Capítulo 8

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Septiembre

-¡Mamá, estoy en casa! -gritó la castaña, entrando; los Park acababan de dejarla en la entrada.

Su mamá, como regalo de cumpleaños, junto a su padre, habían aceptado autorizar el permiso de los Park para llevar a su hija de viaje con ellos.

Duraron casi todo el verano y Tzuyu cumplió años en una fiesta que le hicieron en una discoteca cuando fueron a Busan, Jihyo por nacer en Febrero, aún era menor. Pero dentro de poco tendría la misma edad que Tzuyu, quince años.

Algunas veces durante el viaje había hablado con su mamá por teléfono, pero no más de una hora. Le habían dejado a la familia Park todos los gastos pagados para todas las necesidades de Tzuyu, aunque insistieron que no era necesario, ya que la castaña era como de la familia.

También había conocido a la famosa hermana mayor de Jihyo, Yunjin quien hasta ahora había estado estudiando en el extranjero, en Japón.

Había mencionado que dentro de unos meses volvería a casa para tomar unas vacaciones de la universidad. Jihyo y ella esperaban con ansias, ya que Yunjin era muy graciosa y genial.

Después de no recibir respuesta alguna, supuso que su mamá estaba trabajando. Suspiró un poco triste mientras entraba y cerraba la puerta. Con esfuerzo, subió sus maletas hasta su habitación y se lanzó a la cama; el cambio de horario la tenía cansada.

Mañana era el primer día de clases, otra vez volvían a la aburrida y monótona rutina. Pero algo positivo salía de eso, volvería a ver a su rara favorita.

Levantó la cabeza y se asomó por la ventana, Sana no estaba en su habitación, las luces estaban apagadas.

Tzuyu no quiso admitirlo, pero sintió un poco de decepción, esperaba poder ver su rostro antes de mañana.

Estas mal de la cabeza, te la pasas pensando en esa nerd todo el día, su subconsciente le recordó lo que hizo, prácticamente, en todo el verano.

No dejar de pensar en Minatozaki Sana, y eso la estaba volviendo loca. Tuvo problemas para dormir más de una vez y discusiones con su mejor amiga. Jihyo siempre le preguntaba qué le sucedía y Tzuyu salía con evasivas.

Estaban siendo un poco privadas entre ellas, ninguna había actuado así antes, era extraño y dolía. La castaña también sabia que algo ocupaba la mente de Jihyo; la pelinegra siempre terminaba con los ojos perdidos recordando, pero nunca quería admitirle qué sucedía.

Era la primera vez que peleaban de esa forma, aunque después de unos días volvieron a arreglarse y no tocaron más el tema (era muy delicado) ellas no acostumbraban a guardar secretos y los sentimientos confusos que estaba experimentando Tzuyu por Minatozaki Sana eran muy vergonzoso como para contárselo a su mejor amiga. Sin darse cuenta, terminó dormida en la cama.

En la madrugada, escuchó unos ruidos en la planta baja que la despertaron.

-¿Mamá? -dijo, un poco despierta. Se levantó de la cama, frotando sus ojos.

Aún seguía vestida con la ropa del viaje. Qué incómodo. Después llegaron unos pequeños murmullos de risas; Tzuyu se detuvo, apoyando la oreja contra la puerta cerrada. Más susurros que reían y hablaban, algunos gemidos y el sonido de un hombre susurrado. Reconoció la voz de su mamá, diciendo el nombre de un tal Namjoon. Se asustó un poco, pero se negó a salir de su habitación. Un rato después se escucharon pasos subiendo por la escalera y la puerta de la habitación de su mamá cerrarse.

Cerró los ojos, colocándose de espalda contra la puerta y deslizándose hasta quedar sentada en el suelo.

-Perfecto -murmuró, rodeando sus rodillas con sus brazos-. Ahora mi querida madre debe estar acostándose con un extraño.

Rivales | SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora