El caso 666: El hogar del Diablo (Sherlock Holmes y Tú) [Demonlock]

Suéltame

Nota de la autora:
Recomiendo leer este capítulo con la canción que he dejado en el archivo Multimedia (No light, No light -Florence and the machine)
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Pasé mucho tiempo en la biblioteca e hice algunas fotocopias de varios libros de demonología.
Deje todo en su lugar y me dirigí al puesto de Marcus.
-Me gustaría llevarme este libro- dije con una tierna sonrisa.
-Muy bien- dijo agarrándolo y pasándolo por el lector -espero verte en dos semanas-
-Seguramente- dije sonriendo metiendo las fotocopias en una funda que el me dió -adiós-
-Adiós- dijo sonriendo antes de que me fuese.

Volví al 221 y me encontré a Sherlock rodeado de velas sentado en el centro del salón.
Había algunas palomas blancas decapitadas en el suelo y extraños dibujos en el suelo.
Intenté salir de la habitación pero la puerta se cerró de golpe.
-Te dije que tuvieses cuidado- dijo Sherlock abriendo sus ojos negros como el carbón -no quiero que te hagas daño-
-No he hecho nada- dije seria.
-Claro que si- dijo levántandose -dame tu bolso-
-No- dije agarrándolo.
-He dicho que me lo des- dijo molesto.
-Vale- dije sacando el libro sin que él se diese cuenta -ten-

Lo abrió y sacó todas las fotocopias leyendolas.
-Así que nada ¿Eh?- dijo lanzando las hojas a la chimenea -te dije que no metieras las narices-
-Yo...- dije asustada.
-Ahora vas a ver las consecuencias- dijo agarrándome en brazos con fuerza y poniendome sobre su hombro.
-¡NO SHERLOCK!- grité pataleando -¡SUELTAME!-

ME llevó a su habitación y me tumbó en la cama con violencia.
Yo intenté escaparme pero me agarró por el tobillo con fuerza y me colocó debajo de él de nuevo.
Mordí su muñeca con fuerza y el me golpeó muy fuerte en la mejilla.
Las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro mientras él rompía mi ropa.
LE suplicaba que parase pero no me escuchaba así que comencé a gritar mientras lloraba.
-¡Cállate!- dijo Sherlock tapando mi boca con fuerza.
-¡Suéltame!- Grité con fuerza.
-¡Calla!- dijo dándome otra bofetada.
-Déjame- dije retorciéndome -¡Socorro!-

De pronto escuché unos pasos corriendo y una voz, era John.
Entró corriendo y apartó a Sherlock de un empujón haciendo que su cabeza golpease contra una de las esquinas de la cama.
-¿Estás bien?- dijo John.
-Si- dije sollozando para abrazarle- gracias John-
-De nada- dijo comprobando el pulso de Sherlock -está inconsciente... Vámonos antes de que se despierte-
-Si- dije poniéndome otra ropa y haciendo rápido mi maleta.

Llamamos a un taxi y nos fuimos a casa de mi hermana Grace.
Al verla comencé a llorar y me abalancé a sus brazos.
-¿Qué pasa?- dijo ella -¿Por qué estás llorando?-
-Te lo explicaré todo- dijo John entrando.
-Por supuesto- dijo ella dejandonos pasar -diré a Margaret que os prepare un poco de té-

Nos acomodamos en el mullido sofá mientras yo intentaba calmarme.
Margaret, una mujer mayor que había sido nuestra niñera y sirvienta durante muchos años nos trajo el té y me estrechó entre sus brazos.
Era una mujer casi de la misma edad que la señora Hudson solo que ella era un par de años mayor, era una mujer de cabello castaño y unos hermosos ojos de color verde, era como una segunda madre para mí.
-Tranquila mi niña- dijo ella mientras me abrazaba suavemente -la nana ya está con vosotras-
-¿Que ha pasado John?- dijo Grace mientras servía el té -¿Por qué está mi hermana tan asustada?-
-Verás Grace- dijo John aclarando su voz -Sherlock ha... intentado violarla hace unos minutos-
-¡¿QUÉ?!- dijo mi hermana muy molesta -maldito y asqueroso Holmes. Haré que pague las consecuencias-
-No Grace- dije sollozando.
-Te ha hecho daño- dijo ella -y solo yo puedo hacértelo-
-Grace- dijo John -él no era Sherlock-
-¿Cómo?- dijo ella confusa -¿qué quieres decir con eso?-
-Sospechamos que Sherlock está poseído- dijo John -por la misma criatura que nos atacó en aquella iglesia-
-Dios mío- dijo ella tapándose la boca -¿cómo lo supisteis?-
-Yo lo averigüe- dije sollozando -Mycroft me ayudó-
-¿Le pides ayuda a Mycroft antes que a mí?- dijo ella ofendida -¿Qué soy un mueble?-
-No quería meterte en esto Grace- dije llorosa -él es el hermano de Sherlock y creí que era más conveniente que lo supiera primero-
-Bueno...- dijo algo menos molesta -¿Cómo lo averiguaste?-
-Mycroft- dije mientras Margaret quitaba mis lágrimas -instaló unas cámaras y vi que él era el que hacía que sucediesen cosas extrañas durante la noche-
-Por lo menos estás bien- dijo ella abrazándome.

John nos miraba confuso mientras nos abrazábamos y al separarnos Grace besó mi mejilla.
-No ponga esa cara señor Watson- dijo Grace limpiando su pintalabios de mi mejilla -es mi hermana después de todo y no puedo evitar preocuparme-
-No es por eso- dijo él -creí que erais enemigas-
-Tenemos una relación de amor-odio- dije -no lo entenderías-
-Sois igual que ellos- dijo John.
-¿Qué quién?- dijimos las dos al mismo tiempo.
-Que Mycroft y Sherlock- dijo él -sois completamente idénticas. Tú Grace trabajas para tu gobierno y Tú (T/N)______ eres detective con la capacidad de la deducción. Haríais unas parejas muy curiosas-
-Olvídalo- dijimos a coro.
-(T/Mote)_______- dijo él riendo -no puedes negarme que estás enamorada de Sherlock desde el primer día que le viste-
-Maldita Mary- reí.
-Y sé que Sherlock también siente algo por ti- dijo John -la noche anterior de nuestra visita a aquel lugar, me confesó que estaba empezando a "tener sentimientos". Si hubieses estado allí y vieras con que dulzura hablaba de ti...-
-¿Qué fue lo que te dijo?- dije curiosa.
-Exactamente- dijo sonriendo -que eras la mujer más hermosa que había visto en toda su vida e incluso que podrías superarle en inteligencia-
-Te dije que le gustabas- dijo Grace.
-Cállate Grace- dije metiéndole una galleta en la boca -así estás más guapa-

Después de tomar el té, John volvió a su casa mientras yo me instalaba en una de las habitaciones de Grace.
Tomé un baño de espuma y me apoyé en el borde de la bañera para pensar.
No me creía que Sherlock fuese capaz de haberme hecho aquello, mi mejilla comenzaba a estar algo amoratada por sus golpes pero no me dolía.
Claramente aquel no era el hombre del que yo me había enamorado la primera vez que le vi.