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Una magnífica lámpara de araña colgaba del techo que iluminaba brillantemente el gran vestíbulo de la recepción. Bajo esta luz, si se miraba por la ventana mientras permanencias sentado en los sofás, entonces disfrutabas de una vista nocturna llena de luces de neón de colores brillantes y también, del espectáculo que ofrecían los automóviles cuando se reflejaban en el cristal al pasar por la calle cercana.
El evento se estaba llevando a cabo en el salón de banquetes del piso superior de un hotel urbano así que, aunque había imaginado que la fiesta tendría un panorama precioso, en realidad fue más espectacular de lo que hubiera esperado. Incluso sintió que podía quedarse mirándolo en esa dirección para siempre.

Vestido con un traje que había llevado a la tintorería para hoy, Aito apoyó suavemente su peso en el descansabrazos del sofá y escuchó la presentación del profesor que estaba parado a pocos pasos de la puerta. Todos los invitados habían ingresado al lugar desde hace ya algunos minutos así que las únicas personas en el vestíbulo eran los recepcionistas, empleados del hotel y Aito, que acariciaba ligeramente la esquina del teléfono celular que tenía en la mano y se mordía los labios al pensar en el rostro del hombre que lo había hecho esperar por tanto tiempo.

A estas alturas, Saekura debía estar viajando en un taxi, sintiéndose tan o más ansioso de lo que estaba él para este momento mientras revisaba el reloj que llevaba en la muñeca. Se suponía que Saekura iba a salir del trabajo un par de horas antes del término de su turno pero, justo cuando estaba a punto de irse, recibió la noticia de que un paciente a su cargo tenía fiebre demasiado alta por lo que, atenderlo y hablar con sus padres era lo primordial para ese momento y lo había retrasado. Sin embargo, solo le tomó menos de una hora e inmediatamente después le dijo que "no tardaría mucho en llegar a la fiesta" y aseguró que debía estar allí muy pronto.

(Es emocionante. Ha pasado mucho tiempo desde que salimos a una cita con vestimenta tan formal.)

Cuando imaginó a Saekura, vistiendo un traje formal para la fiesta que celebrarían para su mentor, sus mejillas naturalmente se aflojaron y sus labios formaron una sonrisa bastante hermosa. El hombre tenía un cuerpo bonito, era alto, llevaba una silueta esbelta, unos músculos tonificado y extremidades largas y perfectas. Tenía un traje formal de buena calidad, y estaba seguro de que iba a peinarse de una manera que lo iba a hacer parecer más adulto de lo que ya era. Por si fuera poco, Saekura tenía ese tipo de personalidad amable y alegre y había una sensación hechizante a su alrededor que le hacía sentir como si flotara. En resumen, lo que intentaba decir era que no podía evitar amarlo. Y era más fuerte cuando recordaba que esta noche habían prometido tener una cita por primera vez en mucho tiempo, diciendo cosas como: "Vamos a buscar un lugar para cenar de camino a casa", tomándose las manos y besándose hasta que terminó mirando hacia la entrada del vestíbulo justo como ahora. Se sentía un estudiante de secundaria emocionado por su primera vez y aunque no lo había dicho en voz alta, incluso estaba un poco avergonzado cuando pensaba que tal vez era un poco viejo para sentirse de esa forma. El jardín de flores que flotaba en su cabeza ya debía ser visible en su cara para ese momento.

Justo cuando estaba a punto de morderse la boca otra vez, una voz vino detrás de su cabeza.

"Um, discúlpeme."

"¿Eh?"

Cuando se dio la vuelta, vio a un joven de unos veinte años parado justo allí, mirando a Aito mientras aún estaba sentado. Tenía el cabello castaño y rasgos faciales distintivos. Parecía más un joven apuesto que un hombre bien parecido, y daba la impresión de ser muy arriesgado con las mujeres. Le dio la ilusión de ser un estudiante universitario así que probablemente era alumno del maestro. En realidad, no sería tan extraño ver a más de ellos reunidos en la fiesta.

Adicto al azúcar (Traducción finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora