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Tardaron menos de dos horas para llegar a Shinkansen, otras dos horas en autobús y luego otra hora y media en taxi. De hecho, cuanto más avanzaban en la carretera más edificios desaparecían del paisaje, los apartamentos dejaban de existir y las casas se volvían increíblemente pequeñas. En cambio, todo lo que crecía eran árboles y hortalizas, y rápidamente se cansaron de mirar. El campo no tenía mucho encanto aparte del aire fresco y pájaros.

Cuando estaba en la universidad, un compañero de clase le dijo: "Verduras, frutas, arroz, es fantástico poder tener algo sin tener que comprarlo". Pero Aito, que había vivido aquí desde que era un bebé, solo pensaba que era una verdadera molestia. Y estaba seguro de que todos los jóvenes que dejaron este lugar para ir a la universidad pensaban lo mismo.

Se bajaron del taxi que tomaron en la estación y miraron un poco por los alrededores. Como era de esperar, la carretera por la que habían entrado estaba tan bien pavimentada que no había tierra expuesta, pero todas las casas que se encontraban por aquí y por allá tenían techos de tejas anticuados, lo que le daba una sensación un tanto pobre.

(No ha cambiado en absoluto.)

Sin embargo, mientras parecía sentirse extrañamente deprimido, de repente la persona que estaba a su lado decidió golpearle ligeramente en el hombro.

"Oye, ¿Me veo bien así?"

Saekura vestía un traje de gala así que parecía extrañamente preocupado por su apariencia.

"Creo que no encajo con el campo".

"De hecho no. Pero ya que vienes a hablar con mis padres, pienso que es el conjunto perfecto. Les va a gustar"

Después de decir eso, miró hacia la casa que tenía de frente: Hace tres años, cuando su padre se jubiló, Aito puso de sus ahorros para que la habitación de sus padres fuera completamente renovada y se cambiara toda la fachada en un intento por lograr que se viera un poquito más moderna. Sin embargo, ahora ya no tenían el techo plano, sino las mismas tejas aburridas que en el pasado, y pensó que probablemente era porque un nuevo diseño se veía diferente al de los vecinos y eso, a su vez, provocaba que hubiera rumores.

"Pero igual es una lástima hacer que Wataru use ropa tan formal para venir hasta aquí cuando yo no estoy haciendo lo mismo".

"No te preocupes, al contrario, no quiero que uses ropa demasiado ajustada alrededor de tu pancita porque el bebé ya está creciendo. Quiero que te sientas muy cómodo."

En realidad estaba pensando en usar un traje a juego con el de Saekura, pero decidieron que la ropa ajustada no era adecuada para un viaje tan largo así que estaba utilizando una camisa naranja y unos pantalones un poco más holgados que de costumbre. Como resultado, la apariencia de los dos no coincidía en absoluto.

"Mi cabello todavía está intacto, mi corbata no está torcida... Sí, estoy listo".

"De verdad te ves muy guapo".

Habían pasado dos semanas desde que decidieron regresar a casa aprovechando el día libre de Saekura. Revisaron la ropa del otro para ver si estaban desordenadas y luego, finalmente Aito puso su mano en la manija y la giró.

"Está bien, entremos."

"¿Y tu llave?"

"¿Lo olvidaste? Todas las casas en el campo dejan la puerta de entrada abierta durante el día".

Sonrío y tiro de la puerta corredera. Como había predicho Aito, se abrió sin ningún tipo de problema.

"¡Estoy en casa!"

Adicto al azúcar (Traducción finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora