<ARREGLAR>

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DUQUESA STARK
ROSE MECLEK DE STARK—

Me visto elegantemente mientras observo como la nueva criada empaca el equipaje mio y el de Duquesa, Solia me abrocha el corset teniendo la mirada clavada en mi reflejo,está atenta a lo que hace y a lo que ve, me mantengo firme observándome no solo a Solia en el espejo, si no también a mi, que me observo poco a poco, las marcas en mi cuerpo que  me tienen algo insegura, no me gustan para nada, me hacen sentir horrible en estos momentos, son marcas aunque quisiera que desaparecieran no pueden hacerlo, todo tiene su debido tiempo pero yo ya quiero que se vayan de mi, no soporto la mirada de nadie cuando me ve fijamente, se siente incómodo ya que no se lo que realmente piensa de mi.

«Que tal vez sea fea, que mis caderas sean muy pequeñas o muy anchas, que mi nariz es muy gorda o delgada, que estoy bajada o pasada de peso corporal, o que incluso piensen que no soy alguien interesante que desperdicien su tiempo en hablar»

Aunque se siente raro, nunca me había dado cuenta de mi cuerpo hasta ahora, mi desconfianza creo que se está quebrando poco a poco mientras más me doy cuenta de las actitudes de la nobleza, mi madre me decía que debería de estar callada cuando nadie requería de mi opinión, que los chismes y los rumores no tendrían que salir de mi boca ni menos una mirada tendría que salir de mis ojos, no importará cuanto mal o bien me cayera las personas, siempre debería de disimular ya que eso era ser una dama. Pero ahora que estoy rodeada de este círculo me lo preguntó.

«¿Es esto ser una dama?»

Es por que mi madre era delicada y reservada en sus tiempos donde una mujer no decía un chisme ni iniciaba un rumor era ser una dama respetuosa, amable, dedicada y responsable, pero ahora no se si hacerle caso a mi madre o adaptarme a esta nueva vida donde los chismes, rumores y críticas se han vuelto a la moda.

Doy un calmado suspiro bajando la cabeza y relajando mis hombros.

—¿Saben a donde iremos?—pregunto dejando ir mi cabeza al frente— Solia niega con la cabeza y la criada solo voltea a verme pero no dice ninguna palabra.

—No mi duquesa—niega Solia tomando mi vestido para colocármelo— —Ni nosotras  sabíamos que vuestros señor tendría un viaje hoy, de seguro fue a última hora que lo decidió—argumenta Solia apretando un poco el vestido de los tirantes— para mí esto es algo extraño, aunque tampoco me siento molesta por que me lo haya dicho a última hora, si no que, sigo confundida y apresurada, debería de estar ahora mismo en el jardín esperándolo.

Dejo ir un suspiro tensando los músculos por completo, quisiera olvidarme que tengo estos moretones en mi cuerpo pero realmente no puedo, incluso sin verme en el espejo siento que soy un verdadero asco. Aunque no solo eso me hace sentir insegura, al duque no lo entiendo el por qué no me lo dijo personalmente ayer que tendríamos un viaje, tal vez Solia tenga razón de que este viaje lo acaba de planear y es por eso que no me lo dijo, pero pienso que...Tal vez sea mi cuerpo, que le estoy dando asco a él. No quiero pensar en esto pero, tal vez tenga razón, tal vez.

«Mi cuerpo se ve más espantoso al transcurso de los días»

Bajo la cabeza y evito mirarme más en el espejo, me mantengo firme y dejo ir otro suspiro mientras muevo los dedos de mis manos.

—Le empaque cuatro conjuntos de abrigo, mi duquesa—me avisa cerrando la última maleta— no digo ninguna palabra y solo asentó con la cabeza dando entender mi aceptación.

—Muy bien—digo con una pequeña sonrisa mirando a la criada— —Pueden avisarle a alguien que lleve mi equipaje al carruaje—ordeno dando un paso hacia una de las ventanas del ducado— la criada me hace una pequeña reverencia y se va dejándome sola con Solia y duquesa.

La duquesa y el destripador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora