2.

851 92 21
                                    


La noche iba cayendo, y cada vez iba faltando menos para la hora de la famosa carrera. Tom se encontraba aferrado a Ria, su "novia" (si queríamos decirlo así). Ellos parecían ser el standard de ahora ya que ambos eran los más lindos de la universidad, eran la envidia de todos.

Su grupo de amigos y él estaban en un bar, esperando la hora para poder comenzar la carrera.

A Tom nunca le importó eso de "ir a tomar", solo lo hacía para cumplir con un modelo social que estaba implementado en la vida de "ser alguien popular" para la sociedad. Se podía decir que su vida era un tanto monótona y aburrida. Nunca se había enamorado verdaderamente, su relación más larga se podía básicamente contar con los dedos de la mano. Es por ello, que a Tom nunca pareció importarle como tratar a una chica o como hacerla sentir amada, porque él mismo sabía que todas sus relaciones amorosas sólo fueron gracias a su tremenda apariencia y por las hormonas de un joven adulto regular.

Tampoco es como que a Tom le importara esto, le gustaba la atención que recibía solo por el hecho de ser alguien apuesto, tampoco le interesaba la idea de construir una relación seria, con regalos y aquellas cosas caras las cuales Tom nunca le vió sentido alguno.

- Oh vamos, ¿no vas a tomar nada?- Se burló Georg mientras golpeaba el hombro del corredor.

- ¿Eres idiota? No puedo correr estando ebrio.- Tom respondió como si fuera una obviedad, que generó una risa sonora en el otro.

- Tom, tu sabes que eres el mejor corredor de aquí, ¿por que te rebajas tanto amigo?-

- Como si tuvieras mucha competencia para perder además.- Agregó Sparky para terminar de reírse con Georg.

- No sabría decirte con claridad igual, nunca vine aquí.- Haciendo referencia al entorno, que era un tanto más peligroso que donde Tom generalmente practicaba.

Ria se acercó a él para hacerle un gesto, pidiendole de su atención. - Sabes que tu y tu auto hacen milagros.- Y entonces colocó una de las manos del mayor en su muslo, indicandole lo que necesitaba. Tom sonrió de ambos costados y se sintió prendido apenas la chica habló.

Se notaba con claridad que Tom era un chico hormonal, y tampoco nunca le faltaba alguna chica que quisiera cumplir con esos requisitos, siempre había alguien esperandolo para tener relaciones con él, y más de una vez le ha hecho favores a profesores con el único objetivo de aprobar la materia sin tener que estudiar. En conclusión, a Tom le encantaba tomar provecho de su belleza.

Entonces, luego de que Ria hablara, Tom la cogió de la muñeca y la arrastró a los baños públicos para saber dios que.





Bill

Mientras tanto, el otro chico, se encontraba durmiendo sonoramente en su casa, como si no tuviera ninguna obligación más. A su lado, se encontraba Natalie, abrazándolo por detrás mientras mantenía los ojos cerrados igualmente.

La relación de Nat y Bill no era algo normal, eran los más cariñosos del mundo, pero de alguna forma tenían que pretender ser pareja. La chica era lesbiana, pero a sus padres nunca les gustaría saber que a su hija le gustan las mujeres. Lo mismo sucedía con Bill, el cual era gay, pero esto solamente lo sabían sus amigos, su familia nunca se podría enterar de esto. Podrían sospecharlo por la forma en la que Bill se viste, pero para opacar esto, un día presentó a Natalie como novia, y desde ahí hasta el día de hoy, continúan fingiendo. 

Si bien ambos intentan mantener relaciones verdaderas, ambos siempre vuelven al otro cuando algo no sale bien. Sabían cada detalle del otro y no había cosa que se escondieran entre ellos. Si fueran heterosexuales, seguro serían la mejor pareja.

corredores | TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora