Gabriel y Crowley se tatúan

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📌AU tercermundista.
📌Humanos.
🦔✨ Disfruten.

✨Crowley y Gabriel se tatúan✨

Crowley y Gabriel llevaban cuatro años saliendo con sus respectivas parejas, aunque ellos dos no se llevaban tan bien se toleraban, Beelzebub y Crowley sí que se llevaban bien mientras Gabriel y Aziraphale habían sido compañeros de clases.

Un día las parejas se habían reunido para beber en celebración por el aniversario de Beelzebub y Gabriel, Crowley dijo tener un regalo para Jim —el apodo amistoso que le tenían al Gabo— y se lo llevó para darle su regalo. Beelzebub y Aziraphale en cambio se quedaron en casa charlando sobre el trabajo, sus parejas y tal, esperando a que aquellos dos babosos regresaran para ir a comer al restaurante donde habían reservado una mesa.

Crowley detuvo el auto en una calle de mala muerte, habían baches por toda la carretera, los muros llenos de graffiti y algunos letreros luminiscentes a los que algunos bombillos no les funcionaban. Gabriel miró todo aquello haciendo una cara de asco, luego miró a Crowley quien se bajó del auto caminando hacia un local que decía "Tattoos", siguió al otro viendo en la puerta un cartel que ponía:

"Inmortaliza un recuerdo en tu piel, consigue un tatuaje, agarra un diseño y llena de tinta tu cuerpo. Ningún traficante de órganos va a querer esa sangre contaminada, estás a salvo con nosotros"

— ¿Por qué estamos aquí? ¿Cuál es el regalo que tienes para mí?

— Mi buen amigo Jim, ¿no lo entiendes? Te voy a regalar un tatuaje, para que sorprendas a Beelz esta noche.

— Mmm, ¿y tú crees que le guste que me haga un tatuaje?

— ¡Yo me haré uno también para mi ángel! Lo haremos en un lugar muy, muy discreto para que lo vean solo ellos cuando, ya sabes —le guiñó un ojo, adentrándose a buscar a la dueña del local.

Gabe hizo una mueca al escuchar aquello pero no dijo nada respecto a ello, entraron al salón de tatuajes, que al contrario de toda la calle, se veía muy limpio. De la parte trasera salían voces al parecer de los dueños o empleados del local, Crowley llamó a Shax  para que lo atendiera a él y a su amigo, ella les hizo firmar un papel donde quedaba libre de cualquier demanda por si algo luego no les gustaba. Le había visto a Gabriel cara de persona que es capaz de demandar si algo no le gustaba.

— Bien, Eric atiende a Crowley, yo voy a ir con el señorito —dijo Shax poniéndose los guantes y mascarilla—. Y bien, ¿en donde quieres el tattoo y qué quieres?

— A él ponle el nombre de su pareja, se llama Beelzebub —le dijo Crowley, entrando a la cabina de al lado.

— ¿Eso quieres? —volvió a preguntar.

— Él va a pagar, haz que se vea bien.

— ¿Y dónde lo quieres?

— Mmm en... —Gabriel recordó las palabras de Crowley sonriendo—. En la nalga derecha.

El silencio se mantuvo por varios segundos, Shax parpadeó conteniendo la risa y sólo aceptó aquello porque sabía que Crowley iba a pagar.

— Okay, acuéstate ahí.

Gabriel se acostó sobre la camilla y la mujer se puso en marcha con el tattoo, mientras al lado Crowley escogía el tipo de letra con la que estaría el nombre de su chiquistrikis. Escogió una cursiva muy bonita, pidió que lo tatúe en su nalga izquierda, Eric sí que preguntó que porque allí y Crowley le dijo "por temas privados", guiñando un ojo.

Una hora más tarde ambos hombres tenían las nalgas acalambradas y la dignidad por el suelo de tanto chillar, Shax se divirtió por todos los gritos de Gabriel quien por no maldecir decía salmos. Eric consoló mucho a Crowley porque se volvió un mar de lágrimas y maldiciones cada que las agujas penetraban su piel.

Pero ya estaba, tatuados y divinos, con las nalgas entumidas y adoloridas pero contentos por el resultado volvieron con sus chikibabys. Cuando llegaron al restaurante no podían ni sentarse por el dolor, pero aguantaron como campeones, Beelz y Aziraphale se dieron cuenta de que algo pasaba pero no hicieron comentarios.

Más entrada la noche Beelz y Gabe ya estaban en su casa, Beelzebub comenzó a desnudar entre besos y manoseadas a su pareja, quien era muy cuidadoso con sus nalgas para no darse ningún golpe, ya tenían casi toda la ropa por el suelo, todo iba muy bien hasta que Beelz le agarró la nalga derecha haciéndole pegar un grito.

— ¡Alabado nuestro señor Jesucristo!

— Gabriel, ¿¡qué mierda fue eso!? —dijo sacada de onda, mirando a quien se bajaba el boxer mirando que nada hubiese sucedido.

— No seas naca, me lastimas —se quejó, y ella enseguida le dio la vuelta viendo lo que había en el glúteo de su pareja—. Antes de que me regañes, Crowley dijo que te iba a gustar.

— ¡Jajajajaja! ¡Qué culero! ¿Pero ese fue el regalo del culebras? Que hijo de...

Ella estalló en risas y Gabriel se sintió apenado por aquello, tanto dolor que pasó para que se riera de él.

— ¿No te gusta?

— Bueno, no está tan mal, gracias supongo, fue un... Bonito detalle.

Ella no podía contener la risa y el momento de hacer el frutifantástico se tuvo que suspender momentáneamente hasta que el tattoo estuviese curado.

En tanto, Crowley y Aziraphale estaban teniendo un buen rato, unos cuantos besos, provocaciones, buen vino, el ambiente perfecto. Aziraphale empujó a Crowley contra el sofá bajando los boxers en busca de exponer su trasero cuando lo primero que ven sus ojos al bajar estos es su nombre tatuado en letra cursiva y con estrellitas alrededor en la nalga izquierda del flaco, se detuvo en seco.

— ¡Dios santo, Crowley! ¿Qué es esto? —aún no se creía lo que veían sus ojos—. ¿Eso es temporal?

— Me tatué tu nombre, mi amor, para llevarte siempre conmigo —giró su cabeza alzando sus cejas con una sonrisa, de forma coqueta—. ¿No está bien hermoso, así como tú?

— Bien hermoso ni bien nada, ¿quién te dio permiso para esto? A Diosito no le gustan esas cosas, cosas de criminales —le reprochó, mirando aún el tatuaje, estaba bonito.

— A Dios no le gusta que dos hombres se den por culo y aquí estamos, me toca a mi así que apúrate —le regañó, haciendo enojar más a Aziraphale quien le apretó la nalga—. ¡La perra que me parió, Aziraphale como me vas a lastimar un tatuaje casi recién hecho!

— Para que aprendas, ahora te quedaste vestido y sin bailar —dijo saliendo de encima de Crowley y poniéndose la ropa interior para ir a la cocina.

Crowley lo siguió por toda la casa abrazándose a su espalda mientras le rogaba que lo perdonara, diciendo que no lo iba a hacer más, Aziraphale suspiró terminando por abrazar a su pareja, qué remedio, el tatuaje no se iba a caer.

— Ya ya, está bien, espero que hayas aprendido la lección —besó sus labios, sonriéndole—. Si me enojé un poco, pero te quedó bonito... No vayas a enseñarle esa nalga a nadie más.

— Claro que no mi ángel, sólo a tí.

Aziraphale soltó una risita y se abrazaron a modo de reconciliación, aunque bueno, ellos tampoco pudieron tener cuchiplanche ya que Aziraphale le dijo que igual estaba castigado.

🦔 En qué canales yo me meto Dios mío 🤣🤣🤣🤣

One Shots Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora