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-se mi novia.

-¿que?- serena había escuchado perfectamente desde el mesón de granito en medio de la cocina, era casi media noche, pero ellos, bueno seiya estaba preparando unos gyros  para calmar el hambre que les había invadido a esas horas.

-espera y digo mejor- el pelinegro dejó un momento lo que estabas haciendo y se acercó a la rubia metiéndose entre sus piernas. -¿me concederías el gran honor de ser tu novio, puedo ser tu novio?- dejò un beso casto en la mejilla de la rubia mientras esperaba una respuesta.

El corazón de serena palpitaba lento y fuerte, hubiese esperado cualquier cosa a esas horas, menos que seiya saliera con eso, pero la verdad no se sorprendía con cada ocurrencia del hombre en cuestión.

Ella estaba feliz, muy feliz, pero hay detalles que no puede pasarse por alto por más que quisiera, como el hecho de que era la princesa de la luna y no sabía realmente que iba a pasar.

Ahora se arrepentía de haber metido a seiya en esto, pero ella era feliz con él, ella estaba enamorada de él, y esto fue una revelación que la golpeó por un segundo...

¿En que momento había dejado de pensar en Darien para pensar en este chico?.

La verdad ni ella lo sabía, pero a penas hasta este momento se había dado cuenta que su corazón ya no dolía, ya ni lloraba por las noches por todo lo que había pasado hace casi medio año, de hecho, estaba a punto de cumplirse los seis meses de arriendo que pagó por adelantado y debía decidir que iba a pasar con su vida, pero ahora Seiya estaba ahí, pidiéndole que sea su novia, aún cuando nunca le habían puesto un nombre a lo que tenían, eran muy felices juntos.

-vaya, no pensé que fuera tan dificl darme una respuesta- Seiya sonrió frente a ella con sus manos a cada lado del delgado cuerpo de serena para sostenerse del mesón. -¿acaso me estás rechazando con tu silencio?.

Sonrió para ella, aún cuando le dolía el silencio, Serena simplemente lo abrazó y él le correspondió de inmediato dejando suave caricias en su espalda.

-hay muchas cosas de mi que no conoces seiya, no sé si me creerías- enterró su cara en el cuello de su amado.

-pues podemos conocernos en el camino, yo no tengo afán, pero si quiero que dejemos de tontear- como pudo, levantó el rostro de la rubia para que lo mirara a los ojos. -yo quiero estar contigo siempre, quiero llamarte de alguna forma, quiero estar seguro de esto, yo, no quiero que te vayas, no me importa lo que tengas para contarme por que se que será cierto, te conozco lo suficiente para querer una vida a tu lado, también hay algunas cosas que no conoces de mi, pero déjame hablarte de mi vida y quiero escuchar y conocer más de la tuya, por muy increíble o alguna cosa mala que hayas hecho, sé que tendrá un por que.

-¿te digo que soy una princesa mágica que viene de la luna?- tanteó serena.

-te creería por que siempre he creído que un ser tan hermoso no puede ser de esta tierra- ambos sonrieron para luego darse un beso cálido sin segundas intensiones.

-entonces ¿es un si?- volvió a preguntar Seiya. Serena solo asintió y volvió a abrazar a su novio.

Seiya suspiró aliviado -Gracias, por un momento pensé que me rechazarías, me estaba asustando, estaba buscando un momento especial, pero sentía que me estaba ahogando si no te lo pedía.

-pero en serio, hay muchas cosas de las que debemos hablar- serena volvió a repetir.

-lo se, pero por lo pronto vamos a comer.

Y así hicieron, para luego irse a la cama y poder seguir conversando.

-Otra vez hablé con mamá- serena murmuró triste.

-¿volvió a insultarte y exigirte que vuelvas para que te cases?- la pareja se encontraba acurrucada y Seiya dejaba caricias en la cabellera rubia de tratando de calmarla, sabía que este tema era delicado para ella y él no quería aportar más cargas a su amada.

-mju- se acomodó mejor. -yo creo que es tiempo de que vuelva, digo a Tokio a aclarar todo.

El corazón de seiya dio un vuelco, pero no lo demostró, y aunque por un segundo su mano quedó quieta, volvió a la tarea de brindar calma en medio del caos.

-¿estás lista para ir a enfrentar tu pasado?- fue lo único que preguntó.

-creo que ahora lo estoy, ya ha pasado el tiempo, tampoco puedo posponer más esto, hay asuntos pendientes que debo resolver.

-está bien, eres una mujer fuerte y valiente, puedes con todo- se acomodó y acomodó a su novia para que quedara a horcajadas sobre él. -solo quiero saber una cosa, ¿volverás? Por que si me dices que si, voy a esperarte hasta el final de los tiempos mi vida.

Los ojos de serena no podían estar más brillantes ante la emoción. Jamás se había sentido tan amada y protegida.

-yo te iba a pedir que viajaras conmigo, hemos trabajado este tiempo y tengo, tenemos ahorros, pero no sé si tú quieras...

Fue interrumpida por los labios de seiya sobre los de ella. -no tienes que pedírmelo dos veces cariño, estaba esperando que me lo pidieras, por que no quería ser un intenso de mierda pero me estaba muriendo con la sola idea de que te fueras y no verte más.

-no acepté ser tu novia para irme y dejarte, Seiya- volvieron a besarse. -pero necesito que te acomodes por que es hora de hablar y posiblemente creerás que estoy loca.

Algunas horas pasaron y Seiya solo se dedicó a escucharla atentamente con muy pocas interrupciones hasta que la rubia terminó de contar toda la historia.

-entonces soy el novio de la futura reina del milenio de Plata- Seiya hablaba de forma chistosa, la verdad si le creía, pero a la vez le parecía increíble lo que estaba escuchando.

-asi es, ey no te rías, dijiste que me creerías cualquier cosa, además puedo comprobarlo, mira- Serena quitó el cabello de su flequillo dejando ver el lunar en forma de luna, Seiya llevó sus dedos a este de inmediato y el lunar empezó a brillar haciendo que seiya quitara los dedos de inmediato.

-mierda, es en serio- murmuró sorprendentemente alegre, pero la cosa no terminó ahí, por que serena llevó las manos a su pecho haciendo que mágicamente apareciera el cristal de Plata frente a sus ojos. -¡wow!, ¿eso es lo que me dijiste que tiene tu energía vital y la fuerza que salva al mundo?- la rubia asintió en respuesta mientras la habitación resplandecía. -guárdalo por favor, no quiero accidentes y que te pase algo. -en Grecia hay miles de historias mitológicas, pero jamás crei que existiera algo más allá de nosotros.

-¿me crees?- en un segundo todo volvió a la normalidad.

-maldita sea si, si pudiera contarle a alguien gritaría que mi novia es un ser mágico- se lanzó hacia serena cayendo sobre ella en la cama. -ahora muéstrame ese traje de marinera que dijiste que tenías como sailor scout, tengo fantasías con eso ahora-. Murmuró sobre los labios de la rubia en medio de risas mientras colaba sus manos bajo la camiseta que tenía puesta serena.

A los tres días ambos estaban montados en un avión rumbo a Tokio, habían sido despedidos por sus amigos y con la promesa que solo serían unos días, en el avión iban practicando el japonés que serena le había enseñado, y esta había aprendido bastante el idioma de Grecia.

Metanoía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora