Dieciocho

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Yongseung juega con los dedos de sus manos. El pánico en sus venas fluye sin parar después de ser descubierto y huir hasta el salón.


Sus ojos miran constantemente hacia la puerta, ansiando la llegada de Yeonho, pero al mismo tiempo temiendo que le reclame.


¿Reclamar qué? pregunta para sí mirando a sus manos Yo sólo…


Ni siquiera puede terminar de hablar, su mente está perdida en la oscuridad.


Sin sentido.


Ni siquiera supo qué decir cuando Yeonho llegó justo detrás del maestro, pero sólo le miró, caminando hacia su lugar habitual.






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Yeonho le detuvo cuando las clases terminaron y todos se iban generalmente a sus casas, pero Yongseung decidió hacer algo más con su novio por la tarde ¿Podemos salir a comer en algún lugar?


Yongseung no solía preguntar para salir a comer, dar paseos o visitar lugares, él ya tenía un cronograma listo para cada una de sus citas y Yeonho sólo seguía el plan desobedeciendo una que otra regla.


Yeonho estaba sorprendido y un poco asustado por la propuesta. Planeaba evitar a Yongseung hasta aclarar sus sentimientos después de lo que estuvo a punto de hacer en la azotea con Kangmin y por descuido, Yongseung pudo haberlos visto.


Yo... tengo tareas pendientes. Creo que podemos hacerlo otro día.


Puedo ayudarte.


Oh. Esta vez quiero hacerlo solo, Yongseung.


Pero... Hoy... Realmente quiero estar contigo el rostro de Yeonho se torna preocupado Hace mucho que no lo hacemos.


Podemos esperar su mirada viaja a todos lados, buscando la forma de escapar Recuerda que los exámenes de admisión están cerca y...


¿No quieres salir conmigo? la voz de Yongseung casi quebrándose asusta a Yeonho ¿Ya no me quieres? Yeonho se asustó al ver que lágrimas se acumulaban en sus encantadores ojos.


“¿Va a llorar?” Se preguntó Yeonho, sintiendo culpa al ver de esa forma a Yongseung, por provocar ese estado de ánimo que no había visto desde hace mucho tiempo.


“¿Otra vez estoy siendo tan malo?”


Su pecho empezó a doler. Realmente odiaba ver así a Yongseung. Prefiere verlo felíz, sonriendo, confundido e incluso molesto, pero nunca deseaba hacerle llorar. Yongseung no lo merecía.


Yeonho sostuvo su mochila y después sujetó una mano de Yongseung.


Vamos.


Yongseung sonrió con los labios y sus ojos se entrecierran de alegría.






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Sin embargo, el camino al centro fue silencioso y hasta un poco incómodo.


Yeonho estaba obedeciendo las normas sobre discreción al pie de la letra, pero parece que a Yongseung dejaron de importarle cuando sostuvo la mano de Yeonho en el autobús y este se paralizó en lugar de aprovechar como antes.


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