<SANGRE SUCIA>

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ROSE MECLEK STARK
DUQUESA STARK

Permanezco callada y intento contener mi respiración que se escucha agitada,siento como mi corazón se saldrá de mi pecho en este instante, no puedo mantener la calma, no puedo tranquilizarme, siento miedo, tanto que no puedo moverme ni hablar sólo escuchar como cada vez esos pasos  que se acercan, cierro los ojos y empiezo escuchar como la manija de la puerta la mueven para abrir, aprieto mis ojos y empiezo a apretar mi puño derecho al escuchar como la manija se empieza a mover mas, estoy encerrada pero eso no impide que esa persona no se vaya.

«El señor, todavía desconozco si está muerto o no»

De repente la manija deja de moverse haciendo que vuelva a la calma de nuevo, me le quedo viendo hasta que de repente la puerta se abre de un solo; solo estaba aflojando la manija.

Me levanto de un brinco del asiento y me quedo en una esquina del carruaje mientras veo que dos hombres entran, dos hombres que vienen encapuchados y con algunas Armas en sus bolsillos, cuchillos afilados..

Me quedo callada mientras miro a los dos hombres que solo ponen los ojos en mi como si fuera algo más que una simple persona, unos ojos que no son buenos, son de codicia.

—Vaya, pensé que este viejo  solo traía dinero, pero trae  un tesoro incluido- comenta con sarcasmo mientras su compañero sostiene el cuchillo-

Me apoyo más a la esquina al ver como el hombre saca un cuchillo con una punta afilada,  siento mis piernas heladas y un ñudo en la garganta, estos hombres buscan dinero, son unos ladrones...

—Es muy linda-agrega mientras se saborea la boca-

No puedo moverme ni decir nada lo único  que puedo hacer es escuchar y verlo al rostro mientras mis piernas tiemblan y se ponen heladas del miedo, como si acabo de salir del agua fría y helada, no puedo hacer nada ni decir nada, tengo miedo, tanto miedo.

El hombre se acerca a mi, me toca de la mandíbula y se acerca mas, su aliento es tan horrible, un olor a pescado podrido, el hombre se acerca más a mi hasta tener su boca a unos centímetros de mi, pone su mano en mi cintura y empieza a bajarla para manosearme

—Aléjese-ordeno frunciendo el ceño de enojo mientras miro cara a cara al hombre que solo me da una sonrisa de burla-

—Vaya, parece que si hablas-comenta con sarcasmo mientras aprieta mi mandíbula- volteo la mirada y miro como su compañero empieza a revisar el carruaje en busca de dinero, pero no hay dinero en el carruaje, ni siquiera una moneda de plata, están locos, debería quedarme callada o decirles que no encontrarán nada

—No hay nada-comenta su compañero- —No hay una maldita moneda -agrega enojado mientras el hombre me mira a los ojos-

—¿Donde está el dinero?-me pregunta levantando ambas cejas al mismo tiempo-

—No hay dinero-respondo irritada con un tono de voz arisca- el hombre sonríe y con su otra mano toca mi rostro, yo volteo a ver hacia el otro lado evitando que me siga tocando, de repente el da una sonrisa

—Entonces si no obtendré dinero, obtendré otra cosa-comenta en doble sentido- mi corazón palpita de miedo al escucharlo, «E entendido  lo que me quiere hacer» lo miro al rostro y intento hacerlo a un lado de mi pero él me agarra de la cintura

—¡Quítame las manos de encima!-exclamo forcejeando mientras él me arrastra hacia la salida, él me toma bruscamente hasta tirarme al suelo sin bajar de las escaleras

Gimo de dolor al sentir las ramas y piedras y el suelo rocoso, de repente mi mano toca un líquido a mi lado derecho y al levantar la mirada veo al chofer degollado , mi vestido y mi mano se manchan de su sangre roja, lo único que puedo hacer es ver su cuerpo que se ve pálido y frío

La duquesa y el destripador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora