Owen
Entro a casa literalmente de puntillas. Se me pasó la hora por descuidado gracias a una pelirroja y sus gloriosas tetas rebotando contra mi cara mientras me montaba como una jodida profesional. Fue una de las pocas chicas de la noche que se me fueron encima en vez de temerme por la anomalía en mi pupila izquierda. Percibí su excitación subnormal.
La mansión está completamente a oscuras cómo cualquier noche, salvo por las dos figuras de pie en lo alto de las escaleras «Jodida. Mierda»
Las luces se encienden de golpe y esbozo la típica sonrisa que hace derretir a mi creadora en estos casos.
—¡Christopher Owen Morgan James! —truena mi madre, y mierda, mi sonrisa muere al instante. Cuando me llama por mi nombre completo, no hay más que putos problemas—. ¡Son las 3 de la mañana! ¿Dónde mierda estabas?
Mi padre se mantiene serio a su lado con los brazos cruzados sobre su pecho desnudo y apuesto mi hermoso Porsche a que está disfrutando de esto como nunca.
A sus 40 años —los cuales no aparenta ni de cerca—, sigue siendo el Ministro más respetado del territorio inglés y parte del americano. Además, su fortuna —o cómo diría mi melliza, «nuestra fortuna»— se triplica cada mes gracias a los hoteles que heredó de la abuela Sara y las ganancias producidas por las diferentes sedes del Mortal Cage a lo largo del país.
No sé cómo lo hace pero es un experto en ello.
Maldito bastardo inteligente.
Debería agradecerle muchas cosas que he heredado gracias a él, pero nunca lo haré.
Su ego no necesita agrandarse porque puede causarle un infarto fulminante, aunque conociéndolo bien, podría vivir perfectamente con el ego en dónde está su corazón.
No me extrañaría que eso fuera posible.
—Se me pasó la hora, ma —pongo cara de cachorro arrepentido como me enseñó la tía Emma hace un par de años—. Sabes que si no hubiese sido algo importante no me hubiera demorado.
Enarca una ceja escéptica.
—¿Me crees idiota? —espeta—. Te recuerdo que de ese señor —señala a Christopher I—, sacaste la personalidad.
—Deberías agradecerme por eso, comparto contigo una personalidad única y envidiable cosa que la hace aún más anhelada —dice.
—Cómo sea...
—¿Quién fue ésta vez? —inquiere molesta y hago el esfuerzo por no verme tenso—. ¿O siquiera le preguntaste su nombre? O mejor dicho ¿Te lo dijo y no lo recuerdas, cierto?
—Eh... en realidad no es ninguna de esas.
Asiente con interés fingido.
—Mucho cuidado con lo que haces —advierte—. Que ser utilizada para un simple rato no es bonito, si así no lo quieres ¿Aunque quién en su sano juicio podría quererlo? —hago una mueca—. Podrás ser un Morgan en todo el sentido de la palabra, pero también eres un James, y debiste de haber sacado siquiera un poco de respeto y consideración de mi parte. No seas un hijo de puta sin sentimientos como lo fue tú padre.
—Gracias por eso, eh —ironiza papá.
—Tú ni opines, que te follaste a medio mundo antes, durante y después de conocerme.
—Podría haber vivido sin esa información perfectamente, mamá
—Deja la estupidez, Owen. No te hagas el pendejo —masculla y el enojo no se le pasará durante un buen rato.
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✯𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒄𝒉𝒆𝒍✯
Fanfic«Somos 𝒍𝒂𝒔𝒄𝒊𝒗𝒊𝒂, somos 𝒍𝒖𝒋𝒖𝒓𝒊𝒂 y somos 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐. Somos 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒐𝒔 que no le envidian nada a 𝒍𝒐 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒐» - - - - - - - - - - - - -