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Después de eso, los padres de Aito, que se habían reído mucho de la situación, consolaron a Saekura, quien de repente se dio cuenta y se puso rojo brillante, y luego se dirigieron al hotel donde pasarían la noche. Habían reunido el coraje para llegar a Tokio después de mucho tiempo viviendo en el campo y al parecer, iban a hacer todo lo posible para hacer algo de turismo temprano en la mañana.

Después de despedirse de ellos y darles algo de dinero, discutieron lo que iban a hacer para la noche, y dado que moverse todo el tiempo pondría tensión en su vientre, decidieron quedarse en el departamento de Aito porque quedaba muchísimo más cerca que la casa de Wataru. Comieron algo rápido y justo después de eso, se relajaron en el sofá mientras bebían el té que Saekura había preparado con algunos sobrecitos. Para su sorpresa, descubrieron que todavía era bastante temprano y que había pasado mucho tiempo desde que pudieron disfrutar el uno del otro de esta forma tan relajada.

"Wataru, lo siento muchísimo. Ya sabes, por hacerte entrar en pánico hace un rato..."

Mientras el tiempo pasaba tranquilamente en los brazos del otro, Aito una vez más se disculpó por causar tantos problemas.

"Está bien. No estoy enojado contigo, mi amor. Más bien, ¿Ya te sientes mejor con este asunto?"

"Sí. Gracias a que pude hablar con mis padres correctamente, todo se está arreglando entre nosotros y me siento muchísimo más relajado ahora".

Cuando lo pensó, finalmente se dio cuenta de que la razón de su inestabilidad emocional podía haber sido causado por eso mismo. Porque justo ahora se sentía mucho más feliz y brillante que en los meses en que estuvo sin hablar con su familia y pensó que, si no hubieran logrado ponerse de acuerdo sobre algo que era absolutamente no negociable, entonces no quedaría más remedio que cortar los lazos. Sin embargo, su corazón estaba lleno del deseo de conversar con sus padres y hacer que fueran parte de la vida de su bebé. Cuando Aito le dijo que estaba emocionado de verlos actuar como abuelos, Saekura sonrió y pronto pareció tan aliviado como lo estaba él.

"Pero me sorprendió. No parecías estar bien por la mañana así que me preocupaba mucho que pudiera haberte pasado algo malo."

Tenía la sensación de que algo iba a pasar, así que cuando terminó el trabajo y se fue a casa, sintió que el alma se le había caído a los pies cuando vio un cartel en el escritorio que decía: "Voy a volver a mi casa por un rato". Por lo que pensó que definitivamente había cometido un error y que Aito se había enojado muchísimo con él por estar tan ocupado siempre.

"Jajaja, eres un dramático Wataru".

"Imaginé que el hecho de que salieras de la casa de esa manera había tenido algo que ver conmigo. Si lo piensas de esa manera, es lo más lógico ¿No es verdad? ¡Estaba tan nervioso que casi me desmayo!"

Aunque fuera un problema pequeño como falta de comunicación, si no lo trataba de inmediato podía volverse bastante irreversible así que no lo pensó ni por un segundo cuando tomó su auto y fue a buscarlo.

Diciendo que había pensado en mil escenarios posibles, Saekura, que estaba besando su cabeza, le pasó el brazo por los hombros y dejó que Aito se apoyara contra su pecho para que inhalara el suave aroma alfa que parecía brotar de cada parte de su suéter. Sonrió:

"Lo siento..."

"Ya, no pasa nada."

Saekura era la única persona en el mundo del que podía sentir su aroma. Obviamente se sentía increíblemente feliz por esto al inicio, pero, al mismo tiempo en que lo razonaba con cuidado, también había empezado a sentir miedo de perderlo y experimentó un poco de lástima por volverse una persona tan completamente dependiente de él. De repente recordó el incidente que lo llevó a abandonar la casa de Saekura en primer lugar y se puso todavía más nervioso que antes:

Adicto al azúcar (Traducción finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora