Profecía

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— ¿Me repites eso que dijiste?

Aziraphale aún no se creía lo que decía aquél, sus ojos no se despegaban de Crowley quien mantenía su expresión de seriedad absoluta, y sus oídos no daban créditos a lo que oía. Lo conocía porque era su vecino, sabía que Crowley tenía una sobrina "medium" o eso decía él, pero no podía creerse lo que decía este, era casi irreal.

Desde hacía casi dos años se conocían, siempre se veían al salir de sus apartamentos, saludándole en el ascensor, en la recepción del edificio o cuando salían al balcón de sus apartamentos que conectaban, en el súper, e incluso aveces en el parque. Más de una vez Aziraphale y Crowley habían mantenido largas charlas, o visitado la casa del otro para ver alguna película, comer juntos o beber algún buen vino.

Sí, tras dos años algunos sentimientos habían comenzado a florecer, las acciones de uno hacia el otro eran bastante obvias, aunque ninguno admitía nada. No se atrevían a decirse las cosas, por miedo al rechazo o simplemente por desconfianza hacia si mismos.

Crowley chasqueó la lengua contra contra el cielo de la boca, le miró fijamente y con aquella expresión de seriedad inmune, aún cuando por dentro se aguantaba las ganas de soltar la verdad, repitió sus palabras. Una broma intencionada, que no sabía que en verdad iba a llegar a algo más.

— Mi sobrina Anathema me llamó, dijo que mi amigo el vecino iba a morir si no cogía conmigo.

— ¿Y ese amigo vecino soy yo?

— Exacto, y si no cogemos te mueres.

El rubio que era bastante creyente de esas cosas, y que le traía ganas a su vecino, no le vio más remedio que aceptar aquello. Comenzó a desabotonar su camisa acercándose a Crowley, le agarró el rostro pegando sus labios a la boca ajena, Crowley quedó sorprendido, ¿funcionó? Le dolió la conciencia por mentirle, justo cuando Aziraphale acababa de sacarse la camisa y ya estaba sentado a horcajadas sobre él le detuvo.

— ¿Qué?

— Era una broma... No va a pasarte nada, sólo quería gastarte una broma —bajó la mirada un poco avergonzado por mentir—. No tienes que...

— Moría por tener una oportunidad contigo, supongo que no quieres después de todo —rió por lo bajo, sintiéndose incómodo por aquello—. Jaja... Ah... Debería eh, ¿quieres agua?

— ¡Yo también quería... Contigo! Pero usé un método sucio para conseguirlo, perdóname —le abrazó evitando que bajara de sus piernas.

— Entonces no era una broma... ¿Si quieres hacerlo? —le observó—. ¡Y no, no te perdono, me dejaste con las ganas!

— Oh, vaya nunca pensé que llegaría tan lejos, ¿podríamos seguir?

Sonrió de medio lado recibiendo un golpecito en su frente, arrugó la nariz y ambos rieron. Aziraphale volvió a besar sus labios, moviendo de forma descarada sus caderas.

— Adelante, continuemos.

One Shots Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora