Adicto al azúcar (Traducción finalizada)

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Los niños, a quienes no les importaba la privacidad como a los adultos, solían pasar el día jugando en la misma habitación, por lo que las cortinas que los separaban siempre se mantenían completamente abiertas. Entonces, cada cuarto estaba bañada por la luz del sol, que parecía entrar todo el tiempo por los enormes ventanales que tenían en las esquinas.

Sin embargo, en la mitad de la habitación del hospital que visitaba Aito, las cortinas siempre estaban bien cerradas todo el tiempo.

"Toc, toc. Voy a abrir."

Dijo una palabra, luego tiró de la tela, miró adentro y encontró una enorme pila de futones que cubrían todo, desde los pies hasta la cabeza del niño. Parecía una concha enorme y blanca.

"Lo siento, Yukiya-kun. Es hora de tu cita médica así que ¿podrías mostrarme tu carita por un rato?"

Lentamente abrió su caparazón, teniendo cuidado de no pegarle el tubo de goteo transparente que se extendía hacia afuera desde el costado de su brazo.

"Buenos días, cariño ¿Pudiste desayunar?"

Cuando le preguntó a la persona que salió del espacio cerrado, con una mezcla de cautela y ansiedad en su rostro, finalmente respondió con una voz muy, muy baja:

"Me comí todo".

"Ya veo, ¡Eso es genial! Entonces, ¿sientes algún dolor o sensación extraña en alguna parte?"

"Nop".

"Parece que hoy te sientes bien. Me alegra muchísimo."

Aito dejó escapar un suspiro de alivio mientras tomaba un examen basándose en su complexión, sus signos vitales que la enfermera había revisado anteriormente y los latidos de su corazón que escuchó con un estetoscopio. Parecía que el aplazamiento de la cirugía no le hizo mucho daño.

"No tienes ninguna prueba en particular hoy así que está bien que vayas a jugar con tus amigos después de que termine de pasar la vía intravenosa".

"... ¿En serio?"

Ante las palabras de Aito, sus ojos, que habían estado mirando hacia otro lado, se volvieron hacia él.

"Por supuesto, no puedes correr, pero puedes tomar tu celular e ir a atrapar Pokémons por los pasillos ¿Todavía lo juegas?"

Repentinamente cambió de su expresión sombría a una sonrisa brillante y saltó de la cama mientras decía: "¡Sí!" Con todas sus fuerzas.

Yukiya, que tenía una enfermedad cardíaca y estaba considerando operarse, llevaba un tiempo rechazando a médicos y enfermeras porque tenía mucho miedo de la intervención. Sin embargo, no estaba en contra de todo, solo reaccionaba mal si escuchaba hablar sobre ello.

"Diviértete ¿Bueno?"

"¡Sí!"

Hoy en día, a medida que los estudiantes de primaria alcanzaban grados más altos, comenzaban a jugar batallas en línea en consolas portátiles y también, juegos donde atrapaban monstruos usando teléfonos. Yukiya, que este año había entrado a sexto grado de la escuela primaria, parecía estar muy interesado en esas cosas, pero, obviamente y debido a su enfermedad, tenía más restricciones que otros niños internados. Probablemente por eso Yukiya parecía aún más feliz hoy.

"¡Gracias doctor!"

"De nada. Nos vemos por la noche entonces."

Pensó que debería aprovechar esta consulta para hablar un poco sobre la cirugía antes de darle permiso de jugar pero, cuando veía su linda sonrisa brillante, no tenía la energía o las ganas de quitársela de golpe. Sinceramente, como médico, se podía hasta considerar como una "batalla perdida".