Justo ahora

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📌AU omegaverse. Única parte.
📌 Aziraphale omega x Crowley alfa.

📌 Aquí toqué el tema de un aborto espontáneo y un nuevo embarazo, en caso de no gustarles la temática por cualquier razón, por favor ignorar.

📌NO ES UNA TRAMA TURBIA.

📌El aborto es tema delicado y no quiero ver que tomen este short, que es FICCIÓN, como algo ofensivo.

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Su pareja se había ido de viaje de negocios por una semana, luego de ello tendría largas vacaciones y podrían pasar tiempo juntos como habían prometido. Aziraphale se encontraba bien, muchísimo mejor que hacía tres años atrás, si bien había pasado por malos momentos ahora se sentía más seguro.

Crowley estaba ansioso por volver a casa, estrechar en sus brazos a su esposo, besar cada centímetro de su cuerpo y mimarlo, ya quería ver la TV con él, o simplemente sentarse a que Azi leyera algo para ambos. Vivir juntos y estar casados era su sueño hecho realidad, se amaban y eso era increíble, sabía que el sentimiento era compartido.

Hubo una sola dificultad durante todo su matrimonio y había sido lo más traumático para Aziraphale, también lo fue para Crowley quien muchas veces se sentía devastado. Aziraphale había perdido su primer embarazo, fue un aborto espontáneo y la verdad es que jamás entendió el por qué, ni siquiera sabía que estaba embarazado.

No había a quien culpar, no parecía haber una razón e incluso el especialista dijo que era común en los omegas primerizos, que los abortos espontáneos sucedían sin más. Al inicio se culpó por no llevar una buena dieta, por haber tomado demasiado vino, no dormir bien, por el exceso de trabajo que había estado llevando, pero tras conversarlo con su esposo e ir a terapia entendió que aveces esas cosas pasan y no hay nada más que hacer, más aún cuando él ni siquiera sospechaba que tenía un mes de embarazo.

Lo superó poco a poco, aunque le quedó el leve trauma y comenzó a cuidarse más de la cuenta, incluso cuando el especialista le había dicho que era probable que no volviera a ocurrirle. Tras aquél aborto espontáneo no volvió a presentarse ningún otro embarazo, y Aziraphale definitivamente no quería uno, o al menos no el primer año luego de aquello.

Había pasado el tiempo y el omega sentía unas ganas enormes de quedar en estado, todo su cuerpo se lo pedía, su mente se llenó de pronto con aquellos pensamientos, no supo cuando, no lograba vencer del todo aquél miedo a otra tragedia, pero él en verdad deseaba un hijo. Charló con Crowley respecto a ello, el alfa estaba feliz de que al fin su omega hubiese superado parte de aquél miedo y quisiera un bebé, se notaba que había dado un gran paso, él estaba orgulloso por ello.

Una vez ambos hablaron y llegaron a la conclusión de que querían cachorros todo parecía ir viento en popa, aunque el destino parecía tener planes diferentes para ellos. Durante su celo dejaba de tomar las pastillas para lograrlo, evitaban los medios anticonceptivos, y no, no lo hacían sólo para tener un bebé, cualquier momento a parte de sus ciclos de celo y ruth eran buenos, seguían teniendo momentos íntimos sin pensar en procrear.

Nada parecía estar funcionando, la clínica de fertilidad les explicó que no había ningún problema en ellos, tenían una buena edad, no había síntomas de infertilidad y ambos eran compatibles, era sólo cuestión de tiempo que lo lograsen.

Ahora luego de tres años había llegado el momento, justo cuando Crowley se había marchado una semana para atender negocios, fue que Aziraphale lo notó. Se dio cuenta de que esas náuseas no eran simples mareos por levantarse deprisa, que la hinchazón en su vientre no era por los atracones al refri en la madrugada y que esos mismos asaltos a la nevera no era otra cosa sino un bebé creciendo en su interior y exigiendo comida.

Sólo faltaba un día para que su alfa regresara y él no esperaría un minuto más, necesitaba saber si sus sospechas eran ciertas.

Entró entonces al baño para hacerse la prueba de embarazo, mordisqueó sus uñas mientras pasaban los minutos, no se atrevía a mirar el resultado, sentado en el suelo contra la pared miraba el vaso plástico con el test dentro, respiró incómodo, manoseando su vientre con nerviosismo. Tomó la prueba y vertió el contenido del vaso en el retrete, aún sin mirar el test dio vuelta al mismo cerrando los ojos.

De a poquito entreabrió sus ojos lanzando al otro lado del baño el pedazo de plástico que marcaba dos rayas rojas, ¿sería posible, estaba alucinando? ¿En verdad era positivo? El ruido del timbre no le dio tiempo a pensar, lavó sus manos y salió a tomar un vaso con agua para beber esta mientras se dirigía a abrir la puerta, para su sorpresa era Crowley.

— ¡Ángel regresé! Pude terminar a tiempo y adelanté las reuniones ayer,  que lío —dejó un beso en sus labios adentrándose en la casa—. Al fin tendremos tiempo para ambos.

— Crowley creo que no va a ser posible...

— ¿Por qué, invitaste a tu sobrino Adam? —bromeó, notando la expresión preocupada de Aziraphale—. ¿Ángel sucede algo, o hay algo de lo que desees hablar?

— Creo que esta vez es real —la expresión de seriedad en el rostro de Crowley se hizo visible—. Creo que... Que ahora sí estamos esperando un bebé, acabo de salir del baño y la bendita prueba dio positivo, ¿deberíamos ir al hospital? ¿Confírmalo? Oh Dios, ¿y si sucede otra vez? Que tal si no logro...

— Aziraphale, Aziraphale ya basta —se acercó aprisionando sus hombros, mirándole fijamente—. No va a suceder otra vez, estoy aquí para ti ángel, no pienses en cosas malas, recuerda, respirar, pensamientos positivos, eres fuerte, puedes lograrlo.

Ambos hacían ejercicios de respiración para poco a poco calmarse, pegaron sus frentes sin dejar de respirar, abrazándose en busca de apoyo, tanto Crowley como su esposo estaban nerviosos, ansiosos, pero también tenían miedo. Aunque ellos no iban a dejar que eso les venciera, Crowley tomó un abrigo y bufanda ayudando a Aziraphale a vestirse, tomó su billetera y la mano de su esposo para así sacarlo de la casa y montar en el Bentley.

— Vayamos al hospital ángel, confirmemos todo y sigamos los consejos del doctor —besó su frente, sonriéndole—. Y no te preocupes más de la cuenta, esta vez lo lograremos.

Concluyó haciendo sentir mejor a Aziraphale, quien con una sonrisa en su rostro y un poco más calmado asintió, colocándose el cinturón de seguridad para que su esposo lo llevara al médico. Esta vez sí que iban a lograrlo, nada saldría mal, definitivamente era su momento.

One Shots Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora