"Vamos, descansa en mi casa por esta noche ¿De acuerdo? No me voy a sentir bien dejando que te quedes solo después de lo de hoy."
Aito sacó el duplicado de la llave que le había dado y abrió silenciosamente la puerta de la habitación de Saekura. Tan pronto como dio un paso adelante, la luz del sensor respondió con un parpadeó e inmediatamente después se iluminó toda la entrada.
Esta noche, Saekura trabajaría en el turno de día y luego en el de noche para cubrir el lugar de otro médico que tenía una reunión muy urgente. Cuando escuchó eso, Aito, que había estado causando muchos problemas últimamente, le dijo que él podía ocuparse de ese turno en su lugar pero Saekura le dijo que "no".
"Estoy bien, ya estoy acostumbrado a eso. Además, ahora mismo necesitas priorizar tu recuperación ¿No es verdad?"
Aito abrió la puerta del dormitorio, que estaba ubicada en el medio del pasillo que conectaba la entrada y la sala de estar, y soltó una palabra de completo asombro. Luego, respiró profundamente, como si fuera natural hacerlo de esta manera, y pensó que, como era de esperar, no estaba mintiendo cuando dijo que oler el aroma de Saekura lo calmaba hasta un punto que se sentía como una persona completamente diferente. Y justo después de inhalar hasta que sus pulmones estuvieron llenos, Aito sonrió ante una extraña felicidad que había comenzado a crecer dentro de él de una forma un tanto descontrolada.
Después de dormir sobre el hombro de Saekura durante todo el día, sus emociones turbulentas disminuyeron en un grado sorprendente y su corazón estuvo tranquilo todo el tiempo que le siguió a eso. Se liberó de la irritación que lo había estado molestando y ahora estaba incluso un poco más lleno de energía que antes. Como si hubiera vuelto a la normalidad, a antes del embarazo. Al principio pensó que era porque la siesta fue completamente reparadora pero, cuando de repente recordó el aroma de Saekura, se dio cuenta de que era justamente eso lo que estaba provocando que su corazón fuera más ligero y luego, cuando visitó este lugar y entró al dormitorio donde el aroma de Saekura era más fuerte, quedó convencido de que justamente era esto lo que había estado buscando desde la primera vez. Algo así como... Su droga.
Aito colocó sus zapatos y su abrigo en el sofá, se aflojó el cuello de la camisa y se dirigió directamente a la cama de Saekura. Se metió entre las sábanas, sintiendo pena por llevar ropa exterior que manchara el rastro del suavizante, se tapó la cabeza con la manta, se hizo bolita y enterró la nariz en el colchón hasta que inmediatamente le invadió el aroma de su cabello.
"Ah... Que rico."
Una fragancia única en el mundo, una mezcla del olor corporal, sudor, champú y jabón de Saekura.
Cuando inhaló tan fuerte como pudo, toda su piel, su cerebro e incluso sus huesos temblaron igual a si acabara de encontrar algo fantástico. Luego Aito respiró profundamente una y otra vez dentro de la manta y trató de tener la mayor concentración del aroma como fuera posible. Pero...
"No es suficiente."
Sus instintos, que deberían haber quedado satisfechos después de oler el aroma de Saekura, de repente se quejaron.
Más, más, MÁS.
Aito saltó de la cama, incapaz de quedarse quieto, y miró a su alrededor sin rumbo fijo. Si el propio Saekura estuviera aquí, esta ansiedad se aliviaría instantáneamente sin que tuviera que hacer algo al respecto así que parecía que no le quedaba más que resolver el problema por su propia cuenta. Y justo cuando estaba deambulando por la recámara, un trozo de tela apareció colgando en un perchero que estaba justo al fondo así que, al mirar con atención, descubrió que eran la bata y la toalla de Saekura, que probablemente había utilizado por la mañana después de darse un baño.
"Quiero eso."
Fue lo primero que pensó.
