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Seiya se mecía una y otra vez sobre el cuerpo de la rubia, era un vaivén lento y suave, no había nada brusco en ese momento, solo eran ellos dos fundiéndose en el más profundo de los amores mientras se explayaban besos por doquier y juramentos que iban más allá del mismo cielo.

La adoración de Seiya hacia su princesa de sueños lunares iba más allá de las delicadas caricias que rozaban la nívea piel de su novia, suaves y delicadas, por que el amaba todo de ella.

Y el amor de serena se notaba en cada caricia en la negra cabellera de su amado y los cruces de miradas lo decían todo a los santos.

Se amarían por siempre.

Suaves gemidos se escapan de ambos mientras llegaban a la cúspide del elixir del placer, para ese entonces ella ya estaba sobre él y mientras movía sus caderas con parcimonia, ambos tocaron las estrellas con la punta de sus dedos y pudieron divisarlas detrás de sus propios ojos.

—te amo— se dijeron al unísono, tan conectados como siempre.

Así empezando una mañana más en Grecia, habían llegado hace un par de días, Amy aún seguía tratando de acostumbrarse al cambio de horario, así que la habían visto poco, pero en primera presentaciones se llevó bien con todos y está en una habitación temporal, por que Seiya y Serena decidieron que esta vez ambos dormirían en la habitación de la rubia, Serena no estuvo dispuesta a dejar ir su balcón con vista al mar y Seiya solo quería complacerla en todo lo que ella quisiera, y al final Amy tomaría la habitación de Seiya que prácticamente ya estaba desocupada.

Solo deberían pagar una habitación y eso era positivo para sus bolsillos.

—buenos días amor— murmuró Serena estirando su cuerpo.

—estos son mis buenos días favoritos— el pelinegro dejó un casto beso sobre los labios rosa de su novia.

—vida mía, recuerdas que hoy voy a cantar, pero te tengo una sorpresa— no lo alargó más. —mis hermanos vendrán, y me parece Justo que así como tú me contaste todo de tu vida yo haga lo mismo— Serens iba a decir algo pero este la interrumpió colocando el dedo índice sobre sus labios. —no tengo súper poderes, ni tengo rayos láser, no soy tan fabuloso como tú—. Ambos rieron. —pero lo haremos sobre la marcha, no te preocupes no es nada grave, nada que nos afecte en la relación.

—te creo, no te preocupes, pero lo que si es importante es que me dejes levantarme de esta cama— Serena río cuando Seiya se lanzó sobre ella haciéndole cosquillas y la rubia suelta de carcajadas, se sentía feliz y tranquila, había dejado ir el peso sobre sus hombros y ahora era como caminar ligera, estaba la situación con su madre pero esperaba que esta también se solucionara pronto.

—está bien— un último beso y ambos tomaron baños por separado, mientras uno estaba en el baño otro tendía la cama, así eran ellos, siempre ayudándose en lo que podían sin que el otro se lo pidiera.

—buenos días— bajaron tomados de mano a la hora del desayuno, Amy se encontraba ahí con ellos, la peli azul se veía alegre y reía con cada cosa, Serena no entendía que tenía la isla que hacía relucir lo mejor de las personas.

—buenos días chicos— saludaron todos mientras se servían los desayunos.

La rubia sonrió, había extrañado esto, el clima, el mar, sus amigos, un suspiro de alivio abandonó sus labios al saber que estaba nuevamente en casa.

Le preguntaron cosas a Amy de su vida, y se alegraban de tener una futura doctora en la casa, bueno cuando ella decidiera retomar estudios.

El siguiente tema fue el concierto de esta noche y todos estaban más felices de los normal por que sabían lo que pasaría.

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