Capitulo 10 - Gena

3.1K 138 6
                                    

—No veo la hora de que por fin se acaben las clases —comenté, mientras me lavaba las manos en el baño de la primera planta del instituto.

—Pues yo estoy ansiosa por el baile de fin de curso. —Annie se perfilaba los labios con un color rojo chillón que le quedaba genial.

Hacía unos minutos que habíamos salido de la última clase del día y nos estábamos preparando para irnos directas al Cavern a reunirnos con los chicos.

Me sequé las manos con los restos del papel áspero que quedaba en el dispensador y me miré en el espejo. Me atusé la melena con los dedos y recoloqué mis pechos dentro del sujetador. Eran pequeños, como dos pomelos, pero bien puestos. Redondos y firmes.

Ese día me había decidido por unos pantalones negros y una camiseta ajustada de color verdoso que enmarcaba a la perfección mi busto. Le pedí a mi amiga que me dejase la barra de labios y ella accedió. Repasé mi boca con detalle y, al finalizar, le lancé un beso al reflejo del espejo.

La puerta del baño se abrió de golpe y Marion entro como una exhalación, sobresaltándonos a las dos.

—Joder, tía, ¿se quema el instituto? —protesté.

—Gen, está aquí —jadeó ella.

—¿Quién está aquí? ¿Henry Cavill? —bromeé. Me coloqué la cazadora vaquera y el petate con los libros, cogí la carpeta y la miré en espera de una respuesta.

—Mar, ¿estás bien? —quiso saber Annie, al ver a nuestra amiga con tal cara descompuesta.

—David. —El nombre me cayó como un jarrón de agua fría y los recuerdos de ese día en los vestuarios del gimnasio se agolparon en mi mente.

Los jadeos constantes mientras mi cuerpo se veía forzado a soportar los embates de quien, por entonces, era mi novio, y mis sollozos y súplicas para que se detuviese...

—Gen. —La voz de Annie a mi lado me sacó de esos recuerdos horribles—. ¿Estás bien? —preguntó preocupada.

Al parecer, de forma inconsciente, me había aferrado al borde del lavamanos e hiperventilaba sin control. Un sudor frío recorrió mi cuerpo. Mi abusador, mi violador estaba de vuelta. Annie se acercó a mí y me acarició el brazo hasta cogerme de la mano.

—Podemos salir por la parte de atrás, no nos importa dar un rodeo...

—No, estoy bien. Puedo afrontarlo —la corté.

—¿Estás segura? —preguntó Marion.

—Sí. —Tomé aire con fuerza y lo solté con un sonoro suspiro. Agité mi cuerpo para alejar el nerviosismo y dije: —Vamos.

Salí del baño, abrazada a mi carpeta y flanqueada por mis dos amigas. No había muchos alumnos a esas horas, ya que a la reprobatoria tan solo acudíamos los que íbamos un poco mal en algunas asignaturas.

Un grupo de estudiantes pasó por nuestro lado, riendo de forma escandalosa, y me sobresalté. La ansiedad empezaba a apoderarse de mí, pero cerré los ojos, respiré bien profundo y di un paso al frente y luego otro y otro más hasta llegar a la salida. Mis amigas caminaban a mi lado sin dejar de observarme con atención, pero en silencio.

Desde lo alto de las escaleras divisé a varios compañeros interactuando de forma relajada y divertida, pero ni rastro de él. Solté el aire contenido, aliviada por ello, y avancé unos pasos más.

—Hola, von Bismark. —La voz que sonó a nuestras espaldas me dejó helada en el sitio.

Marion y Annie se pegaron a mí al mismo tiempo que yo apretaba con fuerza la carpeta contra mi pecho. Cerré los ojos y noté cómo mi cuerpo comenzaba a temblar. Tardé unos segundos en calmarme. Me giré y le mostré mi semblante más altivo.

Juego prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora