El ritual

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Nota de la autora:

Recomiendo leer este capítulo con la música que he dejado en Multimedia (One rainy night - Lucas King).

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Al día siguiente por la mañana me presenté en Baker Street cuando Sherlock aún dormía.

Ayudé a la señora Hudson a poner la mesa y fui a la habitación de Sherlock.
El estaba durmiendo con la boca semiabierta y envuelto en las sábanas.
Comencé a acariciar su cabello con suavidad y deposité un suave beso en su mejilla.
-Sherlock- susurré -arriba-
-Mmmm- dijo para abrir los ojos despacio -¿(T/N)____?-
-Si- sonreí -he vuelto hace unos minutos-
-No- dijo él -no debes estar aquí, no has debido venir-
-¿Por qué?- dije.
-No soy bueno para ti- dijo él -tienes que alejarte-
-No quiero alejarme Sherlock- dije -me preocupas mucho-
-No quiero hacerte daño- dijo con ojos llorosos -si te hago algo... jamás me lo perdonaría-

Tomé sus mejillas entre mis manos secando sus lágrimas y besé su frente con suavidad mientras me abrazaba.
Cuando se tranquilizó, fuimos a desayunar.
Todo el día resultó ser totalmente normal, hasta que cayó la noche.

Estaba en mi habitación a punto de ponerme el pijama cuando Sherlock entró en mi habitación.
Estaba mucho más serio que el resto del día por lo que supe que estaba hablando con el ser que habitaba en su interior.
-Ven conmigo- dijo agarrando mi muñeca -quiero enseñarte algo-
-Vale- dije abrochando de nuevo mi camisa -¿tardaremos mucho?-
-¿Acaso eso importa?- dijo con un gesto molesto -lo que importa es que lo pasaremos muy bien preciosa-
-Está bien- dije con una leve sonrisa para que no notase mis nervios antes de que depositara un suave beso en mis labios.

Salimos de Baker Street y mi vista se centró en una furgoneta de color negro que estaba aparcada un poco más abajo.
Sabía perfectamente que Mike, John y Rick estaban dentro por lo que me tranquilicé.
Subimos a un taxi que nos recogió frente a la puerta para guiarnos bajo la fría y lluviosa noche Londinense.
Sherlock mandaba mensajes con una sonrisa ladeada mientras yo de vez en cuando comprobaba que la furgoneta nos seguía.
-Tranquila hermosa- dijo acariciando mi mejilla haciendo que le mirase -el taxista sabe perfectamente donde tiene que llevarnos-
-No lo dudo- dije juntando mi nariz con la suya -es solo que estamos algo lejos-
-No temas- dijo besándome con suavidad -todo saldrá bien-

Llegamos a una iglesia muy apartada de la ciudad con pinta de estas abandonada.
La lluvia cada vez era más intensa y los relámpagos iluminaban el cielo nocturno.
Dentro de la iglesia se podían ver algunas luces de velas debido al tintineo.
Sherlock tomó mi muñeca y se apresuró a entrar en el tenebroso edificio.
Dentro de él, se encontraba el extraño hombre con el que vi a Sherlock hacía unos días con una mujer más o menos de mi misma edad.
-Al fin ha llegado- dijo el hombre.
-Lo importante es que estamos aquí- dijo Sherlock arrastrándome -y ella viene conmigo-
-Perfecto- dijo aquel hombre mirando a la muchacha -niña... prepara a la chica-
-Si señor- dijo ella con una voz temblorosa -ven conmigo-
-Venga ve con ella- dijo Sherlock dándome un delicado empujón pronto estaré contigo-

Fui con la muchacha a otra habitación que también estaba iluminada por velas.
LA joven temblaba y tenía signos de haber sido maltratada, deduje que era por el hombre que se encontraba con Sherlock.
Tomó un cuenco que se le cayó de las manos.
-Espera- dije agarrándolo -yo lo recojo-
-Gracias- dijo ella con una suave sonrisa.
-¿Quién te ha pegado?- dije y vi como empalidecía -lo digo por tus marcas-
-Mi padre- dijo ella -es el hombre de ahí fuera-
-No puede hacerte eso- dije viendo como agarraba una paloma blanca de una jaula.
-Es mi padre- dijo ella degollando al pobre animal con pena y derramando su sangre en el cuenco -debo obedecer-
-Eres mayor de edad- dije -no tienes que hacerlo-
-Si que debo- dijo ella- quédate en ropa interior por favor-

Hice lo que ella me ordenó notando como el calor de las velas golpeaba mi cuerpo.
Impregnó sus dedos de sangre y comenzó a hacer extraños dibujos por todo mi cuerpo.
-¿Qué es lo que quieren?- pregunté.
-Que tengas un bebé- dijo ella -el príncipe de los infiernos-
-¿Tardará mucho?- dije nerviosa.
-Primero tienen que hacer un ritual y luego él comenzará su tarea- dijo ella -lo siento mucho de verdad...-
-No es tu culpa- dije con una suave sonrisa.

De pronto la puerta se abrió y el hombre que estaba con Sherlock entró para llevarme a la sala principal.
Sherlock también tenía extraños signos en su cuerpo y al verme una sonrisa ladeada cubrió su rostro.
El hombre me tumbó sobre el altar y me ató las manos poniéndolas por encima de cabeza, mientras la muchacha me las sujetaba para que no me moviese.

El hombre sacó un libro y comenzó a decir unas palabras extrañas, el ritual había comenzado.
Mi pulso estaba muy acelerado y la chica acariciaba mi cabello intentando mantenerme tranquila.
Sherlock devoraba mi cuerpo semidesnudo con sus ojos, los cuales mostraban una intensa lujuria.
Comencé a notar más calor en la sala y el sudor comenzó a cubrir mi cuerpo al igual que el del hombre y la muchacha, Sherlock por el contrario estaba completamente seco.

El hombre dejó de hablar y miró a Sherlock haciéndole una reverencia.
Se acercó al altar y se puso sobre mí con una sonrisa tenebrosa en su cara.
-No te preocupes preciosa- dijo poniendo los ojos de color negro -te gustará-
-Sherlock...- dije nerviosa -por favor...-
-Shhh- dijo besándome con fuerza -esto lo disfrutarás tanto tu como yo-

Sus labios comenzaron a besar los míos con violencia.
Sus manos recorrían todo mi cuerpo con fuerza, provocándome algo de daño.
Yo me retorcía y la chica soltó mis manos por temor pero el hombre le dio una bofetada para que me las volviese a agarrar.
Sherlock comenzó a morder mi vientre causándome algunas heridas de las cuales emanaba la sangre.
Comencé a gritar de dolor mientras pensaba que mis amigos jamás llegarían para salvarme de las garras de aquel terrible ser.

El caso 666: El hogar del Diablo (Sherlock Holmes y Tú) [Demonlock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora