CAMBIÓ

Diecinueve

Yeonho era mi único amigo. Fue el único que acercó y me habló en mi primer día en la escuela. El resto me miraba de reojo y susurraban cerca de mí.

Hablaban como si me conocieran, pero ninguno se acercaba para realmente conocerme.

Yeonho me habló pidiendo ayuda para resolver un problema de matemáticas y desde ese día, empezó a saludarme todos los días. A veces me pedía ayuda y otras veces sólo hablaba sobre sus aficiones con mucho entusiasmo. Yo sólo podía escucharlo, encantado por su linda mirada.

— ¿Qué hay de tí?

— ¿Eh?

Yeonho me miró y sonrió.

— ¿Qué comida te gusta en especial?

— ¿Yo? – miré mis manos, sin saber qué responder – No tengo idea.

— ¿A qué te refieres?

Yeonho reaccionó de forma exagerada. Esa misma tarde me invitó a comer, primero dimos un paseo por las calles y Yeonho volvió a sorprenderse cuando le dije que no conocía muchas cosas por las que preguntaba qué eran.

— Entonces, ¿Esto es un basurero exclusivo para vasos?

Yeonho me miró seriamente.

— Pareces un extranjero – y vuelve a sonreír – Aunque eres lindo cuando miras y preguntas por cosas curiosas.

Después fuimos a un pequeño restaurante. Pagó por ambos y preparó todo para ambos.

Me agradaba que sea tan atento conmigo. Incluso me invitaba a sentarme a su lado en todas las clases.

— Ahora somos amigos, ¿O no? – me dijo cuando le pregunté por qué lo hacía –  Tienes que estar a mi lado y yo también estaré a tu lado. No te dejaré solo.

Yeonho fue amable presentándome a sus amigos. Con pocos días conociéndonos, descubrí que todos hablaban mucho y reían mucho. Se divertían demasiado en el poco tiempo que teníamos para merendar.

— ¿Qué haces? – Yeonho distraía mi concentración del libro que estaba leyendo para ayudarle con un trabajo; tocando mis cabellos y murmurando con sorpresa.

— ¿Es real?

— ¿Qué cosa?

— Esto – sostuvo un mechón de mis cabellos, pero no pude entender a qué se refería – Tu pelo es ondulado, ¿Son naturales?

— No lo sé – yo también agarré un mechón de mis cabellos – No estoy seguro.

— Hmm. Aún si no es real, te hace lucir muy lindo, Seungie – decía de forma muy seria y después sonreía de forma muy linda.

Cada vez que hacía ese tipo de cumplidos por mi forma de hablar, de mirar al maestro, al leer o decirle algo nuevo que acabo de descubrir, por cada simple cosa, hacía palpitar a mi corazón como loco.

— ¿Puedes ser tan lindo e inteligente al mismo tiempo?

— Tú también eres lindo.

— ¿Estás diciendo que no soy inteligente?

— No – me asusté al ver que estaba a punto de llorar, pero en unos segundos empezó a reír.

— Yongseungie, ¿Por qué eres tan ingenuo?

Yeonho lo mencionaba como algo tan increíble que yo le creía y hacía latir mi corazón con fuerza.

— ¿Qué piensas, Yongseung? ¿Te unes a nosotros para ir al cine? – preguntó uno de nuestros amigos durante el receso y sólo pude mirar a Yeonho.

— Saben que Yongseung es tímido – Yeonho siempre hablaba por mí y lo agradecía mucho, no me gustaba ser así, pero no podía evitarlo – Tampoco es como nosotros. Es un buen estudiante que le gusta visitar la biblioteca.

— ¿Estás sugiriendo pasar nuestro tiempo libre en la biblioteca?

— No es tan malo – abrazó mis hombros – Deberíamos seguir su ejemplo.

Yeonho era muy comprensible cuando ellos tenían planes para salir. Abogaba por mí aunque no sabía por qué no podía salir con ellos.

Yeonho era muy amable que podría quedarme a su lado todo el tiempo posible incluso en silencio, incluso si sus amigos estaban en contra de lo nuestro.

— ¿Cuál es el sentido, si no forma parte de nuestros planes?

— No puede estar callado todo el tiempo, tiene que hablar.

— Realmente me está asustando, Yeonho. Ya no deberías invitarle a estar con nosotros.

— Si no cambia, no lo aceptaremos en el grupo.

— Yongseung es nuestro amigo...

— Quizas eres el único, porque ni siquiera habla con nosotros.

— Es tímido, traten de en...

— No puede ser tímido para siempre, Yeonho.

— ¿Haces que cambie o no vuelve a reunirse con nosotros? Tú decides, Yeonho.

— ¿Qué pasa, si decido esto? Si no pueden aceptar a Yongseung tal y como es, entonces, dejaremos de reunirnos con ustedes.

Ese día fui al parque donde habían acordado reunirse, decidido a pasar más tiempo con ellos, pero escucharlos hablar a mis espaldas y después ver a Yeonho alejándose de ellos, hizo cambiar mis pensamientos.

— Yeonho – le seguí hasta un semáforo y Yeonho me miró sorprendido.

— Yongseungie, ¿Qué haces aquí?

Pude ver tristeza en sus ojos y su voz no era alegre como estaba acostumbrado a escuchar.

— Sólo... iba a reunirme con ustedes, pero te ví antes y aquí estoy – sostuve sus manos sin avisar – ¿Dónde están los demás?

— ¿Ah, sí? Ah, Yongseung, ¿Qué te parece, si cambiamos de planes y sólo somos nosotros dos a partir de ahora?

Había escuchado y visto todo, no iba a pedir explicaciones.

— De acuerdo.

A partir de ese día empezamos a salir sólo entre nosotros dos.

Todo era mejor.

Sólo Yeonho y yo.

Tuve la atención y cuidado de Yeonho exclusivamente para mí y nada más me importaba.

Todo era perfecto entre nosotros, hasta que conoció a ese seonbae.