Capitulo 10

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Lali se levantó al amanecer, como los demás. No podía permanecer en la cama mientras el olor del desayuno se deslizaba con sigilo hasta ella por el aire y el sonido de las conversaciones matutinas llegaba hasta su habitación flotando desde el comedor. Se lavó y se vistió deprisa. A pesar de la noche larga e intranquila que había pasado se sentía extrañamente en paz.

¿Había alguna manera de regresar al Sunrise al que pertenecía? Ella no sabía cómo hacerlo. Ni siquiera sabía cómo había llegado hasta allí. ¿Qué ocurriría si se quedaba atrapada en aquel lugar para siempre? Aquella idea le produjo un escalofrío y Lali la apartó de su mente. No tenía sentido que se preocupara por esta posibilidad, pues no parecía que pudiera hacer nada al respecto. Si todo aquello no era más que un sueño, acabaría en algún momento, y si ella se había vuelto loca, lo mejor era que simulara no estarlo, ante ella misma y ante los demás.

Sin embargo, había una cuestión práctica en la que sí que podía centrarse. Nicolás Espósito todavía estaba con vida y era muy posible que ella fuera la única persona que podía mantenerlo así. Para la familia, así como para el resto de los habitantes de Sunrise, sería Mariana. Se las ingeniaría para ser quien ellos creían que era. Desde aquel mismo instante en adelante nadie notaría ningún signo peculiar en ella y, mientras tanto, descubriría la manera de desenmascarar a Peter e impedir que asesinara a Nicolás. Según había ocurrido en el pasado, a Nicolás lo matarían justo después del recuento del ganado del otoño. Ella tenía hasta entonces para cambiar las cosas.

Lali bajó las escaleras con paso ligero y esbozó una amplia sonrisa cuando entró en el comedor.

—¡Buenos días! —saludó con naturalidad, y se sentó al lado de Emilia.

—¿Por qué demonios estás tan contenta? —preguntó Nicolás con los ojos chispeantes.

—Por nada.

Lali se inclinó a un lado mientras la sirvienta le servía café.

—Creo que podría tener algo que ver con Benjamín —declaró Emilia, a quien aquella idea la complacía—. ¿No es cierto, Mariana?

—Es posible —accedió Lali mientras echaba azúcar en el café—. Tengo que admitir que Benjamín es súper.

Su afirmación dio lugar a un silencio rotundo.

—¿Súper?

Lali se dio cuenta de su error y lo disimuló con rapidez.

—Se trata de una expresión nueva. —«La oirán dentro de unos cincuenta años»—. Significa agradable, maravilloso.

Nicolás rió entre dientes.



—No sé por qué la gente joven tiene que inventarse palabras nuevas. Ya tenemos todas las que necesitamos.

—Porque la gente joven piensa que siente cosas que nadie ha sentido antes —declaró Candela con sensatez—. Las palabras nuevas sólo tienen sentido para ellos.

—¿Mariana, hoy te verás de nuevo con Benjamín?

El rostro de Emilia resplandeció con un cálido interés maternal.

—Bueno, hablamos acerca de esta posibilidad.

—Hoy quiero que Mariana venga conmigo —las interrumpió Nicolás con brusquedad.

Se produjo un breve silencio en la mesa. Emilia frunció los labios y las cejas con desagrado y declaró:

—Puedes llevarte a Stéfano más tarde.

Dame esta noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora