores, y una voz habló —Hazte la muerta.—Retumbó en mi cabeza y automáticamente supe que se trataba de Blake. ¿Desde cuando podía hacer telepatía? Este tipo tenía tantas habilidades que aún no había descubierto. Era fascinante, en cierto terrorífico modo.

Él se abalanzó sobre mi sin cuidado, y no pude evitar lanzar un grito de terror, su actuación era tan real. Empezó a caer de sus ojos ese líquido negro y todas sus venas empezaron a tornarse oscuras mientras salían colmillos filosos de su boca, pero no me estaba haciendo daño alguno. Seguí su plan y falsifiqué mi muerte, cuando todos empezaron a aplaudir satisfechos por su acto de "lealtad".

Pero aquel vampiro oráculo del que se habían burlado horriblemente, entrecerraba todos sus miles de ojos con misterio.

Tal vez sabía qué estábamos tramando.

Pidió la palabra entre todos los murmullos pero Torrok hizo un chasquido que cerró su boca para que no arruinara el momento, mientras todos sonreían y vitoreaban. Estaba agradecida de ese rey demonio vampiro, casi era mi verdadera muerte.

—Estoy orgulloso de ti Wade, te he criado muy bien.—Estableció Torrok con un tono de padre orgulloso. ¿Esa cosa era su padre? Después aclaró la garganta y extendió los brazos a sus extremos con una sonrisa.—Esta fue una encantadora reunión, que mi ser los acompañe, y los guíe en el camino de la justicia.—Anunció casi gritando.

Y seguido a eso, todo se desvaneció.

Me quedé un rato en el espacio negro, pero desperté otra vez en aquel árbol del bosque, pero esta vez Blake se encontraba al lado mío, sentado en un tronco con las manos en su frente. Me acerqué a él débilmente y me senté a su lado para verle el rostro. Parecía preocupado, horrorizado...

Estaba llorando.

—¿Q-qué?—Inquirí con la voz temblorosa. Él giró para verme y sus ojos volvieron a humedecerse.

—No sé que vamos a hacer ahora. Ya no podemos volver a vivir como lo hacíamos normalmente, sabrán que estás viva, que no te maté. Orkog no tardará en contarles como los engañamos. Ya estamos muertos.—Sollozó limpiándose el rostro con sus manos que seguían negras por la transformación vampírica que había hecho hace menos de un minuto.

Me quedé boquiabierta escuchándolo.

No.

No podía terminar así.

Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora