CAMBIÓ

Veintiséis

— Has cruzado la línea, Kangmin – dice Yongseung, con un tono tan amenazante y peligroso que hace temblar a Kangmin – Te has metido con algo que no debías haber hecho. Yeonho... Yeonho me pertenece. Nadie me lo quita

— Pero Yeonho-hyung... ¿Qué piensa Yeonho-hyung sobre esto? ¿Yeonho-hyung sabe que tienes su teléfono? ¿Sabe que estás haciendo esto?

Yongseung se ríe amargamente.

— ¿Qué pasa si no lo sabe? ¿Estás esperando a que Yeonho venga y te salve? – Yongseung abre ligeramente los ojos, casi desorbitados – Por supuesto que no lo sabe. ¿Por qué crees que le quité su teléfono? – Yongseung bufa suavemente y mira seriamente a Kangmin antes de volver a observar el teléfono de Yeonho en sus manos – Yeonho cree que lo perdió y sus padres no lo reemplazarán debido a sus notas – Yongseung entrecierra los ojos al mirar a Kangmin – Notas que bajaron desde que apareciste.

— ¿Por qué me miras así? – Kangmin pregunta en susurro tembloroso, sintiendo que los escalofrios recorren por su columna vertebral por la fija e intimidante mirada que Yongseung le dedica.

— No actúes como si no hubieras sido el responsable de intervenir con sus estudios para ir a comer. Todo el tiempo se reunían en la azotea para comer y no estudiaban. Es tu culpa que Yeonho haya tenido que asistir a clases de verano.

— Pero eso... Yo sólo quería que Yeonho-hyung no se privara de comer lo que quisiera. No era bueno para Yeonho-hyung.

— Yo sé lo que es bueno para Yeonho – dice Yongseung, alzando la voz – Conozco a Yeonho más tiempo que tú y yo sé cómo funciona su cuerpo. Yeonho sube de peso si come demasiado, porque come demasiado rápido y él lo sabe. Por eso hacemos dieta, al menos con eso Yeonho regularía su forma de comer, pero Yeonho nunca hubiera descuidado sus estudios aunque hubiera un camión de comida rápida fuera de la escuela. Siempre ha sido muy despistado. Yeonho olvida a la gente, Kangmin. Siempre ha sido así. Hasta que tú... – los ojos de Yongseung se oscurecen mientras presiona el teléfono entre sus manos – No sé cómo lograste que te recordara. Que te buscara, que te invitara a almorzar con nosotros. Revisé su teléfono, vi tus mensajes. Todos. No son nada, solo saludos aburridos, palabras inútiles y formalidades – Yongseung frunce el labio – Pero necesitaba verlo yo mismo. Necesitaba ver con mis propios ojos lo que hiciste para que le importaras.

Kangmin baja la mirada de inmediato.

— Entonces... Es por eso que algunos mensajes parecían extraños – Kangmin susurra sorprendido – ¿Es por eso que a veces Yeonho-hyung no entendía de qué estaba hablando cuando mencionaba algo sobre los mensajes que le enviaba? – Kangmin levanta la cabeza y mira sorprendido a Yongseung – Todo este tiempo, ¿Yeonho-hyung nunca tuvo su teléfono? ¿Yeonho-hyung nunca vio mis mensajes? Sobre nuestra primera cita... ¿No fue idea de Yeonho-hyung? ¿Tú realmente...?

Yongseung niega con la cabeza, sonriendo escalofriantemente de nuevo.

— Oh, Kangmin. Realmente fuiste ingenuo al creer que Yeonho finalmente te estaba invitando a una cita – Yongseung gira sobre sus talones, dándole la espalda a Kangmin y poniendo una expresión llena de enojo en el rostro por la simple idea de que Yeonho y Kangmin tengan una cita. Yongseung respira suavemente y levanta la cabeza antes de volverse a mirar seriamente a Kangmin – Ese mensaje que supuestamente recibiste de Yeonho, invitándote a tener una primera cita en ese parque de diversiones, lo hice yo – dice Yongseung, observando con placer la cara de sorpresa que pone Kangmin.