<RIVAL>

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ROSE MECLEK DE STARK
DUQUESA STARK
DUCADO STARK
AL DÍA SIGUIENTE—

Camino entre las flores del patio del ducado Stark mirando y sintiendo la textura de las flores hermosas que están cultivando los jardineros, ahora el ducado Stark parece estar más decorado con flores que antes que viniera aquí.

Siempre e dicho que las flores son tan hermosas desde que abren sus pétalos o bueno desde que son pequeños brotes en la tierra.

Camino mientras Solia sigue detrás mío sosteniendo mi sombrero y a duquesa que no tiene el ánimo de caminar conmigo, se a puesto muy perezosa.

—Duquesa,¿está segura que no está cansada?—pregunta mientras da un suspiro— volteo a verla mientras sigo teniendo una sonrisa en mi rostro enseñando los dientes y dando una pequeña carcajada, estoy muy feliz que incluso cualquier cosa que diga Solia que sea interesante o indiferente me pone a reír.

«No se él por que estoy actuando así»

—No Solía, estoy bien—respondo mientras sigo caminado—

—¿Está segura duquesa? Me preocupa que su cuerpo no se sienta bien debido al suceso de anoche—comenta con un tono preocupante— doy una pequeña vuelta y camino de espaldas mirando al frente a Solia, me gusta que se preocupe por mi pero no de esta manera, desde que me baño y me vistió no a dejado de preguntarme como me siento o si necesito algo, amo como trabaja conmigo pero sus preguntas me están presionando mucho en este momento.

—Estoy muy segura Solia, gracias por tu preocupación—comentó ya hostigada—siento como sus palabras me sofocan que me quieren salir de quicio, quiero tener aunque sea un momento a solas conmigo misma para poder recuperarme solo de la mente ya que mi cuerpo luce con energía y no está adolorido algo que me sorprende mucho.

—Solia por favor, cuida a duquesa—ordeno siendo directa con ella— salgo corriendo dejando atrás a Solia que solo observa junto a duquesa como huyó de ambas, sostengo mi vestido para no enredarme en él y sigo corriendo, tengo como una chispa de dopamina que ni idea de donde salió.

—¡Duquesa!— exclama Solia estando muy lejos de mi— —¡Por favor no corra se va a caer!— exclama intentado correr hacia mi—

«Me quiero alejar un momento de ellas ahora»

Al verla correr yo empiezo a correr hacia un laberinto que está lleno de flores y arbustos, corro lo más rápido que puedo dejándola atrás gritándome intentado hacerme parar, corro entre el laberinto de arbustos mientras sus gritos siguen.

—¡Duquesa no me haga esto!—bufa desde la distancia—  —¡El duque me va a matar!—grita desgarradoramente— me rio una vez más de ella y sigo corriendo mientras mi vestido flota en el aire, no dejo de pensar en lo de anoche y tal vez es por ese motivo que estoy tan feliz, el duque me ponía nerviosa y a la vez excitada que incluso después me sentía confundida por lo que sentía, nuestras manos se tocaron y hubo momentos en que yo tenía ganas de ser la primera en besarlo pero me contuve..

Me detengo al llegar al final del laberinto, hay un enorme río con una pequeña cascada con agua cristalina que tiene un pequeño puente, al verlo siento que estoy viendo una maravilla, nunca había pasado por este laberinto así que al ver esto es como ver un cuadro que fue dibujado con acuarelas y hecho por un pincel por un artista que lo nombraría "su obra de arte".

El sonido de esa cascada cayendo agua es un sonido natural que bendice mis oídos al instante, un sonido hecho por la naturaleza.

—Que belleza—murmullo inspirada— doy pasos pequeños llegando a la orilla del aquel río donde se puede ver al agua cristalina y algunas piedras que le pertenecen.

Un sentimiento de tristeza me invade por completo, recuerdo cuando tenia esas paradas en el muelle, cuando se terminaba la comida o cuando personas del otro lado pedían llevarlas al muelle de Lanns aprovechábamos para comprar y bañarnos, nos bañábamos todas las mujeres en una pequeña orilla donde era nuestro escondite, nadábamos y nos divertíamos mucho ya que el agua se ajustaba a nosotras, no era fría ni caliente.

«Todos amábamos ir al muelle ya que pasábamos meses sin bañarnos»

Mis pies me empiezan a picar pidiéndome que entre y haga que ese recuerdo vuelva a tenerlo, el agua en mis pies tocando el agua mientras estaba envuelta en una toalla mirando como todas las demás nadaban y otras se aseaban, «Que tal si...Entro por un momento».

Volteo a ver hacia los lados mirando si no hay moros por la costa viendo que solo soy yo y este maravilloso río, solo será un pequeño chapuzón para mis pies, luego volveré.

Me quito los tacones cayendo con facilidad en el pasto y camino hacia la orilla del Río, levanto mi vestido y con la punta de mis dedos tocó el agua que está helada pero no demasiado, meto mi pies derecho y luego hago con el izquierdo entrando al agua cristalina.

Siento pequeñas piedras en mis pies y algunas algas que flotan pero eso no me impiden salir de aquí, el recuerdo de cuando era una niña de 13 años invade mi mente por completo olvidándome que soy una mujer ahora.

—Oh, esto se siente maravilloso—digo fascinada— me empiezo a reír mientras más me adentro al río sintiendo como ahora el agua está casi llegando a mis pantorrillas, algunos rayos del sol reflejan en mi rostro obligándome a ver el pequeño rayo que está entre los árboles.

Un bosque armonioso que está escondido en ese enorme laberinto.

—Esto es—

—Hermoso—termina la frase por mi— una voz masculina  me interrumpe obligándome a dejar de sostener mi vestido para que no me vea mas de lo individuo, doy un pequeño suspiro tenso asustándome. Me doy la vuelta sintiendo la presión del agua en mi vestido y chapuzón que moja mas mi vestido.

Me quedo callada al mirar a ese hombre que tiene su mirada en mi como si fuera un trozo de comida para un animal que no a comido hace días, es entre amenazante y coqueta, lo conozco es...

—Lord Diker...—mencionó asustada—

«El rival del duque...»

La duquesa y el destripador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora