Rachel
—Vamos. Prometiste que sería hoy —saco a relucir un puchero irresistible.
Aparta los ojos de los documentos prestándome atención.
—No hice promesa alguna, simplemente asentí con la cabeza para que estuvieras contenta y me dejaras en paz —enarca una ceja desafiante y cruzo mis brazos sobre mis pechos.
—Alguien está pidiendo a gritos dormir solo esta noche —vuelvo mis labios una fina línea.
Chaquea la lengua y se toma un segundo para considerar sus opciones. «Odia dormir solo»
—Eres insoportable —señala y le sonrío.
—No más que tú —le beso los labios tomándolo de la mano.
Deja los documentos en un folder y me sigue fuera de su despacho.
—¿Cómo lo llamaremos? —le inquiero tomando nuestros abrigos. Está de espaldas a mí tomando las llaves del coche, al darse vuelta hace una mueca. Está recién afeitado y la sudadera de cuello de alto lo hace lucir sexy, cómo de costumbre, pero también sofisticado, toma la gabardina negra y se la sube por los brazos rápidamente.
Mis hormonas están a una caricia inocente de colapsar.
—Ningún nombre estúpido —esclarece tomando mi mano y guiándonos hacia el ascensor.
—Para tí los nombres estúpidos son los que para mí son lindos —las puertas del ascensor se cierran y su brazo descansa sobre mi espalda, su mano abierta se posa en mi estimado—. ¿Qué te parece «Pepper»?
Hace un sonido de protesta que tomo como un "no".
—¿Ray? —de nuevo.
El ascensor nos deja en el último piso: el estacionamiento subterráneo. Ocupamos los asientos del Aston y continúa desechando nombres de camino a la perrera. Porque sí, lo convencí de que adoptaramos un cachorro, y no, claramente no fue sencillo.
Llevó a una ardua negociación.
«—Me siento sola cuando no estás —hago círculos imaginarios en su pecho desnudo.
—Cuando no estoy simplemente comes hasta la saciedad y luego duermes durante horas, no pongas en práctica la manipulación —tuerzo los ojos.
—Quiero un cachorrito.
—No —sentencia—. No quiero mierda de perro en cada esquina de mi casa ni tampoco pelo en mi cama.
—Por favor —pido y niega serio—. ¡Christopher! Yo me haré cargo de él, lo entrenaré y obedecerá.
—¿Tú lo entrenarás? —suelta una risa con los ojos cerrados, su brazo izquierdo descansa sobre ellos—. Eres la persona más perezosa que conozco, el perro te manejará a su antojo.
—Bueno, entonces puedes entrenarlo tú —sonrío—. Será nuestro, no solo mío.
Niega otra maldita vez.
—Déjate de pendejadas.
Suelto un sonido exasperado.
—¿Qué tal si hacemos un trato? —propongo. Doblo mis brazos sobre su pecho y apoyo mi barbilla en ellos—. Te doy lo que tanto quieres y tú aceptas que tengamos un perrito.
Su semblante cambia. Abre un ojo y me observa atento, buscando la mentira en mi expresión facial.
—¿En serio?
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✯𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒄𝒉𝒆𝒍✯
Fanfic«Somos 𝒍𝒂𝒔𝒄𝒊𝒗𝒊𝒂, somos 𝒍𝒖𝒋𝒖𝒓𝒊𝒂 y somos 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐. Somos 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒐𝒔 que no le envidian nada a 𝒍𝒐 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒐» - - - - - - - - - - - - -