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El imponente aeropuerto internacional Haneda, lucia gigante e intimidante frente a la rubiecilla que internamente estaba molida por los nervios, en el lugar era solo una persona arrastrando sus maletas y ella solo podía escuchar el chirriar de las llantitas de su propio equipaje a pesar que el eco de las múltiples voces al rededor llenaban el basto lugar.

Tener miedo a lo que podría pasar, era horrible, le daba nauseas y muchas muchas ganas de volver al confort de su sufrimiento seguro.

Pero a la vez le generaba emoción, ansiedad por lo desconocido, viajaría a un lugar que solo había visto en libros, había ido a la playa con las chicas un par de veces, pero no era lo mismo, esta vez iba sola, al otro lado del mundo, sin puta idea del idioma o que le deparaba más que una reservación en una especie de cabaña compartida, que bien no podría ser la de imagen o de plano seria estafada, muchas posibilidades y todas le emocionaban.

Tenía ahorros, suficientes para una temporada, pero no para el tiempo que se tomaría viajando, quizá debía buscar algún tipo de empleo, le emocionaba conocer personas y paisajes, pero ....

¿Y si un nuevo enemigo aparecía y ella no estaba?.

Suponía que de alguna forma se enteraría y volvería a la batalla

Su corazón latía fuerte dentro de su caja torácica, al fin llegó a la ventanilla y la señorita con semblante neutro le preguntó que que quería.

-hola, compré un tiquete en línea a Atenas, mi nombre es serena tsukino- extendió su documento de identidad y la secretaria detrás del cristal lo recibió para corroborar los datos, tecleando agilmente en la computadora.

-efectivamente, aquí hay un tiquete comprado, pero no es hacia Atenas, es hacia Mikonos.

-¿Mykonos?, no, lo compré hacia Atenas- respondió serena confundida.

-aquí está claro que es hacia Mykonos, a lo mejor te equivocaste- la mujer miró detrás de la rubia dándole a entender que la fila estaba paralizada por su culpa- si necesita hacer el cambio debe pasar una queja, y esperar siete días hábiles, ¿desea pasar el reporte ahora o no?.

Serena lo pensó por unos segundos, Mykonos quedaba en Grecia, no podía ser tan malo, quizá era una señal. - lo tomo, está bien- la mujer asintió y volvió a teclear, hasta que le entregó el tiquete y su documento de vuelta.

-pasa por allá- señaló el lugar. -haz el check in y luego en la sala siete puedes esperar para abordad, el avión despega en unos veinte minutos, buen viaje, el que sigue- dijo toda esa diatriba sin si quiera mirarla.

Serena no pudo ni dar las gracias y la verdad es que todos tenían afán de llegar hacia su destino, así que hizo todo lo indicado compró algunas cositas para comer en el avión, sería un viaje de diecisiete horas más o menos, así que sería algo largo.

Suspiró, lo estaba haciendo, solo faltaban cinco minutos para emprender un viaje hacia lo desconocido  y emocionante, Mykonos ni si quiera era el plan, pero que más daba, ya estaba ahí.

Miró la hora en su celular y hizo lo último que quería hacer antes de partir, enviar algunos mensajes solo por si se preocupaban por ella, sonrió sabiendo que muy probablemente eso no pasaría.

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