Capítulo 17

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Al salir del restaurante continúan riéndose por haberse besado frente a esas personas. Jennie no puede creer que así se siente poder querer sin límites, es el sentimiento más hermoso que ha vivido y no quiere que se acabe nunca. Estar con Lisa le sube el ánimo al máximo y por un momento pudo verse a si misma en la situación de tener a Lisa frente a ella pidiéndole matrimonio.

Jennie se emociona y empuja a Lisa contra el auto, la acorrala entre sus brazos para después tentarla pasando su boca por su cuello.

—¿Q-qué haces?— Pregunta Lisa con la respiración entrecortada.

—Me hiciste extrañarte mucho, ¿No crees que merezco una recompensa?— Pone cara de inocente.

Lisa piensa lo que Jennie le dice y entiende segundos después a lo que se refiere. No hay nadie que consiga hacerla sentir así además de la pelinegra, desea tomar su mano e ir corriendo al hotel a demostrarle cuanto la extrañó también.

—¡Hey, señoritas no pueden hacer eso!— Un policía las descubre tocándose en público.

Se voltean a ver y corriendo entran al auto para escapar de tener una posible multa. Lisa arranca el auto, después comienza a manejar sin rumbo alguno; ya ha olvidado cual era su siguiente parte del plan, Jennie la desconcierta con simplemente mirarla.

—¿A dónde vamos ahora?— Pregunta Jennie.

La castaña voltea a verla y sonríe por el hecho de tenerla tan cerca, lo anhelaba con todas sus fuerzas y hoy se le está cumpliendo.
Acelera la velocidad, después baja el techo para disfrutar del viento; ver como Jennie se despeina es de las mejores vistas.
Suben el volumen de la música y empiezan a dejarse llevar, no existen los problemas o reglas que respetar.

—¡Aaaaaah!— Jennie grita conforme Lisa va subiendo la velocidad.

Es un grito de felicidad, es una señal de liberación. Se la está pasando increíble al saber que es con Lisa con quien está pasando el tiempo. Empieza a bailar al ritmo de la música y Lisa maldice el tener que estar manejando, quisiera empezar a grabar este momento tan especial entre ellas. Nunca había visto a Jennie estando tan fuera de su zona de confort; está completamente despeinada, gritando las canciones y bailando con unos movimientos maravillosos.

Están en una carretera donde nadie puede reconocerlas o multarlas por ir a exceso de velocidad. Lisa pone su mano sobre la pierna de Jennie y esta voltea a verla con una mirada tan coqueta que el impulso de parar el carro casi la invade. Ambas en el fondo quieren apagar el automóvil para sentirse la una a la otra en algo más allá que un abrazo. Jennie se muere por besarla, pero lo único que puede hacer por el momento es admirar lo bien que se ve manejando; por otra parte Lisa quiere reconquistarla, tenerla encima de ella también es una opción que pasa por su cabeza.

—¿En qué piensas?— Pregunta Jennie cuando se cansa de cantar.

Lisa traga saliva, no sabe si sea buena idea contarle la verdad, decirle que necesita estacionarse y besarla como si no hubiera un mañana.

—No sé a donde vamos— Dice Lisa evitando sus pensamientos.

—Quiero ir a la playa.

—¿A la playa?— Lisa la mira curiosa.

Jennie asiente y la ternura con la que lo hace es el incentivo suficiente para que Lisa quiera llevarla a donde quiera. Se estaciona un momento en un lugar lleno de árboles, a un lado de la carretera; en su celular busca cuál es la playa más cercana.

—Está a dos horas— Le informa Lisa.

La pelinegra se emociona al escuchar que no está tan lejos el mar, tiene demasiadas ganas de nadar junto a Lisa y ver su cuerpo mojado.

Más allá de una venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora