Preludio

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— Confías en mí, ¿verdad? — Preguntó, hablando con suavidad, mirando directamente a sus ojos a pesar de que le tenía casi desnuda frente a él. Apreció por un momento sus pupilas de distinto color. Para él, Shouto era única y no sólo por su familia, sus quirks y su infinita amabilidad que la hacían una gran heroína. Se sentía muy enamorado de ella.

Shouto asintió y mantuvo un rubor en el rostro más que evidente. Su mirada fija le intimidaba un poco, pero quería seguir adelante. — Confío en ti. — Respondió mientras Izuku acariciaba su mejilla izquierda.

Cada lado de Shouto le cautivaba. Pensó que si incluso poseyera uno solo de sus dos quirks, continuaría siendo maravillosa y muy hermosa. Con eso en mente, se inclinó, besando sus labios con delicadeza. — Pienso... compensarte lo de la última vez. No debo ser el único que disfrute. Así que necesito saber... — Dudó un segundo en preguntar, pero se atrevió.— Dime cómo es que te masturbas...

De sólo mencionarlo, recuperó el color rojizo por todo el rostro. Shouto no se quedó atrás, sus mejillas también encendidas y desvió un poco la mirada. Estaba recostada en el futón e Izuku estaba sobre ella. Sus cuerpos aún no se rozaban entre sí. Midoriya se apoyaba en sus propias rodillas y la palma de una de sus manos.

— Yo... he usado los dedos... sólo un poco... no me he metido nada ni he hecho algo extraño... — Recordó mientras investigó una vez el cómo se llegaba al orgasmo. Observó extraños juguetes que no tenía y el uso de sus propios dedos dentro, pero no se había animado a intentarlo. Incluso vio un video donde una chica se frotaba con una almohada y sus muñecos de peluche, pero aquello le había parecido extraño. Optó por sólo usar su mano de manera externa dentro de la ducha, se había sentido bien, pero no creía haber experimentado un orgasmo como tal.

Izuku sonrió. Ambos eran inexpertos, aunque por su parte había experimentado y podía deducir que él se había masturbado más veces que Shouto. Después de todo, era menos tabú que él como chico lo hiciera. Pero había sonreído, ya que podía ser ahora quien se encargara de hacerla sentir bien. — En ese caso... te prometo dar mi mejor esfuerzo. Mereces disfrutar.

Todoroki volvió a confundirse, pero creía en lo que le decía y confiaba completamente en él. Asintió de nuevo e iniciaron un nuevo beso, esta vez uno más profundo en el que sus lenguas se tocaron y acariciaron entre sí. Aún con sus labios unidos, Shouto acarició la espalda de Izuku, deslizando las manos por sus costados hasta llegar a su cintura y liberarle de la única tela que poseía encima. Midoriya no la detuvo, aunque su corazón se aceleró al reconocerse desnudo. Shouto lanzó la toalla a su lado, fuera del futón.

Izuku interrumpió el beso, pero sólo para reanudar un camino de ellos sobre su rostro, su oído, su cuello, descendiendo de nuevo para llegar a su clavícula y de vuelta al contorno de sus senos. Esta vez no iba a detenerse. Tomó la suave y delgada tela satinada, abriendo la bata para visualizar sus redondos pechos. Suspiró al encontrarlos de frente. Recordó vagamente cuando Mineta intentó ver a Shouto de esa manera y se molestó por un instante. Todoroki era para él únicamente y no permitiría que la molestaran así de nuevo.

Shouto se cubrió los ojos con el antebrazo derecho. Izuku se había acomodado entre sus piernas y sentía que en cualquier momento sus ingles iban a rozarse. Pero en lugar de sentir aquello, percibió una mano sobre su seno izquierdo. — Aaaaaah... — Soltó un gemido, pues ahora había percibido los labios de Izuku sobre el derecho, succionando, su lengua lamiendo en círculos el botón ya erecto.

Respiró agitada, concentrándose en la sensación. Izuku tomó también su seno derecho con la otra mano y separó los labios, dirigiéndose ahora hacia el izquierdo. Gracias a su saliva sentía el pezón sensible ante la temperatura de la habitación. Se mordió el labio inferior para no volver a gemir, pero él se detuvo, retirándole el brazo del rostro.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora