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Serena abrió los ojos lentamente observando con pereza a su al rededor, el sonido suave del ventilador girando en el techo de la habitación la envolvía en cierto letargo que le impedía moverse con rapidez sobre las sábanas palo rosa que cubrían la cómoda cama.

¿Cuánto había dormido? No lo sabía, lo que sí sabía es que había descansado como hace semanas no lo hacía, no había tenido pesadillas y se dio cuenta que de fondo tenía el sonido del oleaje de las playas, podía quedarse ahí toda la vida pero ese no era el plan.

Al observar el reloj de pared se dio cuenta que eran las siete de la noche, habia dormido casi todo el día, pero eso estaba bien, de hecho estaba llevando bien el jet lag, aunque dolía algo su cabeza, quizá era el cambio abrupto de clima o cualquier cosa de su nefasta vida y los sucesos ocurridos anteriormente.

Sin más se estiró totalmente sobre la cama y se levantó arrastrando la maleta para tomar sus cosas y darse un baño, hacia calor además que ya era necesario.

Entró al baño algo curiosa y se dio cuenta que era como el resto de la casa, una tina péqueña color crema, la ducha y el retrete, gabinetes y un espejo.

El agua estaba fría y refrescante, justo lo que necesitaba para espabilarse, se peinó frente al espejo aún si poder creer lo que había hecho, y estaba casi segura que por primera vez había tomado una decisión propia.

Había optado por un vestido blanco, corto y pequeñas mangas, había traído su ropa de verano, pero intuía que necesitaría unas cuantas cosas más, podía darse esos lujos pero también necesitaba trabajar para mantenerse, tenia muchos miedos pero también muchas ganas de vivir.

Al fin se colocó unas sandalias y se animó a salir, el ruido de varias voces y risas la animaron a bajar, observando a algunas en el comedor disfrutando la cena.

-hola, al fin despertaste ¡ven a comer!- Michiru la saludó alegre, serena le devolvió la sonría y tomó el asiento vacío en la gran mesa.

-te llevé la ensalada pero estabas dormidas, no te estaba espiando, dejaste la puerta abierta aclaro- todos rieron ante las palabras de Haruka. -no quise molestarte por qué suponía estabas cansada, y estaba en lo cierto, bien, te presento a la manada. Ella es Michiru, la mujer de mi vida. -ambos se miraron con ojos brillantes antes de que el pelirubio siguiera hablando. -esta de aquí es Setsuna, es como la mamá de todos aquí- señaló a una mujer peliverde.

-ni que estuviera tan vieja- contra atacó indignada.-hola linda, bienvenida.

-sigamos, esta es hotaru, está en su época dark pero es un amor- la mencionada le lanzó un pedazo de pescado y luego saludó a la rubia.

-Ella es kakyuu un tanto reservada pero siempre quiere ayudar a todos- la pelirroja le saludó algo sonrojada, se notaba que era algo tímida y serena le sonrió de vuelta.

-y falta el hombre de la casa, pero aún no llega y no lo voy a esperar por que muero de hambre- serena frunció el entrecejo ante el comentario de Haruka.

-pero tú eres hombre- respondió confundida, todos rieron y Serena quedó aún peor.

-no me confundas con esa raza inferior- respondió en medio de risas, yo soy una chica al igual que todas en esta mesa- respondió Haruka aún riendo.

Serena se puso roja hasta las orejas avergonzada por haberse confundido -lo siento, por favor discúlpame, es que tú apariencia y Michiru.

-no te preocupes, no es la primera vez qué pasa, la gente suele confundirme y Michiru me ama así tal cual y estoy muy agradecida cada día por ello- dejò un beso en el dorso de la mano de su novia que enterneció el corazón de la rubia.

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