Y antes de darse cuenta, había recogido su toalla, su bata y toda la ropa esparcida por el suelo. Además, antes de que pudiera pensar que este acto era extraño, Aito dirigió su atención al armario donde estaba guardada la ropa de Saekura y pensó que finalmente había dado con un tesoro maravilloso ¡Había muchas cosas que quería de allí! Como guiado por algo invisible, abrió la puerta y sin dudarlo sacó toda la ropa que colgaba del tubo de percha de acero inoxidable, apilándola encima de la ropa que ya había recogido antes. De hecho, la verdad es que se había alegrado muchísimo al ver aumentar el peso de la tela entre sus brazos e inconscientemente sonrió mientras agarraba tanta como podía aguantar. Luego, tiró todo sobre el colchón.
Colocó los que tenían un olor más fuerte y persistente en el medio y los que llevaban uno más débil en el exterior. Haciendo la forma de una casita. Y una vez que estuvo de la manera adecuada, Aito saltó al mar de ropa sin pensarlo demasiado, haciendo que la cama hiciera un crujido extraño al soportar el peso de Aito de una sola vez. Se acomodó en el interior y, tan pronto como estuvo bien protegido, se sintió tan alegre que por un segundo fue como si Saekura lo estuviera abrazando justo por atrás utilizando las dos manos.
Sus pensamientos se volvieron más claros y por supuesto, llegó un momento en que Aito se preguntó qué carajo estaba haciendo. Sin embargo, por ahora quería priorizar esta comodidad sobre todo lo demás, así que abrazó la ropa interior de Saekura entre sus manos y cerró los ojos lentamente. Pero pidió disculpas en su corazón. La verdad es que ahora tenía algo de culpa de estar haciendo tanto desastre.
(Lo siento, Saekura, volveré a dejar las cosas como estaban. Te lo prometo.)
Pero mientras decía eso, sintió sueño, como ondas pequeñas en un lago que le provocaron sentir que se estaba sumergiendo en agua calientita. Estaba seguro de que podría dormir bien por la noche y de que, gracias a eso, mañana podría ser el mismo de siempre.
Pero entonces:
"¿Aito? ¿Estás aquí?"
Al mismo tiempo que el sonido de la puerta abriéndose resonó en la habitación, una voz familiar saltó a sus oídos, y Aito, que todavía estaba en su casita de ropa, abrió mucho los ojos y saltó presa del miedo.
"¿Eh?"
Saekura, quien probablemente se sorprendió al ver a Aito quitarse la manta y levantarse, se quedó sin palabras por un momento e hizo un sonido que le hizo creer que se había atragantado con el aire. Luego, solo se detuvo frente a la entrada de la habitación y se quedó allí por un momento que le pareció eterno.
Ver a Saekura así hizo que su corazón saltara como nunca antes.
"¿Por qué...? Te ibas a quedar en el turno de noche..."
"¿Eh? oh, no, cuando el director se enteró que yo trabajé continuamente desde el turno de día, me dijo que no era bueno esforzarme demasiado y me dio el resto del día libre."
Los ojos de Aito se oscurecieron.
"En lugar de eso, Aito. ¿Tú estás...?"
Una expresión de gran confusión apareció en el rostro de Saekura.
"Ah, esto es..."
Abrió la boca para responder la pregunta. Pero no salió ni una sola palabra. Sabía que quería el olor de Saekura, pero ni siquiera entendía por qué había hecho todo esto.
"Esto es..."
Miró al suelo. Luego, al poco tiempo, vio los pies de Saekura acercándose a él.
Después de decir su nombre con voz suave, "Aito", el rostro de Saekura, que ya se había arrodillado en el suelo, miró en su dirección.
"Lo siento si mi suposición es incorrecta pero ¿Podría ser que Aito es un omega?"
Todo el cuerpo de Aito se congeló en shock cuando inesperadamente le lanzó una pelota directa con un tono tímido.
Saekura, que había bajado las cejas, le dedicó una sonrisa preocupada a Aito, quien se limitó a mirarlo con asombro, sin darse cuenta de que no responder lo estaba llevando a una afirmación.
"Tranquilo, Aito... Oye, no pasa nada."
El sonido de su corazón se escuchaba con fuerza en sus oídos.
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Adicto al azúcar (Traducción finalizada)
FanfictionAito, un pediatra, suele acostarse con Saekura, su mejor amigo y colega desde la escuela preparatoria. Es una relación que comenzó por impulso, realmente. Para perder el tiempo. Después de todo, Saekura es un Alfa muy popular y él es un Beta sin muc...