Los hijos de la luna

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Benji corría a gran velocidad por el bosque, si bien no conocía las extrañas habilidades de los ninjas para correr por los árboles, si era el corredor más rápido de toda su aldea, además de que gracias a sus años como cazador, correr por este bosque para el era como correr por la más llana de las praderas.

Después de un rato llego a un almacén cercano a la aldea Reida, aquel nombre le parecía gracioso, aún más después de escuchar los motivos detrás del nombre y las tonterías que cuentan las mujeres de la aldea. «"El viento te habla", "Las rocas predicen el futuro" menuda estupidez» Para el cazador era impresionante lo lejos que podía llegar lo que el consideraba "desvaríos de una vieja loca".

Entro al almacén de forma tranquila, porsupuesto no tenía ni el más mínimo interés de estar allí, pero debido a sus circunstancias se veía obligado a estarlo, al entrar, en el centro del abandonado almacén estaba un hombre sentado en una silla, en su regazo una especie de lanza a la cual le sacaba filo constantemente, enfrente del el reconoció a una de sus compañeros, la mujer se mantenía firme y mirando al frente, no parecía perturbada por su presencia.

  —Adelante cazador, te escucharé en un momento. —El hombre fue visible para Benji en cuanto se adentro, sus ojos eran de un azul tan helado que que parecían plateados, era de estatura promedio pero de ancho hombros y ropas extrañas, telas blancas con detalles dorados, bastante holgadas que dejaban partes de su cuerpo al descubierto, su mangas cubrían a la perfección sus brazos pero dejaban descubierto su pecho y abdomen, una corta y ajustada camisa cubría su pecho pero su abdomen quedaba el descubierto, un tanto lo mismo eran sus pantalones, telas holgadas pero que dejaban al descubierto parte de sus muslos. Su complexión era delgada pero lo suficientemente musculosa para saber que era hombre, sus cabellos eran negros su piel morena.

En lo personal, Benji hubiera preferido que la compañera a su lado fuera la que usará ese tipo de ropas, pero en fin, no era su culpa que el que pagará por sus servicios fuera un chiflado.

Con un simple movimiento de mano, la mujer a su lado asintió y continuo con su reporte.— Como le decía lord Profeta, los espías han llegado a la información de en dónde se encuentra la hija del herrero, aparentemente está con la familia de su esposa, en las regiones sin dueño entre el país del fuego y el país de la tierra, desconocemos el lugar exacto pero está lo suficientemente cerca de nuestra base, podríamos tener una gran cantidad de efectivos comenzando su búsqueda muy pronto.

El hombre que se hacía llamar así mismo profeta asintió, se levantó un momento y comenzó a mover su lanza entre sus manos, haciéndola oscilar— Esperemos un día más, le dimos un lapso de tiempo y lo respetaremos.

La mujer asintió pero no hizo gesto de retirarse. Benji no pudo hacer más que intentar réplica la postura de la mujer para su informe.— Ehm... Mi equipo encontró al herrero, viene del oeste... Lo acompañan unos niños y un anciano... —Su visión vagaba por el almacén intentando ver algo en la oscuridad, algo con tal de no ver al peculiar hombre.— Uno de los niños parece tener frío todo el tiempo, el otro parece normal y la chiquilla.. creo que es ciega o algo así, su iris es de un celeste muy claro y no creo haber visto pupilas.

Talvez fue por estar distraído, o talvez porque simplemente su ojo solo estaba entrenando para ver largas distancias y no ver abrumadoras velocidades, pero en un instante, el "Profeta" acortó la distancia de casi 10 metros en lo que parecía ser menos tiempo de lo que a él mismo le tomaba parpadear.

El hombre era uno o dos centímetros más bajo que el, pero aún así no pudo evitar sentirse pequeño al verlo justo frente a el.—  Dime a detalle.. como eran esos niños.

Porsupuesto, Benji canto como un canario.

Casi una hora más tarde, Benji finalmente logro salir del almacén, necesitaba urgentemente un trago para refrescar su garganta así que se dirigió al río y bebió con desesperación.

—Estas bien?

Sin demasiado entusiasmo, el cazador saco su cabeza del agua y dirigió la vista a la mujer detrás de el, aquella que escucho todo su reporte.— Todo lo bien que puedo estar, supongo.

Físicamente se encontraba a la perfección, mentalmente estaba agotado. «Escuchar a ese loquito hablar sobre su preciado "Retorno de la luna" es más cansado de lo que crees» Porsupuesto no hablo en voz alta, está mujer probablemente esté igual de loca que ese "Profeta".

La mujer lo miro un momento, pero después hablo con el mismo rostro serio que mantuvo— No sé si el Profeta tenga razón... Pero algo está por venir... Las mujeres que pueden leer las Rocas lo saben.. y aquellos que escuchan el viento también. Si no crees en esta lucha te recomiendo que te vallas.

O estaba loca, o se quería quedar con toda la plata para ella sola, cualquiera de las respuestas era indiferente, se quedaría donde haya dinero y no había discusión respecto a eso para el.— Gracias por la recomendación... Pero creo que aún me gustaría algo más de dinero en mi cuenta bancaria.

La mirada de la mujer cambio un momento a decepción y después se retiró.

Aquello era una tontería. «¿Cómo es que tantas personas en la aldea se creen esas tonterías?»

Decidiendo que no pensaría más en aquello, comenzó a correr devuelta hacia su equipo, y mientras la velocidad se apoderaba de sus piernas, y sus sigilosos pies evitaban el ruido de las posadas, el viento suplo con fuerzas en su rostro, y entre el sonido del viento cortándose contra su rostro... Algo susurro.

— Ya viene.

Naruto Ojos DoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora