Pedazos

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— Me alegra que estés recuperando tus quirks, pero es muy molesto verte flotar. — Frunció el ceño y suspiró.

— Es porque no sé cómo patinar. — Descendió los pies al suelo y en seguida derrapó. Movió los brazos para intentar recuperar el equilibrio, pero volvió a impulsarse hacia arriba para flotar sobre la pista de hielo.

Shouto desvió la mirada y continuó patinando, dando vueltas por el perímetro de la pista. — ¿A qué veniste?

— Creí que... podríamos ser amigos. Eso dijiste la última vez. — Izuku le siguió detrás, ella demoró en responder.

— He hecho mi esfuerzo porque sea así, pero es bastante difícil. De sólo mirarte... tengo demasiados recuerdos. — Se detuvo y cruzó los brazos. — Y el que hagas eso no me ayuda.

Midoriya primero no sabía a qué se refería, pero al entenderlo volvió a descender, sosteniéndose del borde de la pista con ambas manos. Sus piernas temblaban y sus pies volvían a derrapar en diferentes direcciones.

— Es... muy difícil hablar así... — A pesar del frío del lugar, comenzó a sudar por el esfuerzo de mantenerse de pie.

— Cuando despertaron tus otros quirks me sentí engañada. Habías dicho que no tenía porqué ocultar mis dones, siendo que todo el tiempo no fuiste sincero conmigo. – Suspiró y movió su mano derecha, creando hielo debajo de los tenis de Izuku para convertirlos temporalmente en patines con hielo debajo.

Le tomó de ambos brazos para ayudarle a deslizarse hasta la entrada a las gradas, donde derritió el hielo.

Izuku se sonrojó por aquella ayuda. Notaba que Shouto continuaba muy molesta, pero también sabía que no era impedimento para ayudarle. Eso le parecía muy atractivo. Era realmente bondadosa, aunque quisiera disimularlo.

— Creo... que era más fácil que flotara hasta aquí por mi cuenta...

Le escuchó gruñir. En definitiva estaba muy molesta por su elección de palabras... o había pasado demasiado tiempo cerca de Katsuki, lo cual ninguna de ambas opciones le agradaba.

— Si querías hablar, aclárame esto. ¿Cómo creíste que me sentiría al saber que tenías más de un quirk? Nunca me pediste ayuda para manejar alguno, aunque me ofrecí. No me dijiste nada sobre el One For All, fui la última en enterarme. Me sentí... engañada, ignorada, usada... — Shouto se sentó en una de las gradas. Sus ojos estaban cristalinos por las lágrimas, pero sus manos estaban tensas al empuñarse.

Midoriya demoró un momento en responder. No quería elegir mal las palabras y hacerle molestar más. – All Might me dijo que...

— All Might... — Se limpió los párpados con el antebrazo. Izuku se asustó al saber que lloraba, aunque aún se escuchaba muy molesta. — ... ¿y lo que tú pensaste? No me dijiste nada al respecto... — Bajó el brazo izquierdo y miró hacia el suelo. — La primera vez que despertó tu quirk de tentáculos de energía... estaba tan preocupada. Ni siquiera debes recordarlo. Te desmayaste por Shinso, Uraraka te atrapó y yo fui por ti... No despertaste por un largo tiempo. Casi no hablaste al respecto y lo dejé pasar, pero... fue un quirk tras otro.

— Ocurrió poco antes de la residencia... después supe lo de Toya. — No sabía si consolarle al abrazarla. Incluso sentía que no merecía ni mirarla debido a todo el dolor que ya le había causado.

— Precisamente por eso no lo entiendo... se suponía que éramos una pareja... Sabías todo sobre mí, nos apoyábamos... confiaba en ti y tú... sólo te fuiste, sin decirme nada. — Volvió a derramar lágrimas, pero no las limpió. — Pensé lo que pude haber hecho mal... si sólo te cansaste de mí y preferiste a Ochaco... si finalmente te diste cuenta de lo rota que estaba y que no te gustaba cómo era yo...

Izuku luchó por no llorar también. No era alguien que se avergonzara de derramar lágrimas, pero incluso sentía que no era merecedor de que ella le compadeciera.— Yo... no... no se trataba de eso...

Todoroki se abrazó a sí misma y le dio la espalda. — He pensado más en mí desde entonces. Aprendí que debo cuidar de mí, ver por mí... como tú hiciste por ti. Y agradezco todo lo que me ayudaste. Fuiste una parte importante de mi vida, pero eso ya pasó... Cumpliré mi palabra de intentar volver a ser amigos... pero aún no estoy lista.

— Yo...— Intentó tocar su hombro, pero ella se apartó en seguida. Le dolió el pecho, una punzada que ardía.

— Esperé por ti... me preocupé tanto por ti... ni siquiera después de que terminó todo te acercaste. Siempre fui yo intentando hablar contigo y sólo hasta ahora vienes... Quisiera volver a ser como antes... o también nunca haberte conocido. — Apretó los párpados y hundió el rostro entre sus brazos sobre ambas rodillas. — Pero ya ni siquiera recuerdo cómo era yo antes de ti. Te metiste tanto en mi vida, moldeaste quien soy ahora y tú sí puedes seguir sin mí... no es justo...

Izuku a penas si lograba escucharle por lo quebrada que estaba su voz.— También eres importante para mí...

— Pero no igual de importante. No como para permitirme ser parte de tu vida... – Alzó el rostro, sus ojos y mejillas sonrojados por el llanto, su cabello ahora desprolijo y algo enmarañado.– Ahora que te quedaste solo, vienes a buscarme... — Frunció el ceño y se levantó, entendiéndolo. — Escuché a Tsuyu... Uraraka no está bien desde lo que le pasó a Toga y los demás te vieron buscándola. No quiero saber de ti, pero los demás se empeñan en contarme... Seguramente la buscaste y te rechazó... por eso veniste a buscarme... a recoger lo que dejaste atrás...

— No, yo no... no tienes porqué inventar cosas... nunca haría eso... – Midoriya quiso acercarse, pero no quería volver a sentir que se apartaba.

— Sólo... déjame en paz... — Se limpió el rostro con el antebrazo.

Izuku observó cómo se marchaba. Su pecho aún dolía. No era muy bueno hablando con las chicas en general... pero se trataba de Shouto, la había herido y se sintió muy tonto por creer que invitándola al próximo baile se solucionaría todo.

Se mantuvo de pie. Ya no veía el cabello de Todoroki a lo lejos. Pensó en continuar insistiendo. La última vez quiso dejarla tranquila, pero eso sólo empeoró todo. Se sentía atrapado entre continuar o no, pero no se sentía correcto y ser amigos ya no era una opción.

Suspiró y se sentó. Comenzó a repasar lo que acababa de suceder e intentó no desmoronarse ahí mismo.

Tal vez debía pedir un consejo.

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Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora