El Retorno (4)

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Las ramas y hoyas secas crujían bajo sus pies, sus uñas rascaban ansiosamente el viejo y curtido cuero de su espada, una espada echa para proteger. El sonido de las ramas fue cambiado por el de la tierra y las rocas mientras llegaba al área del almacén abandonado, un proyecto que inicio como un enorme barquero pero al final la indecisión de los jefes de la aldea había llevado al abandono del mismo.

Sentía como el calor de su cuerpo escapaba al exterior atreves de todas las heridas que había coleccionado hasta ese punto, pero valdría la pena, una vez acabara con el profeta todo habría  valido la pena. La puerta del abandonado lugar se abrió, Kuren esperaba que mas esbirros salieran pero en su lugar el jefe final fue quien hizo aparición.

 -Un movimiento desesperado Herrero. -Dijo el autor proclamado profeta mientras hacia oscilar la lanza en sus manos, preparándose para la batalla.

Kuren respiro profundamente, intentando buscar la fuente de chakra que se le había arrebatado, lo que apenas era un hilillo de energía se filtraba desde sus válvulas, la capacidad de usar chakra ya estaba regresando, pero aun le tomaría tiempo.- Lo mismo digo, sin tus guardias no hay mucho que puedas hacer.

Un resoplido que casi sonó como una risa salió de sus labios, la punta de su lanza se enterró frente a el, dejando su arma clavada en el suelo.- Tienes razón, pero mi fuerza no viene de mis guardias ni de mis músculos. -Cruzo sus brazos frente a si mismo en "X".- Mi fuerza viene de la madre luna. Puerta de la apertura... Abierta.

Kuren reconoció al instante cual era aquel jutsu, todos los ninjas de Kirigakure habían escuchado de el, el jutsu del hombre que derroto a los 7 espadachines de la niebla, el orgullo del país. El jutsu del nombrado "Demonio Verde De Konoha", y en el momento en que esa información se acento en su cabeza, el hombre frente a el desapareció.



Hace mucho que Jiraiya había aceptado que toda su vida fue un fracaso, hay hombres que nacían para triunfar y tenia muy claro que el no era uno de ellos.  Aun con ello se prometió una y otra vez que protegería a su ahijado,  si había una excepción en su vida tenia que ser el,  es por ello, que mientras escuchaba lo que había ocurrido de voz de uno de sus estudiantes no pudo evitar que su estomago se hiciera un puño. 

 Poco después de que lentamente el chakra comenzara a recorrer su sistema de nueva cuenta,  su pelinegro alumno apareció frente a el dando un informe rápido de lo ocurrido con el resto, dio una disculpa interna al albino mientras se dirigían hacia lo que creían era la base principal del enemigo, la prioridad eran sus alumnos y después de lo que ocurrió allí no se volvería a separar de ellos. 

<<Teníamos un plan... En que momento se deformo tanto?>> Si bien el plan original si implicaba separarse, la idea era que los veteranos se dirigieran a atacar la base principal esperando que el grueso de las fuerzas los atacara a ellos, si bien tenían en cuenta la posibilidad de que el enemigo intentara tomar a los niños como rehenes, no veia posible que aficionados como aquellos fueran capaces de vencer a sus chicos, no mientras se mantuvieran unidos, algo que no paso...

Pero no había motivos para seguir pensando en aquello por ahora, debia adaptarse, salvar a la Hyuga y encontrar a su ahijado, eso era lo único que debía preocuparle por ahora. Y con ello inyecto todo el chakra que pudo en sus piernas y acelero. 



Cada una de sus fibras musculares le pedían clemencia con cada movimiento, mientras las ingentes cantidades de chakra llegaban a el como una fiera tormenta, sus músculos se desgarraban y tensaban con cada movimiento, sujetar aquel poder era como sostener una cuerda que no para de desgarrar tus manos, era un dolor constante, uno que exigía ser soltado, pero que debía de mantenerse. Aquel poder solo podía ser llevado hasta el limite por un cuerpo como el suyo, y mientras el acero de su lanza chocaba con el acero del herrero, decidió pasar al siguiente escalón.- Puerta del descanso.. Abierta. -Henchido en poder, el mero echo de estar vivo era embriagador, aquel era el poder de la madre luna, aquel era el poder de su diosa. 

Lanzo tres estocadas que para el ojo humano fueron mas manchones de luz pura, y aun asi, en un solo movimiento serpentino, los golpes fueron desviados, mientras sus movimientos eran una tempestad, los de el herrero eran el cause del rio, suaves y gráciles, letales a la par que naturales, la diferencia de experiencia era evidente, pero no determinante.

 -Puerta de la vida... Abierta.

Si el hombre frente a el se sorprendió no lo noto, su rostro tenia mas semejanza a una piedra que a un rostro humano en si, el nivel del intercambio aumento a la par que la desesperación por acabar el combate también lo hacia. La habilidad especial de su lanza le permite sentir la presencia de todos los que han sido heridos por la misma, es por ello que sentía como Kana aun seguía enfrascada en un combate lejos de allí, sentía como la mayoría de los efectivos que había llevado a aquella aldea ya habían perecido, y de igual manera, sentía como aquel niño que se suponía, había muerto, se acercaba a una velocidad aterradora.

Las chispas iluminaban brevemente en claro tras cada choque de armas, la ferocidad y brutalidad de sus golpes le iban ganando de a poco el territorio al herrero, pero a pesar de ello, no era suficiente.- Puerta del dolor....

 -Apertura... -Durante la fracción de segundo que le dio de respiro al herrero, este lanzo un tajo cullo único objetivo parecía ser el aire, pues la distancia era demasiada para alcanzarle...  entonces... ¿Por qué sentía aquel cálido liquido escarlata correr por su pecho?.

El profeta intento re incorporarse, pero la floritura de su danza ya había sido interrumpida, una poderosa patada se filtro entre su guardia impactando en su abdomen, el aire abandono sus pulmones, como pudo se aferro a los vestigios de aquel poder que le llenaba, y de alguna manera que escaba de su imaginación, logro cubrirse de los posteriores tajos del arma. mas sin embargo, aquella abominable fuerza abandono su cuerpo, obligándolo a caer de espaldas.

-Que técnica... Tan aterradora... -Entre jadeos, Kuren se alzó como el vencedor,  el vaho de su cuerpo era visible  gracias a la escasa luz que la luna dejaba caer sobre ellos, una serie de heridas nuevas adornaba n su piel, heridas que el profeta nunca dio cuenta de haber causado.- Ultimas palabras...

Mientras el herrero alzaba la hoja de su arma como se del hacha de un verdugo se tratara, aquel que se hacia llamar profeta no pude evitar resoplar con gracia.- La luna brinda luz a unos cuantos, pero el sol... el sol quema a todos por igual...

Kuren no entendió esas palabras, o al menos no lo hizo hasta que aquellas gotas carmesí mancharon el rostro del hombre frente a el, hasta que su mirada dio con el origen de aquella sangre, hasta que el repugnante chakra lleno el lugar, hasta que vio aquella pequeña mano sobre salir de su pecho.


De alguna forma Hinata se las había arreglado para ponerse de pie, tras cada paso sus rodillas temblaban como si fueran a ceder en aquel momento, su cuerpo le pedía a gritos un descanso, pero no podía permitírselo, si iba a vengar a su amado, debía de salir primero de allí, y con ello en mente, dejo caer su cuerpo sobre la puerta frente a ella, aquel pequeño esfuerzo se sintió como si hubiera saltado un gran barranco, y la satisfacción del logro fue sin duda alguna equiparable a ello, y con un ultimo esfuerzo, abrió aquella ultima puerta. Lo hizo con miedo, miedo por lo que encontraría del otro lado, miedo porque lo que sonaba como una batalla se había detenido poco antes, miedo por no ser capaz de ver el resultado del enfrentamiento, pero lo fue, y las ultimas palabras que el profeta la había dicho retumbaron en su memoria.

La estela de chakra que el Profeta dejaba en su huida no fue relevante para ella, los girones de sangre por el suelo y la repugnante sensación de aquel chakra tampoco lo fue, ni siquiera fue la imagen de su amado con vida atravesando el cuerpo del amable herrero que les solicitó ayuda, lo que realmente la sorprendió, lo que la aterrorizo, fue la expresión de aquel niño que tanto había amado, aquella expresión... de pura satisfacción.

Sin saber como procesar aquello, su pequeño cuerpo cayo sentada en el suelo, la aterradora y abrumadora presencia llenaba el lugar y de alguna manera, aquel nombre se filtro por sus labios en algo que apenas y era un susurro.- ...Naruto?



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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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