Bitter & Sweet (Verkwan)

22. ¿Quién te cuida?

Tenía que ser un sueño.

Vernon se repetía lo mismo una y otra vez. Anoche estaba cansado, en la película que estaban viendo hubo un beso, seguro confundió las cosas.

Trató de no darle importancia y se preparó para el trabajo, pero no podía dejar de pensar en ello. Podía simplemente preguntarle a Seungkwan, sin embargo, de solo pensarlo sentía que su rostro comenzaba a arder y en su pecho su corazón resonaba de una forma alarmante.

Llegando a la cafetería, respiró hondo y decidió enfocarse en ello, en trabajar, era un adulto, no podía estar así por un posible beso.

Trabajó lo mejor que pudo, lo malo que los domingos eran días lentos y le daba demasiado tiempo para pensar, en eso. Finalmente, le envió un mensaje a Boo para preguntarle si lo iría a ver a la cafetería, como cualquier día.

Seungkwan no respondió al instante, pasó casi una hora, ya cuando estaba empezando a oscurecer.

"Estoy afuera".

Miró y era Kwan con esa sonrisa que a veces hacía que su corazón se detuviera. Esa sonrisa, esos labios... no, no ahora.

—Me encanta el ánimo de los domingos —dijo Boo entrando.

—¿Muerto? —respondió Vernon y Kwan rio.

—Algo así.

Al parecer había algo más en esa frase, él era un vampiro, entonces estaba ¿Muerto? No lo había pensado. El rostro de Vernon se abrumó.

—No te pongas así —Boo puso sus dedos índices en la comisura de los labios de Vernon y los movió para forzar una sonrisa—. No es tan malo.

—Entonces tú estás... —No podía terminar la frase.

—Sí y no —respondió como si fuera algo normal.

Vernon lo miró sin entender.

—¿Quieres hablar de ello? —Hansol asintió y Boo suspiró.

Miró hacia todos lados antes de empezar.

—Bueno, nuestro corazón no late —tomó la mano de Vernon y la puso sobre su pecho, Vernon sintió que el suyo se detenía y apenas soltó su mano la alejó, tratando de ser casual—. Así que técnicamente estamos muertos, pero aquí estoy, vivito y coleando.

—Así te veo —Vernon tenía un nudo en la cabeza.

—Podemos... reproducirnos, así que podemos tener una familia, podemos nacer y crecer, pero hasta cierto punto —Bajó la vista—. Y luego una vida larga e inmortal se abre paso en nuestro camino.

—¿En verdad eres inmortal?

—Hasta lo que sé, sí —respondió Boo—. Pero hay cosas que me pueden matar, a cualquiera lo lastima el fuego.

—Entonces ¿No tienes los años que aparentas? —¿Podía ser mayor que él?

—¿Cuantos crees que tengo?

—No pasas de los 25 —Boo lo miró ofendido.

Seungkwan frunció el ceño fruncido.

—¿Cuantos años tienes?

—Veintiuno —respondió de inmediato.

—¿Desde hace cuánto tienes 21? —Tenía que decirlo.

—Bastante—Boo rio—. En verdad, tengo solo 21, los 22 los cumpliré en enero.

—Entonces tenemos la misma edad —respondió Vernon, extrañamente alegre que fuera así, sería raro saber que tuviese más años o incluso siglos—. Podríamos celebrar tu próximo cumpleaños en la cafetería.

—Claro —La sonrisa de Boo se desvaneció y Vernon lo entendió, no estaba seguro que pudiese ser posible.

No quería pensar en forma negativa, ya tenía más cosas en mente, no podía también sentir ese peso que los acecha, aunque la verdad, sí debía pensarlo. Además, si lo pensaba, todo lo llevaba a Seungkwan, su vida levemente había comenzado a girar a la par con la de Seungkwan, en tan poco tiempo ¿Era bueno?

Apareció un cliente y Boo se sentó en una mesa que quedaba a un lado del mesón, mirando fijamente a Vernon. Esto lo puso extrañamente nervioso, así que se equivocó tanto en la orden como al prepararla, al menos el cliente se fue y no se quedó en la cafetería.

—Los domingos ¿Quién te cuida? Parecía que necesitabas ayuda ahí.

—Puedo solo —respondió ordenando el desastre que había dejado—. Tenerte ahí, mirándome, me pone nervioso.

Boo se tapó la cara.

—¿Así está mejor? —Vernon fue donde él y movió sus manos y se inclinó.

—No, me gusta mirarte —sintió que estaba confesando un secreto.

Boo bajó las manos y se inclinó hacia adelante, quedando más cerca, Vernon estaba seguro que si se inclinaba un poco más, podría darle un beso ¿Podía? ¿Quería? ¿Kwan quería? Sus ojos brillaban tanto, casi podía ver una galaxia en ellos.

El sonido de la puerta hizo que Vernon se levantara, tenso, mientras que Boo se relajaba en la silla, ambos habían estado pensando lo mismo.