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Envío un mensaje preguntando si podía ir a su casa y a los pocos minutos recibió una respuesta confirmándolo.

Después de terminar su turno de día, Aito regresó a casa, se preparó y salió con una enorme maleta llena de su equipaje. Desde la calle vacía en la noche, podía ver las luces de San Marcos, donde trabajaban Aito y sus amigos, y también cada una de las tiendas locales y los supermercados. Los médicos solteros solían alquilar una habitación cerca de aquí para poder llegar rápidamente en caso de emergencia así que el apartamento de Sae también quedaba a unos diez minutos caminando. De hecho, desde que se mudó aquí el año en que se convirtió en médico especialista, había recorrido este camino innumerables veces para visitarlo y del mismo modo, Saekura también llegaba a la casa de Aito por este mismo sendero. Había momentos en los que pasaban tiempo juntos hasta la mañana y luego iban a trabajar uno al lado del otro tomados del brazo. Y de esta manera, los caminos se veían encantadores y el viento, aunque demasiado frío, en realidad ya ni siquiera se sentía incómodo.

Pero ahora ya estaban en invierno. Ni siquiera se había dado cuenta de eso porque era muy fácil olvidar la temporada cuando se trabajaba en un hospital con temperatura controlada. Sin embargo, en realidad estaban a mediados de diciembre. Teniendo en cuenta que el año terminaría en apenas medio mes, eso quería decir que los días estaban pasando muy rápido y por eso mismo no tardó mucho en preguntarse qué tipo de año sería el siguiente ¿Sus días estarían tan ocupados como antes o su vida diaria sería completamente diferente a lo que era ahora? Si empezaba a pensar en cosas así tan de repente, probablemente la gente se reiría de él y lo llamaría exagerado, pero era importante tomarse un tiempo para analizar el futuro de vez en cuando algunas veces.

Luego, escuchó el sonido de pasos apresurados que venían más adelante de él y una voz gritando:

"¡Aito!"

Cuando levantó la vista, vio a un hombre con la nariz y las mejillas de color rojo brillante.

"¿Saekura? ¿Qué pasó?"

"No puedo solo esperar en casa..."

Probablemente estaba descansando cuando recibió el mensaje y por eso mismo salió apresuradamente para encontrarlo. Saekura, que se detuvo frente a Aito, vestía una camisa delgada y una sudadera con capucha, lo que lo hacía lucir completamente desprotegido del frío.

"No eres un estudiante de secundaria, no puedes simplemente venir vestido así en este clima".

"Jaja, eso es verdad. Lo siento. Ah, espera. Si tienes equipaje, yo lo llevaré".

Saekura tímidamente miró hacia abajo y tomó la maleta que sostenía Aito. Parecía como si fuera un nuevo novio y no alguien que conocía desde hace ya bastante tiempo.

"Hmm, es pesado. ¿Qué traes aquí?"

"Ingredientes para miso. Voy a prepararlo porque ayer lo dejé a la mitad".

Ayer, Aito regresó a casa por la noche y de repente decidió empezar a hacer oden. Preparó el rábano daikon, los huevos y el konjac y cocinó a fuego lento el tendón de res tanto como le fue posible. No terminó de poner lo que le faltaba así que pensó que podría terminarlo en casa de Saekura. Lo empacó en un recipiente termoaislante y lo metió en su maleta.

"¿Lo hiciste para mí?"

"Yo también quería comer un poco".

En realidad, ciertamente lo hizo porque pensó que Saekura querría comérselo pronto, pero le dio tanta vergüenza que mintió. Sin embargo, Saekura todavía sonrió y dijo: "Estoy feliz". Así que los dos comenzaron a caminar uno al lado del otro por la calle nocturna.

"Ah, ahora que lo pienso, Yukiya-kun, de quien estoy a cargo, de repente me dijo que podía someterse a la cirugía esta noche".

En el camino, Saekura habló en voz alta como si acabara de recordar esa historia, y una sonrisa apareció naturalmente en su rostro.

"Cuando le pregunté por qué, de repente, dijo: "Porque quiero muchas recompensas''."

"¿En serio?"

"Sí. Es algo bueno. Con esto, Yukiya-kun finalmente va a poder sentirse mucho mejor."

"Así es. Tomó una decisión valiente. Solo nos queda hacer nuestro mejor esfuerzo".

Con ese fin, dijo que alimentaría su energía con el oden de Aito y comenzó a caminar como si estuviera a punto de saltar. Sus pasos parecían alegres, a pesar de que había estado trabajando a toda velocidad durante el día y que estaba a punto de comenzar el turno de noche y además, hasta estaba sonriendo. Pero sabía que Saekura estaba tan nervioso que hasta le temblaban los dedos.

El hecho de que Aito hubiera decidido ir a verlo significaba que había decidido su futuro ¿No era verdad? Y mientras caminaba junto a Saekura, que se reía y trataba de ocultar su nerviosismo, sintió que él también estaba comenzando a ponerse bastante rígido. Sin embargo, Aito se preparó, sabiendo que no era bueno acobardarse en una situación como ésta, y sólo miró hacia adelante.

Adicto al azúcar (Traducción finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora